Capitulo XVIII

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"Hermano."

Enid abrió los ojos con tranquilidad, sabía que era sábado, lo que significa: día libre. Así que, se acostumbró lentamente a la luz que emanaba el sol, entrando por la ventana... Pero su departamento no tenía una ventana que apuntara directamente a su cara, eso le extrañó pues también estaba abrazando una almohada extrañamente cómoda. Hasta ese momento cayó en cuenta que no estaba en su casa, ni en su cama y por su puesto que no estaba sola. Una respiración tranquila era apenas perceptible debajo de ella, al voltear a ver se dió cuenta que no estaba abrazando una almohada, más bien el cuerpo profundamente dormido de Merlina.

Entonces recordó que ya eran pareja y eso le provocó una agradable sensación en su ser. Se recostó de nuevo en el pecho de la pelinegra, sintiendo el subir y bajar de su pecho, además de escuchar su tranquila respiración. Era bastante reconfortante y sumamente agradable, aunque no quería estar muy ilusionada, después de todo acababan de empezar su relación, no iría a hacer planes muy precipitados, los primeros meses son para saber que tan comprometida está la persona.

Pensaba en todo eso hasta que un movimiento la trajo de vuelta a la realidad, pues Merlina la abrazo con brazos y piernas, juntando totalmente ambos cuerpos. Todos los colores subieron por el rostro de Enid y su palpitar se aceleró considerablemente, no esperaba estar en una posición tan... Junta.

—Realmente te pones nerviosa muy pronto. -la adormilada voz de Merlina la sorprendió- Puedo oír tu corazón latiendo sin control hasta acá.

—Es porque me tomaste desprevenida -intentó tranquilizarse pero que la contraria juntara más y más ambos cuerpos no ayudaba- además es porque eres muy atrevida, no llevamos ni un día completo de novias y me llevaste a tu cama.

—Estuviste de acuerdo, no recuerdo haber puesto un arma en tu cabeza para que aceptaras. Así que, este "atrevimiento" mío, es algo que tú también deseas.

—Eso no te quita lo atrevida.

—Y a ti no te quita tu deseo por mí.

Antes que que Enid pudiese responder, Merlina de un movimiento ya estaba de pie, cosa que molestó a la rubia y le hizo hacer un puchero, pues quería estar acostada junto a la pelinegra un rato más. Merlina notó la reacción de Enid y no pudo evitar soltar una pequeña risa entre dientes, sin embargo, Enid no se tomó muy bien esa pequeña burla por parte de Merlina y le dió la espalda. La Alfa negó con la cabeza y se acercó a la Omega hasta quedar detrás de ella, se inclinó para que su boca estuviera a centímetros de la oreja de Enid y susurró.

—¿No tuviste suficiente de mi en la noche? Vamos, levántate. -un escalofrío recorrió toda la espalda de Enid y Merlina lo notó-

—No quiero. Te burlas de mí. -se mantuvo firme a pesar de tener la caliente respiración de Merlina en la nuca-

—No te quedarás sin desayunar por un capricho. Te obligaré si es necesario. -su tono fue firme pero aún así la contraria no cedió-

—Quiero verte intentarlo.

Ni bien terminó de decir eso, se encontró varios centímetros despegada de la cama, en los brazos de la pelinegra quien, en estilo nupcial, se la llevaba en brazos hasta la cocina. Sinceramente, le sorprendió la facilidad con la que Merlina la levantó, sabía que era fuerte y admirando su cuerpo notó que estaba en muy buena forma pero aún así la facilidad con la que la cargó era demasiada. Se preguntaba que clase de actividades realizaba Merlina para mantenerse en tan buena forma, pues cuando se besaron el otro día se percató que su abdomen estaba bastante bien trabajado, el primer día que se quedó en su casa notó las bien ejercitadas piernas y ahora sus fuertes brazos.

Justicia. [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora