El sonido de mi móvil vibrando con la melodía de Caramelo Remix despierta sobresaltada a Sandra, haciendo que abra los ojos de golpe. El corazón le late deprisa por el susto y remolonea un poco sobre las sábanas rezando para que Pablo cuelgue. Él mismo se puso esa melodía en el teléfono de su mejor amiga para que supiese en cuanto escuchase la entrada de Myke Towers que era el mismísimo Gavi quien le llamaba.
El sonido no cesa y se retuerce en el colchón para coger el teléfono y descolgarlo con los ojos cerrados.
-Son las...- Se aleja el móvil y mira la pantalla que se ilumina marcando las 5:08 de la mañana de un jueves. -...Cinco de la mañana, espero que merezca la pena tu llamada y no sea una broma de las tuyas.
-Sandra... E-estoy muy bo-borracho.- A Pablo le cuesta pronunciar cada letra como si estuviese hablando en otro idioma y tuviese que procesarlo antes de decirlo. El acento se le marca de manera notable y sumado a la escasa pronunciación, Sandra tiene que hacer el esfuerzo para despertar del todo y poder entenderle.
La morena suspira apretando los ojos dándose cuenta de lo que se le viene encima. Que Pablo le llame borracho es nuevo para él y para ella. De manera que se va levantando de la cama muy a su pesar y le pregunta.
-¿Donde estás?
-En la calle.- Dice con una risita final. Sandra ríe bajito porque es algo que diría Pablo borracho.
-No me jodas, ¿Pero en qué calle?- Escucha jaleo a través del teléfono y teme lo peor. -¿Has salido de fiesta un jueves teniendo clase y entreno mañana?- Le regaña sin éxito a la larga, pues mañana Gavi ni sé acordará.
Hace malabares con el móvil para vestirse escuchando a Pablo. Está medio dormida cuando se pone los pantalones anchos por encima de los cortos del pijama y la camiseta ancha es tapada por una sudadera el doble de grande.
-Puede...- Le vacila con una sonrisa que borra al notar una arcada. Sandra gime preocupada. -Creo que estoy en...- Piensa demasiado donde está, mira a los dos lados de la calle y frunce la boca al no reconocer el sitio. Le cuesta decirle la dirección pero consigue buscar entre su mente la ubicación donde ha salido con su mejor amigo. -En el sitio donde celebraste tus 17… sí, eso.- Acierta a decir.
Un escalofrío le recorre el cuerpo. Lo recuerda, han pasado casi cinco años de esa fiesta y sabe cuál es la calle a la perfección, como no va a saber el sitio que marcó su vida para siempre. No quiere ir. No quiere acercarse a esas calles pero sabe que Pablo la necesita y no tiene otra opción. Está lejos el sitio. Muy lejos. Tiene que coger el coche sí o sí para llegar. Y otro punto negativo es que no le gusta conducir, y muy a su pesar le va a tocar hacerlo. Pablo lo sabe. Sabe que odia el coche.
-Voy a ir en coche.- Dice Sandra cogiendo las llaves que tienen hasta polvo sobre la mesita de la entrada. -Pablo, escucha.- Le reclama al escuchar mucho jaleo y a su querido amigo hablar con otras personas balbuceando. -¿Con quién estás?
-Estoy acompañado.- Le responde Gavi girando el cuello para cerciorarse de que Pedri sigue comiéndose la boca con la chica que acaba de conocer. -Ven rápido que quiero morirme.
Asiente rápido y sale hacia el ascensor con zancadas grandes consiguiendo que el pie se le tuerza por andar tan rápido con las chanclas. Se le ha olvidado lo más importante para conducir. Un buen calzado. Espera que no haya policía y le multen por llevar chanclas porque es lo que le faltaba.
-Llego lo antes posible.- Y cuelga guardando el teléfono en el bolsillo de la sudadera.
Se para al llegar a la puerta del conductor y calma su respiración acelerada no por correr si no por estar a punto de subirse al coche. Tiene el estómago apretado y siente dolor con cada respiración.