"¿Por qué no me tenéis miedo?
¿Por qué os preocupáis por mí?"
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Una niña entrenada para matar desde que nació es enviada en una misión para derrotar a los Volturi, pero no se atreve a h...
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Despertar en una cama vacía y la falta de almas gemelas no es exactamente ideal, especialmente después de creer que todavía estaban allí hasta que abrí los ojos.
Sin embargo, a regañadientes me obligo a salir de la cama y entrar al baño. Cuando termino, el desayuno está esperando en mi escritorio. Me siento y como la fruta fresca y las tostadas francesas lentamente, tratando de pensar en algo que pueda hacer hoy.
Todos los guardias están ocupados, así que realmente no tengo a nadie con quien pasar las próximas horas. Alec y Santiago definitivamente están ocupados en la corte con los reyes y Heidi se fue de viaje hace unos días.
Podría seguir leyendo todos los libros de mi estantería, pero la idea de leer me parece aburrida en este momento.
Mastico una fresa y hojeo las infinitas cosas que puedo hacer, pero todas suenan poco atractivas. La única idea que no suena horrible es salir, pero cuando giro la cabeza para mirar por la ventana, hay una gran nube oscura que se cierne afuera, la lluvia cae y los relámpagos caen en la distancia.
Gimo y como otra fresa. Es tan increíblemente aburrido cuando los reyes se van, y ahora ni siquiera puedo salir.
Cuando termino mi desayuno, me dirijo a mi guardarropa y me visto y me peino. Trato de tomarme mi tiempo y concentrarme en otra cosa que no sea mi aburrimiento inminente, pero cuando finalmente termino, solo han pasado quince minutos.
Suspiro pesadamente y lanzo mi cuerpo sobre la cama, lo más probable es que me haya desordenado el cabello, pero no me importa. Miro el mural en el techo y juego con mis dedos.
Me pongo a pensar en los reyes y la noche anterior y lo perfecta que fue. El atardecer, ellos. La pasé de maravilla ayer, desde la mayor parte de la mañana hasta bien entrada la noche. Y pensar que todo se debió más o menos a una discusión que tuve con Caius, o tal vez debería estar agradeciendo a las mazmorras por obligarme a ir a verlos.
Y ahora empiezo a pensar en las mazmorras, la amable mujer guardia, el cuerpo que cuelga de la pared, la sangre que cae en cascada sobre el suelo de piedra, y Christopher.
La conversación que tuvimos juega en mi mente y lo que estaba a punto de decir antes de que me arrastraran.
Me siento y me paso las manos por el pelo. Estoy sola otra vez, como lo estaba la mañana que me escapé para ir a las mazmorras. Los reyes y sus guardias están ocupados, como lo estaban ese día.
¿Qué pasaría si volviera y le pregunto a Christopher qué iba a decir?
Se siente como un impulso del que necesito deshacerme, y la única forma de deshacerme de él es actuar en consecuencia. Pero la última vez que escuché este impulso tuve una discusión con Caius. ¿Quiero eso otra vez? No lo sé, pero ¿me atrapará esta vez? Me descubrirían después de que Aro volviera a leer mis pensamientos, pero al menos entonces sabría lo que Christopher me iba a decir y nunca tendría que volver a bajar a las mazmorras.
