Capitulo XXXXV

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¿Pero eres más inteligente que yo ahora?
Eres el príncipe del jardín de juegos.
Pequeño niño analfabeto.

. . .

Inuyasha quedó paralizado como una mosca atrapada en una telaraña. Y con la araña ya encima de él.

Gracias al cielo no tardó en darse cuenta que Sesshomaru no buscaba atacarlo o algo por el estilo. Había dejado de forcejear una vez que encontró lo que buscaba. ¿Un abrazo? Bastante inesperado o más bien increíble por parte de alguien como el mayor.

La respiración del joven demonio pronto encontró la tranquilidad cuando su nariz se pegó a la prenda del medio humano.

─ ¡Oh! ─ Inuyasha abrió su boca de la impresión por la iluminación mental que acababa de descubrir.

Que satisfactorio encontraba poder entender de él por qué de las cosas. Como si todo ahora encajara.
¡Que estúpido, como no se dio cuenta antes!

─ Sesshomaru detectó el aroma que nuestro padre impregnó ese día y aun se puede sentir... esta reacción ¡Es por que lo extraña! Eso explica por qué insistió tanto en saber... cuando regresará. Ahora lo entiendo todo.

No necesitó aplicar demasiada fuerza para poder sentarse aun con el suave peso de su hermano.
Ahora todos esos pensamientos confusos habían sido reemplazados por el sentimiento de empatia.

Sesshomaru se encontraba vulnerable, así que no era para nada extraño que sintiera la necesidad de estar con su padre. Como reaccionaria cualquier cachorro.

¿Verdad?

Inuyasha dejó que su hermano descansará prácticamente en su hombro. Era la primera vez que sentía a su hermano tan tan de cerca. Incluso cuando tenia esos horribles ataques de pánico, no dejaba acercarse demasiado. Como tampoco nunca había correspondido a ningún abrazo. No alguno que recordara en este momento tan cálido.

Familiar.

Sesshomaru despertó de golpe. Su primera reacción fue caer sentado alejándose de Inuyasha, de forma despectiva. Cuya reacción fue ignorada por el príncipe, o más bien la tomó como normal. Comprendía que Sesshomaru se sintiera avergonzado.

Y el rubor en su rostro le daban la razón.

─ ¿Estás bien? Oye, no pasa nada. No hay de que avergonzarse. Cuando era más joven, también extrañaba mucho a papá cuando se iba hacer sus cosas. Pasaba mucho tiempo afuera... oler su aroma en sus prendas me ayudaba mucho a sentirlo cerca. Eso es exactamente lo que está pasando aquí. ─ Inuyasha continuó con su explicación. Como al mismo tiempo, tuvo La magnifica idea de entregarle su haori a Sesshomaru.

A veces, no hablar es una buena forma de mentir sin necesidad de hacerlo.

...

Por suerte pudieron retomar el itinerario del día sin otra interrupción.

Aunque Sesshomaru se negó aceptar aquel haori, terminó cediendo ante la insistencia. Entonces, lo llevó puesto por el resto de la noche, abrazándose a sí mismo.

Por supuesto Inuyasha no aceptaría que su hermano durmiera en otra habitación donde no pudiera vigilarlo.

Parecía que los roles de hermano mayor y menor se habían intercambiado. Era culposo reconocer que Inuyasha se sentía algo orgulloso al respecto. Que Sesshomaru confiara en él.
Sin importar que tan extraño se había vuelto su vida desde que el mayor había regresado, haría lo que fuera por él.

Sesshomaru podría estar a cargo de todo mientras su padre estuviera ausente. Sin embargo, aún necesitaba alguien que lo protegiera, y ese alguien era Inuyasha, sin dudas. Sin dudas. Tendría que ser fuerte para los dos.

• El Cruel Príncipe Del Oeste •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora