Se detallan relaciones sexuales sin protección.
Salgo del edificio de Zara un poco mareada después de estar casi una hora sometida a las estridentes luces blancas y me duele la cabeza bastante, así que, suspiro cansada en cuanto piso la calle de nuevo. Tan solo me he comprado un top verde desigual y una falda de plumas blanca monísima y perfecta para la cena de equipo a la que voy a asistir junto con Pedri.
Camino por el Passeig de Gràcia a paso lento disfrutando del tiempo cálido de primavera y del sol de Barcelona, que pega directo en mi piel pálida y agradezco a mi buena memoria por haberme echado crema solar antes de salir a la calle.
Me acomodo con una mano las gafas de sol de Channel, que son de una colaboración, y miro a ambos lados de la calle antes de cruzar para seguir avanzando por la calle repleta de tiendas.
Menos mal que de momento no me ha reconocido ninguna persona ni se han acercado a pedirme fotos, como suele pasar, porque hoy no tengo ánimos para nada. Realmente, tampoco soy tan conocida, o esa es la sensación que tengo, pero ser la modelo principal de Vogue España y ser la novia de Pedri me han permitido entrar en la élite y que; por consecuencia, mi cara sea reconocida.
A lo lejos veo la tienda de Hugo Boss y aprovecho para entrar y comprarle a Pedri algunos jerseys nuevos; ya que, últimamente por Tiktok solo se habla de que siempre lleva la misma ropa y quiero tener un detalle con él a ver si pilla la indirecta.
Ropa en el armario le sobra pero se empeña en vestir siempre los mismos pantalones y la misma sudadera de Balenciaga marrón dando la sensación equivocada de que no tiene más.
Salgo con dos bolsas repletas de ropa y sigo caminando hasta la tienda de Levis, qué se que le gustan los pantalones de allí. Dudo al principio pero finalmente le cojo tres pantalones vaqueros anchos porque creo que le quedarán bien y así probará un estilo nuevo.
Después voy directa a Zara Man para comprar un par de pantalones cargo muy bonitos que seguramente se convertirán en sus nuevos favoritos.
Porque sinceramente, nadie puede negar que los cargo son los pantalones que mejor quedan a los hombres.
Entro también en Loewe y en Jaquemus tan solo para mirar la nueva colección de primavera y tonta de mí que se lo cree, evidentemente acabo con dos bolsas más de cada tienda a rebosar de jerseys y de chaquetas, todas para mi novio. Me faltan manos para llevar todas las bolsas y me duelen los dedos del peso pero solo queda un último esfuerzo, una última tienda y a casa.
Balenciaga.
Y a parte de elegir más sudaderas coloridas para Pedri, me permito también comprarme unas zapatillas modelo triple S con las que llevaba meses soñando.
Paso por última vez en el día la tarjeta por el datáfono y tecleo el pin para verificar.
Mi cuenta sufre los gastos de esta locura de tarde pero no me preocupa, no tengo problema con el dinero y es algo que nunca en mi vida me hubiese podido imaginar, que a mis 24 años esté independizada viviendo con mi novio y con un trabajo que me encanta y que encima me da más dinero del que quiero.
Camino en dirección a la parada de taxis y suspiro ansiosa por llegar a casa y enseñarle todo lo que le he comprado para que me haga un desfile de modelos y decidir entre los dos que prendas se quiere quedar.
Cansada de mirar en tantas tiendas y de cargar con más de diez bolsas por la calle, es hora de tirarse al sofá.
El sol se ha escondido y el cielo está rosa oscuro mostrando la verdadera belleza de Barcelona.
Con cuidado apoyo las bolsas en el suelo y levanto la mano cuando veo pasar un taxi con la luz verde.
La taxista al verme tan cargada me ayuda a subir todas las bolsas al maletero y le doy mil veces las gracias por su amabilidad. Cuando me lleva a la urbanización residencial me ayuda también con las compras y le dejo propina a la encantadora mujer.
