Capítulo XXII

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"Descarada."

—Déjame ayudarte. -dijo Enid al ver cómo Merlina iba caminando apoyando su brazo en la pared-

A pesar de que su orgullo le impedía decir abiertamente que necesitaba ayuda, dejó que Enid sujetara su brazo y lo pasara por encima del hombro, de este modo apoyándose en ella para poder caminar. A paso lento llegaron hasta el vehículo de Merlina, donde Merlina tuvo que conducir pues Enid aún no estaba del todo bien y se negó a qué ella conduciera así, a pesar de las múltiples quejas de la rubia por el estado en qué se encontraba la pelinegra.

—¿A dónde vamos?

—A tu nuevo departamento. -no hablaba mucho pues le dolía incluso respirar, esperaba no haberse roto una costilla-

—¿Qué? ¿Lo dices enserio?

Merlina no dijo nada y Enid entendió que no tenía planeado seguir con una conversación hasta llegar al dichoso departamento. Fue un viaje un tanto incómodo porque Enid, gracias a su celo, tenía pensamientos indecentes viendo a Merlina en ese estado, le parecía sumamente atractiva en cualquier modo y sabía que no era correcto pues estaba herida por su culpa, pero una cosa era su raciocinio y otra eran sus hormonas. Ella no tenía control de sus hormonas en ese estado, los supresores realmente ayudaban mucho o de otro modo, ya se le habría aventado encima.

Llegaron al lugar y Merlina bajó por su cuenta, a pesar de que Enid intentó ir lo más rápido que pudo para llegar hasta ella, sin embargo, Merlina quería hacer, mínimo, una cosa por si misma, su ego lo exigía. Enid negó con la cabeza y así como en su casa, la ayudó a caminar. Pronto vió como dos hombres, que cuidaban la entrada, en cuanto notaron a Merlina fueron a su auxilio.

—¡Señorita, Addams! Permita que seamos un apoyo para usted. -uno de los hombres se acercó a Merlina recibiendo un gruñido por parte de Enid que lo hizo retroceder-

—Ya tengo a mi pareja ayudándome, dejaré el auto aquí. Bajaré en un rato así que tengalo limpio por dentro y fuera para cuando me vaya. -ordenó al hombre dándole las llaves del automóvil para empezar a avanzar con la ayuda de Enid-

Él asintió algo sorprendido por lo recién dicho, no paraba de ver perplejo a la mujer, en los cinco años que llevaba trabajando ahí, Merlina nunca tuvo pareja.

Ambas ingresaron al edificio y se repitió lo del portero, persona que se acercaba a Merlina recibía un gruñido, después de todo, Enid estaba en celo y se sentía amenazada por todos, era lo normal en un Omega y más si hace poco intentaron agredirla. Por su parte, Merlina se sentía bien viendo como Enid actuaba posesiva y todos se intimidaban ante sus gruñidos, esa actitud agresiva, tosca y salvaje de su pareja le resultaba cautivante.

Llegaron al elevador y ahí todo fue más fácil, pues solo era esperar de pie un par de minutos en lo que llegaban al piso deseado. Fue tanto la posesión que tuvo Enid sobre Merlina que no se puso a analizar el lugar, como usualmente lo haría, estaba más concentrada en asegurarse que nadie se le acercara a su pareja, que en cuanto llegaron al departamento de Merlina quedó boquiabierta. Era sumamente hermoso, elegante y sobretodo, se notaba que era ridículamente caro.

—¿Aquí viviré? -comentó incrédula, parecía un extraño sueño de su adolescencia, donde llegaba una joven y atractiva multi millonaria a sacarla de pobre-

—El tiempo que desees. -aprovechando la distracción de Enid, se soltó de su agarre y caminó por su cuenta hasta el sofa-

—Merlina... Este lugar es... -no tenía palabras para describrirlo-

—¿Pequeño? Lo sé. Después de todo, es el primer departamento que compré. -a pesar de su tono de voz totalmente monótono, Enid identificó un toque de melancolía en la voz de Merlina-

Justicia. [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora