No todo es tan bonito muchas veces
El viaje en coche se hace corto.
Con Pedri centrado en conducir siguiendo las indicaciones que le da el móvil de la morena, con Sandra tirada en el asiento del copiloto con los ojos cerrados y el rostro más relajado que nunca y con Gavi mirando por la ventanilla con la mente en blanco sin querer darle más vueltas a la situación que acaban de vivir.
Es Gavi quien despierta a su mejor amiga cuando el coche frena delante de un bloque de pisos. Se deja mover como una muñeca de trapo porque no tiene fuerzas suficientes como para mantenerse en pie sin un apoyo fijo como lo es Pablo, que la ayuda en todo. Pero si tiene fuerzas para seguir hablando o más bien para pelear con Pedri. Él la sigue con la mirada y siente algo de pena al verla tan débil y tan mal acostada sobre su mejor amigo pero ese sentimiento se evapora al escuchar su voz dura dirigiéndose a él.
-¿Qué pasa, no tienes casa?- La mirada de soslayo que le echa Sandra al pasar a su lado en la entrada de la casa no pasa desapercibida para Pedri, que está empezando a cansarse de la situación del tira y afloja.
-Ni casa ni coche así que me quedo aquí.- Contesta obvio con retintín ganándose un suspiro fuerte por parte de Gavi al ver como sus dos mejores amigos se han caído mal. Él tenía otros planes para ellos pero se están viendo truncados por sus actitudes de mierda.
Sandra ni se inmuta ante las palabras. Fría como su mirada le contesta.
-Por la cara, pero tú quién te has creído que eres. Te pillas un taxi y te largas de mi casa.- Eleva el tono de voz dirigiéndole una mirada tensa.
-Casi nos matas antes, te recuerdo. Tengo derecho creo qué a hablar, gracias a mi seguimos vivos. Y aún no he escuchado un gracias por tu parte.- Pedri no se achanta y le planta la verdad a la cara buscando que rectifique.
Sandra se lleva las manos a la cabeza al sentir unas punzadas y cierra los ojos momentáneamente antes de acercarse dos pasos hacia el cuerpo del moreno. Levanta la barbilla y se enfrenta a él.
-Fuera, no te lo vuelvo a repetir.
-No.- Contesta simple.
Pedri es alto y fuerte lo que hace que al cruzar los brazos sobre su pecho produzca un temblor en los muros de la morena. Entrecierra los ojos para anteponerse a la presencia física de Pedri pero él le gana en la lucha de poder.
-Vete.- Repite Sandra lento por si el corto alcance del cerebro del canario aún no ha entendido que no le quiere en su casa.
-No.
Los ojos de Gavi vuelan del rostro de ella hacia el de su amigo y teme que los ojos de ambos prendan fuego a la casa o peor aún, al otro. El sevillano quiere mediar pero el carácter de ambos sabe que es fuerte y si no quiere salir escaldado esa noche lo mejor que puede hacer es salir de ahí cuanto antes.
-Sí.- Masculla Sandra notando como va a perder el control de sus actos si el chico que tiene enfrente no se larga ahora mismo.
-Se queda.- Ambos giran las caras rápido hacia Gavi. Bosteza cansado y, con el estómago más revuelto de lo que le gustaría por haber vomitado tantas veces, se permite lidiar con el problema. -Mañana nos vamos temprano que tenemos clase y entrenamiento, viendo las horas que son no estaremos mucho aquí. No va a molestar, ¿A que no...Pedri?
-Será como si estuviese muerto.
Y se le escapa una media sonrisa por salirse con la suya y ver la cara impasible de la morena que vuelve a mirarle antes de encogerse de hombros con mala gana.
Sandra y los demás fingen que no se le escapa a ella un pequeño "ojalá" por la boca, con tal de no sumar más leña al fuego.
Tras la conversación, Pablo se libra de la situación de forma veloz yendo hacia la habitación de invitados para así evitar ver como sus dos mejores amigos se arrancan los ojos por tener que compartir espacio.