Olas de placer revuelven mi cuerpo. Su mirada apoya sabrosamente a sentirme cada vez más cerca de perder la compostura. Baris introduce la punta de su lengua, volviéndome loca, castigándome, devorándome.
Una sensación deliciosa en mi cuerpo me indica que estoy a punto de correrme. Enzo levanta una ceja retándome. Incluso una media sonrisa sale de sus labios al sentir el gemido más alto que he soltado hoy.
Estoy a punto de...
Me separo de Baris, dejándolo completamente aturdido. No se esperaba esto.
—Lo siento cariño, soy impredecible ―expreso mientras tomo veloz el teléfono y cuelgo la video llamada—. Tal vez la próxima vez sí merezcas más.
Me iba a poner la braga, pero se me ocurrió algo mejor.
―Toma —se la entrego en sus manos―, por daños y prejuicios.
Salgo del baño veloz. Eileen me alcanza.
—Hugo me ha preguntado por ti ―dice―, le he inventado que te sentías mal y tuviste que ir al baño.
Me concentro en Baris, su cara da miedo. Pasa por mi lado, fulminándome con la mirada y metiéndose al bolsillo la braga.
—Gracias ―le digo a Eileen-. Te pago tu ayuda con una salida al club.
―No gracias —expone―. Con tus simples gracias me conformo.
Otra más al estilo Keira Buckett. No sé cómo no se aburren de semejante vida. Mira que les doy tips para revitalizar el cuerpo, pero me ignoran.
¡Pido un hombre, de esos que te mojan hasta las bragas con solo hablarte para ellas también!.
Nunca subestimes a una diosa, ella puede resistirse a lo que sea -le tecleo en un mensaje.
Eso demostraste hoy, sin embargo aún no has llegado a tu punto limitante. ¡Buena suerte!.
Guardo el teléfono, con cierto nivel de rareza apoderándose de mí. Opto por ignorarlo y seguir trabajando.
—Hay algún alma maligna que se apoderó del cuerpo de mi amiga ―comento mientras me meto de lleno en su departamento. Pongo las bolsas sobre el sofá.
Traje ropa de mi casa. Keira le hace estragos a la moda.
―Mi amiga, la tía de antes, no le gustaba ir de fiestas ―expongo mientras voy a la cocina a buscar algo de comer. Con la prisa, de pasar por mi casa antes de venir, me brinqué la cena―. Te lo informo, porque si eres una intrusa, te voy a descubrir —bromeo.
Ella rodea los ojos y se lanza sobre su sofá.
—Tengo una deuda con alguien y la devuelvo visitando el jodido club esta noche —expone.
Con total confianza, agarro un trozo razonable de pizza y me incorporo a su lado.
—Ese alguien se apellida Stone —inquiero antes de darle una enorme mordida a la pizza.
—No. Es Liam, su amigo.
—No solo es tu jefe, también con el amigo. Que glotona me has salido.
Rodea los ojos y yo río.
―Hablé con Enzo hoy ―expresa cambiando el tema.
Me hago la que no me interesa y sigo disfrutando de la exquisita pizza.
—No te hagas la que te importa una mierda, que te conozco ―sentencia-. Quiere verte.
―Yo quiero un Ferrari y no puedo tenerlo. Todo lo que se quiere no se puede tener -manifiesto.
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Mi loca perdición
RomanceMi loca perdición, es el libro de Andrea, no lo agregué como otra parte de Inmunes, porque esta historia sería independiente. Sé que los que hay leído Inmunes, esperan con ansias también este libro. De Andrea pueden saber, que es una mujer extrove...