Hoy por fin era viernes. Se celebraba el cumpleaños de Gabi, la nueva integrante al grupo que por años había sido compuesto por dos personajes, Keira y yo.
Hoy, evidentemente me tocaba trabajar. Así que no me queda otro remedio que dirigirme específicamente a Hugo y plantearle mi situación. El día de hoy sería descontado de mi salario, además de que tenía que sobrecumplir la jornada laboral los próximos días.
Destacar que Hugo es el mejor jefe que puede haber, es por ello que nunca me esforcé a buscar otras opciones de empleo.
Hugo tenía muy buena relación con mi abuela y sobre ella les informaré más adelante. Gracias a eso empecé a trabajar aquí. Por el cariño que le tenía a mi abuela y por el que me iba cogiendo a mí es que me empezó a aguantar todas mis malcriadeces.
Jamás ese hombre me ha mirado con ojos de otra forma que no sea como hija. Nunca se ha metido conmigo, ni me ha insinuado nada. No miento cuando digo que Hugo es un buen hombre.
¡Ahora sí! ¡Hoy toca fiesta! ¡Mi cuerpo ya lo percibe!
Nos bajamos frente a la casa de Gabi.
—Madre mía —exclamo al encontrarme semejante belleza de casa frente a mis ojos—. ¿Acaso es la casa del presidente? —Keira se ríe ante mi comentario.
—No me dijo. Aunque creo que no se le olvidaría contarme ese detalle —declara mi mejor amiga.
La casa era una pasada. Las personas que aquí viven deben sudar billetes verdes, excepto Gabi, que la conocí y más sencilla no puede ser. Aún no podemos observar detalladamente porque estamos frente a una enorme reja negra que separa la propiedad de la calle. Custodiando la entrada habían tres hombres vestidos con traje.
Mi cuerpo me alerta. Sirven para comer. Sin embargo, no me dio tiempo a mostrar mis intenciones pues Keira habla.
—Buenas tardes señoritas —dice el del medio.
—Buenas tardes —respondemos casi al unísono.
—Sus nombres por favor —continúa el bombón cubierto por un papel conocido como "traje".
—Keira y Andrea —responde mi amiga nuevamente.
—Bienvenidas señoritas —le hace una seña a otro hombre para que abra la reja.
Al pasar por el lado de él le guiño un ojo. El tipo con toda la rectitud del mundo, igualmente se me queda mirando.
El camino a la mansión estaba rodeado por pinos. Me quedo mirando el ambiente. Nos encontramos frente a frente con una fuente en forma de ángel detallada en mármol.
Humildemente hablando, esta casa si no es el Paraíso le está tocando cerca.
Llegamos a la puerta principal de la mansión. Keira decide enviarle un mensaje a Gabriela y a los instantes de abre la puerta.
—Ya están aquí —expresa emocionada, como si estuviera celebrando su cumpleaños quince.
Aunque en mi caso particular, ese fue una mierda.
—Nuevamente feliz cumpleaños —comenta Keira mientras la abraza.
—Gracias a las dos. Ya no hay quien me separe de ustedes —responde Gabi.
—Feliz cumpleaños bella —expreso mientras llega otro abrazo de su parte.
—Aquí está nuestro regalo —le extendemos un cuadro envuelto en papel de regalo con un moño rosa encima.
—No sabíamos que regalarte —confiesa Keira.
Detrás de la expresión de que no teníamos que regalarle nada, razga la envoltura del regalo con curiosidad.
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Mi loca perdición
RomanceMi loca perdición, es el libro de Andrea, no lo agregué como otra parte de Inmunes, porque esta historia sería independiente. Sé que los que hay leído Inmunes, esperan con ansias también este libro. De Andrea pueden saber, que es una mujer extrove...