Capitulo XXVI

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"Visitantes inesperados"

—¿Te pidió qué? -preguntó Eugene con desconcierto, si no conociera a Merlina, creería que está mintiendo-

—Sí, fue hace tres días, le dije que tú también tendrías que involucrarte, después de todo, eres mi asistente.

—Por eso me citaste aquí, supongo que deberé considerar tu oferta de ayudarte en esto. -comentó con burla, pues es precisamente lo que llevaba haciendo desde hace años- Necesitaré que me convenzas de ayudarte, tu novia no creerá que acepté solo porque sí, obviamente deberás ofrecerme algo. -sonrió mientras tomaba su malteada de chocolate- Soy todo oídos.

—Para mi total desagrado... Aprendiste muy bien. -conocía a Eugene, ese desgraciado había adquirido muchas actitudes de su familia, ese "pago" le saldría caro-

Después de sobornar a Eugene, estuvieron un rato hablando de sus vidas en general, después de todo, llevaban un tiempo sin una buena sesión de chisme, solo tenían unos cuantos minutos en la hora para comer, ya que, Merlina estaba con Enid, con Tyler hablando del encargo o con Divina quien además de informarle lo que sucedía en la estación, también la aconsejaba o halagaba su actitud con Enid, en fin, se mantenía ocupada.

—Entonces, ¿el señor Galpin aceptó?

—Sí, aunque en cuanto Enid le propuso eso me llamó de inmediato para saber si estaba de acuerdo, sin mencionar que estaba sumamente renuente a involucrar a su hijo. -sacó el dinero para pagar la cuenta y se fueron de ahí, dejando a sus espaldas a una muy feliz mesera quien se llevó poco más de mil dólares en propina-

—Ya veo, era obvio... Oye, ¿y no la has visto?

—No, solo manda cartas, regalos y mil cosas más, es un total incordio. Ninguna compañía de correos ha enviado eso y he revisado las cámaras del edificio pero ella no sale, no se logra divisar como o cuando entran.

—¿Por qué no le dices a Tyler que vigile el edificio? Así como lo hacía con Enid.

—Será un poco más complicado pero lo haré, después de todo, en el otro sitio podían dejar un cadáver en la entrada, a plena luz del día y nadie sabría quien fue. -hasta donde sabe, dos de los idiotas a quienes golpeó en ese lugar murieron y nadie hizo nada, solo los sacaron del edificio para que no apestara- Los pondré en el restaurante de enfrente, ahí pasarán desapercibidos.

Merlina pasó el día con Eugene, mientras que, Enid estaba con Divina y Yoko, las otras dos admirando el departamento pues era muy bonito, espacioso y prácticamente tenía todo lo que querían, si algo les faltaba podían ir a comprarlo o bien pedirlo a los empleados y lo tendrían al instante, era perfecto para pasar el día completo como hace mucho no lo hacían y como no lo harían en un tiempo, después de todo, Divina ya tiene su incapacidad, así que, al ir al trabajo, ella no podrá salir de las oficinas y cuando el embarazo avance, no se verán más que en los días de descanso, además de que no podrá hacer mucho, sumado a eso, no todos los partos de una mujer beta con una Alfa salían bien, pero no querían pensar en eso.

—Yoko... ¿Dónde está la comida? -preguntó Divina con brazos cruzados, mientras su esposa regresaba con tres gorras de dinosaurio que al apretar un botón sonaba un rugido- Yoko... Te hemos estado esperando por media hora, ¿y no trajiste aunque sea una bolsa de palomitas?

—Es que, me distraje en la zona de juguetes y encontré estas gorras para las tres. -comentó entusiasmada, contagiando a las otras de su felicidad-

—Tranquila, Divina. Podemos ir por eso y comprar un par de cosas más.

—Desde que vives con Merlina te ves más feliz y gastas más, ¿perdiste la humildad? -se burló Yoko recordando como su amiga se pensaba todo mil veces antes de comprarlo-

Justicia. [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora