"¿Por qué no me tenéis miedo?
¿Por qué os preocupáis por mí?"
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Una niña entrenada para matar desde que nació es enviada en una misión para derrotar a los Volturi, pero no se atreve a h...
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Sienna mira la pared de azulejos, el aroma de lavanda llena sus fosas nasales y relaja sus músculos.
El agua tibia envolvió su cuerpo mientras yacía en la lujosa bañera, su mano recorre la superficie, haciendo que se formen ondas bajo su suave toque. Gotas de agua cayeron de las puntas de su cabello mojado sobre su rostro.
Después de regresar a su habitación, se quedó dormida durante unas horas y se despertó, decidiendo rápidamente que debía bañarse. Tan pronto como entró en el baño tibio, se relajó y finalmente pudo pensar en todo lo que había sucedido.
Primero, su misión había fallado y ahora estaba atrapada dentro de un castillo lleno de vampiros difíciles de matar, quienes retenían varios tipos de dones y no tenía idea de cuándo se iría o si lo haría.
En segundo lugar, supuestamente estaba unida a tres hombres, a quienes fue enviada a masacrar. No sabía cómo sentirse, no creía que estuviera 'unida' a ellos pero al mismo tiempo, ciertas cosas la llevaban a creer que realmente era su alma gemela.
En tercer lugar, no tiene ni idea de adónde fueron sus cosas. Cada posesión que tenía desapareció con la ropa que vestía cuando entró al castillo. Su teléfono, cuchillo, mucho dinero y su atuendo favorito. Tal vez preguntaría al respecto la próxima vez que viera a alguien, pero no esperaba que nadie le dijera nada.
El agua comenzó a enfriarse, Sienna hace una mueca y se empuja fuera del agua, dejando que gotee fuera de su cuerpo antes de salir, agarra una toalla y se la envuelve.
Vuelve a meter la mano en el agua fría y tira del tapón, observando cómo el agua se tira por el desagüe. Lo único que quedaba en la bañera blanca era jabón espumoso que olía a lavanda.
Se pone de pie y baja con cautela los dos escalones que estaban frente a la bañera, tratando desesperadamente de no resbalar. Afortunadamente, ella logra bajar los escalones con un suspiro de alivio.
El agua continúa goteando por su cuerpo mientras camina por el baño, se detiene frente al gran espejo que se colocó sobre el largo mostrador.
Mechones de cabello rojo caían sueltos sobre su rostro, los aparta y se peina hacia atrás con los dedos. Mientras se para frente al vidrio reflectante, sus ojos captan la gran cicatriz que estaba incrustada en su hombro izquierdo, era la única que era tan grande o notoria.
Había recibido la cicatriz cuando tenía 13 años, le había ido mal en una pelea ese día en particular y logró que las cuchillas afiladas del oponente la cortaran justo después de que comenzara la pelea, había muerto poco después, pero no antes de que le hiciera un gran corte colocado sobre su hombro.
Esto fue antes de que perfeccionara sus habilidades curativas, pudo curar la herida, pero no completamente, lo que resultó en la cicatriz. Miró la herida descolorida como un signo de debilidad y frunce el rostro con disgusto cada vez que la ve.
