Capitulo XXXV

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"Una pequeña, pero
importante discusión."

La hora de visita se acabó y los cuatro se fueron al departamento para que los niños vieran su nuevo hogar en lo que pasaba todo el asunto de la separación de sus padres. Merlina conducía su auto mientras que Enid la veía con preocupación, no solo por el hecho de que enfrentaría a su madre, sino porque se notaba que la mujer no se encontraba del todo bien, estaba más seria que de costumbre.

No diría nada frente a sus hermanos, pero en cuanto pudiera le comentaría sus inquietudes, si después de eso la pelinegra prefería no decirle, estaba bien, solo quería dejarle en claro que contaba con su apoyo. Así como la Addams estaba para ella, ella estaba para la Addams.

Aunque, no sabía realmente el porque de la actitud de su pareja, si lo supiera no estaría tan tranquilamente a su lado.

—Ya llegamos. -ese aviso sacó a Enid de sus pensamientos y al ver al lado notó que era cierto, ya habían llegado-

—Bien, niños, bajense. -los infantes obedecieron, al descender del auto aún seguían cubiertos por el saco de Merlina, lo que sorprendió a los guardias del lugar quienes no pudieron evitar su expresión-

—¿Van a abrir la puerta o solo se quedarán ahí sin hacer nada? -Merlina no solía ser tan hostil, pero tenía algo de prisa-

—Claro, lo lamentamos, señorita Addams. -la puerta fue abierta y los empleados se acercaron a atender a los cuatro recién llegados, especialmente a las adultas-

Los más pequeños veían el lugar con asombro, solo habían visto lugares así en la tele, suponían que eran ficticios al igual que todo lo que ocurría ahí, pero ver esto era simplemente genial. Al llegar al elevador el empleado encargado de manejarlo descendió de inmediato, a la Addams nunca le había gustado su presencia en ese lugar, así que para ahorrarse disgustos, siempre salía del lugar.

—Hermana... ¿Aquí vives? -por primera vez Gael habló con estupor-

—Temporalmente, pero sí. -confirmó sorprendiendo a sus hermanos, quienes no pudieron evitar dar saltitos pequeños o mostrar una gran sonrisa por el maravilloso lugar-

Las dos adultas guiaron a los niños hasta el departamento donde Enid vivía y en el instante que la puerta del lugar se abrió ambos Omegas soltaron una exclamación de impresión al ver el inmenso espacio.

—Adelante, véanlo. -con el permiso conseguido los niños corrieron por el lugar-

Nunca se habían comportado tan irrespetuosos pero la ocasión valía cualquier castigo que les dieran después. Jamás habían ido a una casa tan bonita, de hecho, no conocían otro hogar lejos del que vivían, su madre no los dejaba salir de casa, no iban a la escuela, su vida era las mismas paredes de siempre.

—Parece que están... Eufóricos por estar aquí. -comentó Merlina viendo como los niños brincaban, veian el techo, se asomaban por el ventanal, se escondían tras la cortina y muchas cosas más, eso sí, sin desordenar nada-

—Sí, nuestra casa no era muy agradable cuando me fui, supongo que ha de ser incluso peor ahora... Creí que eso era algo imposible.

—Tranquila, resultará bien. Me encargaré de que eso ocurra. -Merlina tomó la mano de Enid quién aún percibía esa microexpresión de estrés en el rostro de su pareja-

—Algo te ocurre, ¿qué es?

—Solo algo del trabajo, nada que deba preocuparte.

—Si te tiene mal, me preocupa.

—Estoy bien, no es algo que no me haya ocurrido antes. -mentira no era, ya la habían puesto en situaciones de riesgo antes-

—Merlina... Sigo sin estar segura de que desafies a mi madre.

Justicia. [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora