Capítulo 33

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Año y medio después

—¡Nees, cariño!

Recibir el abrazo de mi madre después de dos meses de distancia me hizo revivir tantos momentos de mi vida vividos junto a mis padres. Lily, quien estaba de pie junto a mí, tomando mi mano con una de sus muñecas favoritas en los últimos días.

—Abu.

Dice Lily, quien por cierto cada vez tenía mayor fluidez en sus palabras con el pasar de los días.

—Ven, mi preciosa nena.

Mi madre se agacha a levantar a la niña quien recibe besos y demás caricias mientras me doy vuelta para recoger de la cinta donde pasaban las maletas tomando primero la de mi hija. Y mientras espero a que la mía aparezca recuerdo lo mucho que ha cambiado mi vida.

Aún recuerdo como me sentí después de aquella experiencia traumática que viví cuando estuve secuestrada por mi prima y mi exnovio. Pasé semanas en casa de mis padres, con el temor de salir y encontrarlos con el único objetivo de terminar el trabajo que dejaron pendiente, el cual, evidentemente era matarme.

Y cerca de un mes después los capturaron, tuve que revivir lo que viví allí, todo lo que me hicieron para que finalmente fueran a prisión. Mis padres tuvieron muchos problemas con mis tíos porque se rehusaron a creer que su hija hubiera hecho tales cosas, pero lo hizo.

Después de ese calvario que fue el juicio y que los responsables estuvieran en prisión, me tocó enfrentar a Damon, quien apenas y vi un par de veces durante todo ese tiempo. La decisión fue difícil, porque le pedí el divorcio, algo que para nada tomó a bien. Estuvimos cerca de 3 meses peleando porque lo único que hacía era poner trabas y peros a cada línea del acuerdo de divorcio.

No le pedí absolutamente nada por el tiempo que estuvimos casados, aunque mi abogado me dijo que me correspondía al menos la mitad de lo que tenía, pero me negué, lo único que ese matrimonio me dio fue la satisfacción de ser madre. Y ese fue otro punto, porque él había peleado por la custodia de Lilly, pero finalmente me la quedé yo y le dejaba ver a Lily cuando quisiera.

Me he dedicado a mi hija completamente, verla crecer era una de las mejores cosas que la vida me había dado. No he cambiado mucho, en este tiempo que tuve para mi hija y para mí, retomé una de mis pasiones, la natación. Y gracias a ello, me había definido un poco más los brazos, incluso comencé a aprender un poco de box, nada profesional pero que me servirá para defenderme. Mi cabellera negra la cambié por un castaño en capas que me llegaba a media espalda.

—Hija.

La voz de un hombre junto a su hija a un lado mío me hace volver a concentrarme y jalar la maleta que hacía falta. Camino de vuelta a donde estaba mi madre con Lily viendo llegar a mi padre quien también saluda efusivamente a mi hija. Después de dos meses de vacaciones en una de las playas de México, la habían extrañado.

—Princesa.

—Preguntaría si me extrañaron, pero veo que es Lily ahora quien se ha robado la atención.

—Sabes perfectamente que te extrañamos, pero esta princesa se roba nuestra atención. Por cierto, hablando de princesa, su padre ha estado preguntando por ella.

—Lo sé, no ha dejado de llamar, pero he estado más que relajada en estas vacaciones que nos dimos.

Caminamos hasta el estacionamiento en donde no demoramos en subirnos a la camioneta, que nos llevaría a la casa. La nena se había concentrado en ver uno de sus más recientes caricaturas en la tableta.

—Bueno, pero cuéntanos, ¿Cómo estuvo el viaje?

—Increíble, el mar estuvo de lo más rico, además de que hay una preciosa niña que disfruta de juntar piedras de las que hay en la orilla del mar. Le gusta el agua como no se imaginan.

No se dijo más el resto del camino hasta la casa de mis padres, nuestra casa. El personal se encarga de desempacar todo lo que habíamos comprado, mucha ropa de la zona en la que habíamos paseado un sinfín de ocasiones.

Unas horas después, Lily estaba en el jardín con Mimmie, su maestra que venía a darle clases para su destreza motora, colores y cosas del estilo. Hasta el momento en que suena mi móvil. Suspiro respondiendo a la llamada.

—Damon.

—¿Cómo estás, Ness?

Decir su nombre y escuchar que hablará aún me hacía temblar. Había decidido que no iba dejar que de nuevo mis emociones me dominarán, tenía una hija preciosa y todo lo que había vivido me estaba fortaleciendo.

—Sé que ya están de regreso en la ciudad y muero de ganas por ver a Lily.

—Justo ahora está en su clase, en dos horas ya habrá comido y podrías venir por ella.

—Perfecto, entonces, nos vemos en dos horas.

—No Damon, mis padres te darán a Lily, yo tengo unas cosas que hacer

Había unas cosas que debía de resolver y sería el pretexto ideal para no verlo, aún no me sentía completamente lista para verlo sin sentir todo lo que su presencia me provoca.

—¿Hasta cuándo, Ness? ¿Hasta cuándo vas a seguir evitándome? Apenas te he visto desde...

—Desde nuestro divorcio. Ese día te dije cuáles iban a ser las condiciones para que vieras a mi hija.

—Bien, tú ganas.

—Nos vemos.

Digo apretando el móvil entre mis manos mientras veo a Lily jugar con las piezas que debía de poner en el espacio que le correspondía. Creía que la historia que había escrito con Damon había acabado, pero nada de eso, Lily siempre iba contar con su padre y evitarlo no iba a ser algo posible. 

Tu firma en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora