Capítulo 44

48 1 0
                                    

¡Hola a todos! Sé que no he estado por acá como hubiese querido, pero necesité un descanso para poder culminar con esta apasionada historia. No está terminada aún, pero estoy preparando el terreno para que nos acerquemos al final. 

Sé que no hay forma de justificar mi ausencia, pero me verán más seguido por acá que terminarán odiándome. 

No sé que día de esta semana volveré a actualizar, pero ya tengo el capítulo escrito, solamente afino detalles. 

Me llenan el alma con sus palabras y votos ¡Gracias!

——————

Ness

Después de lo ocurrido con Lilly había evitado como fuera posible a Damon, cuando iba a verla siempre salía de casa, me encontraba en el jardín o se la llevaba. No estaba muy de acuerdo con eso último, pero mi madre me había pedido que no fuese tan dura con él, había sido un accidente y no exagerar. Me costaba mucho; pero había terminando cediendo.

Massimo había salido de la ciudad por temas de trabajo, pero antes de irse me pidió que diésemos el siguiente paso, que viviéramos juntos y compartiéramos más. Eso me había dejado descolocada, pasé al menos una semana en completo trance, apenas y atendía a Lilly, de no ser porque mi madre se encargaba de ella. Sabía que vivir juntos era un paso realmente grande y más considerando todo lo que he pasado.

Finalmente, ese día mis ánimos habían mejorado; almorcé con mi madre, le conté en resumidas cuentas que era lo que ocurría, ella había pensado que era un tema más complejo, pero terminó entendiendo. Mis padres jamás me presionaban en ese tema y menos teniendo a mis hermanos en casa, aún generando caos. Y las palabras de mi madre resonaban continuamente en mi cabeza. "Siempre he admirado la capacidad con la que resuelves las cosas, analizas la situación y le das vueltas al asunto, pero la mayoría del tiempo sabes que hacer desde el primer momento. No te agobies cariño, que sé que tomarás la mejor decisión para ti y esa niña preciosa que tienes."

Los recuerdos de la boda con Damon me atormentaron la siguiente semana. Sabía que Massimo no volvería hasta unos días más todavía; el momento que había querido alargar estaba a la vuelta de la esquina, debía de tomar una decisión, pero de solo pensar en ello me causaba una presión en el pecho que no sabía que estaba allí hasta que me enfrento a esta situación.

Damon no dejaba de rondar en mi cabeza, lo rápido e imprevisto que inició todo, la forma en la que creí ver un cambio, los malos ratos y todo lo que nos dijimos; después esa etapa que, aunque quise culpabilizarlo por algo ahora sé que todo iba más allá de él. Había decidido alejarme de él creyendo que de esa forma podría estar feliz y con tanta tranquilidad; ahora entiendo que eso no ocurrió cuando firmamos el divorcio ni cuando me alejé de su vida. Esa paz la conseguí cuando me di cuenta que estaba enamorada de él.

Me costó mucho tiempo reconocerlo, pero era de esa forma. Ese hombre frío y con mil problemas se había metido en lo más profundo de mi corazón, se había llevado un pedazo de mi alma y estar cerca de él había dolido tanto, dolido por no haber podido confesárselo, por no tener el valor suficiente de pelear a su lado.

Y también estaba Massimo, que, aunque suene cruel, había sido quien me había demostrado lo enamorada que estaba de mi ex esposo; compartimos momentos importantes y en algunas ocasiones llegué a creer poder compartir mi vida con él, pero lo que menos quería era que él viviese en una farsa, con un fantasma como lo es Damon en mi vida y que no sería sencillo dejar atrás, considerando que compartíamos el amor por Lilly.

Comprendí que debía de ser honesta y apenas vi a Massimo dejar a mi hija sobre el suelo después de aquel efusivo abrazo camina hacia mí, con esa característica sonrisa en su rostro. Me entraba una ansiedad enorme por saber el daño que mis palabras podrían provocar.

—Dime que me extrañaste mucho. —Dice abrazándome y correspondiendo el abrazo que él me estaba dando. Me fue inevitable sonreír.

—Por supuesto que lo hice. Aunque creo que no querrás saber de mí después de hablar.

Sus ojos se fijaron en mí, expectantes, no sabía realmente que esperar y eso me había hecho sentir peor, pero no había vuelta atrás. Lo invité a tomar un café en el jardín trasero de la casa de mis padres; donde ocurrió todo rápidamente.

—Lo amas. —Dice Massimo después de unos segundos en completo silencio que se formó al terminar de hablarle. Ya había sido muy difícil hablar con él, ahora el escuchar dicha frase me fue imposible hacer contacto visual con él, por lo que observé mis manos unos segundos; hasta que su diestra toma mi barbilla, obligándome a verlo. —Debes de hacerlo, necesito escucharlo de tus labios para saber que serás feliz. —Una sonrisa triste aparece en sus labios y sostengo la mirada, antes de imitar esa pequeña sonrisa.

—Lo hago, aunque eso no quiere decir que podamos y debamos estar juntos. Lo hemos intentado antes y bueno, casi nos matan. —Aquello también era la verdad. No podía estar con Massimo porque amo a mi ex esposo, pero tampoco significaba que estaría con él. —Me ha tomado mucho tiempo encontrar un poco de paz, después de los intensos meses que pasé casada con Damon, la separación fue de lo más difícil y el volver a verlo han sido de lo más pesados momentos de mi vida.

Suspiro y él acaricia mi mejilla, realmente admiro a ese hombre que pese a que no lo elegí como él esperaba, estaba allí, como el tiempo en que coincidimos en aquellas vacaciones que me di. Eso fue uno de los motivos que consideré para dejarlo en libertad, que él merecía gozar de un tan puro e intenso como lo era él.

—Sé tu versión de los hechos y yo te conocí en una etapa de lo más difícil, recuerdo que varias veces te escuché llorar. Jamás lo comenté, pero cuando pasaba por tu habitación en el hotel, escuché tus silenciosos sollozos. Pero ahora, después de un tiempo veo la evolución que tienes, incluso tú debes saber de primera cuenta que lo hiciste, una parte de ti sanó. Y lo mejor de todo es que jamás te diste cuenta de qué, cómo o cuándo ocurrió. —Carajo, el hombre frente a mi tenía toda la razón. —Así que, me veo obligado a preguntarte... ¿Qué vas a hacer ahora?

Esa pregunta es otra que me ha estado persiguiendo últimamente, conocía perfectamente la respuesta a esa pregunta.

—Me voy a mudar. —Respondo y él sonríe un poco, ese gesto lo conocía perfectamente, era como si estuviese esperando a que dijera eso, incluso lo había previsto.

—Es un buen paso. Y sé que lo de nosotros no funcionó, pero eso no quiere decir que me vas a enviar directo al olvido. Me prometí a mi mismo que siempre estaría para ti, sin importar lo que ocurriese.

Me es inevitable sonreír y él me imita. Sabía que no rompería esa promesa y lo agradecía, porque su amistad me hacía mucho bien. Y ahora, debía de comenzar con todo lo referente a mi mudanza, porque era cierto, desde aquel secuestro no había vuelto a vivir sola.

El departamento que tenía cuando me casé con Damon lo vendí apenas firmamos el divorcio y volví a casa de mis padres, me sentía segura y a ellos no les importó, menos por Lily. Pero ahora, debía de volver a buscar un sitio para mí. Algo más grande que aquel departamento si quería que mi hija gozase cuanto quisiera de la libertad que siempre le he dado.

Sabía perfectamente que el tema de la mudanza sería difícil para ella que estaba acostumbrada a ver todo el tiempo a su abuela y ver a su abuelo para cenar. Mi padre había vuelto a tomar unos cuantos casos, porque siempre le había encantado ejercer, era uno de los mejores litigantes del país. Y mi madre había dejado atrás el ajetreo de la vida laboral.

Y yo, me había puesto muy cómoda llevándole a mi padre unos asuntos y unos cuantos proyectos sueltos por allá, pero días atrás había enviado unas cuántas postulaciones para algunas empresas; necesitaba salir de esa pequeña burbuja en la que me había instalado. 

Tu firma en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora