Capítulo XXXX - Extra Clutter

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¿Te gustan mis galletas? Son especialmente para ti. Con un poco de azúcar y algo de veneno también.

...

El príncipe del Oeste hizo buen uso de su desarrollado olfato para buscar a ese sujeto. Quien quiso pasarse de listo y estafarlo. ¡Menos mal que se dio cuenta a tiempo! ¡Sabía que era demasiado bueno en ese juego!

─ ¡Maldito tramposo! ─ Inuyasha lo maldijo entre dientes mientras buscaba separar ese olor en particular de los demás.

─ Oh no... no me digas que lo volvió hacer.─   Un comerciante mayor negó con la cabeza.  ─ Pero sólo unos pobres tontos caen en esos juegos sucios.

─ ¿Sabes quien es él?─  Su esposa le susurró al oído.

El hombre quedó congelado, y puede que con esfuerzo sus ojos se hayan salido de sus cuencas. Su esposa acababa de revelarle quien era el muchacho frente a él.

─ Le diré donde puede encontrar al bandido de Miroku, su alteza. ─  Se ofreció de inmediato, con tal de salvar su trasero.

...

El hombre guió a Inuyasha por un sendero fuera de la aldea, hasta cierto punto, le indicó hacia dónde tenía que ir. Menos mal que Inuyasha contaba con su olfato que lo ayudaría de ahí en adelante, que si fuera por guiarse de otra forma, acabaría perdido.

Comprendía la importancia de prestar atención en sus clases.

Pero ahora estaba concentrado en seguir los pasos del estafador presuntamente llamado Miroku.
Debía de admitir que era mucho más sencillo ya que habían menos olores transcurriendo por ese camino.

Corrió casi a cuatro patas hasta llegar a un gran terreno, una casa enorme con niños jugando afuera.
Notó que la cerca, que de altura le llegaba hasta el pecho, estaba protegida con talismanes de letra inentendibles. Toco la madera con cuidado. Nada le pasó. Entonces, de un solo saltó ya estaba dentro.

...

─ Ya estoy listo. ─ Una voz anunció, melodiosa, lo era.

Oculto detrás de un biombo, y del otro lado, su amo estaba a la espera. Ansioso por ver el resultado.

Sesshomaru había dicho que era una sorpresa, entonces, la curiosidad estaba ahí también.

Lentamente salió a la vista, arrastrando por el suelo las telas, de estampados coloridos. Inu No Taisho casi casi queda sin aliento. Pudo darse cuenta que había pasado mucho tiempo desde la última vez que Sesshomaru se había puesto uno de sus vestidos.

─ No tuve oportunidad de ponerme este, hasta ahora. ─ fue su explicación. ─ ¿Cómo me veo? ─ dio una ligera vuelta sobre si mismo, con tal de exponer su apariencia.

─ Hermoso... como siempre.

Inu No Taisho estaba completamente satisfecho.

Cuando estuvieron frente a frente, no necesitaron demasiadas palabras. El mayor sostuvo ese rostro entre sus manos. Tibio, cálido. Especialmente con ese rubor natural en sus mejillas.

...

Los niños dejaron de jugar en cuanto notaron al extraño invasor en su jardín.

─ ¡Mocosos, estoy buscando a Miroku! ¿Él vive aquí no es cierto? ─ Inuyasha no tenía tiempo en presentarse ni mucho menos ser amable en esos momentos.

─ ¿Al hermano mayor? ─ Susurró uno.

─ ¡Vamos a llamarlo! ─ gritó otro.

─ ¡Maestro! ─ los demás huyeron despavoridos detrás de los mayores.

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