Capítulo 43 Parte II

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Damon

Hoy es mi día con Lily, como ha sido los últimos días después de la cena en la casa de mis padres, fue la madre de Ness quien se encargó de entregarme a la niña, algo que al principio no me molestaba ahora, todo es diferente, comienza a resultar irritante el no verla. Supe que las cosas se complicarían cuando apareció en la sala interrumpiendo la plática que mi pare consideró importante decirme.

Pero aprovechó la oportunidad de convivir con mi hija el tiempo posible, porque desde que supe que era mía el vínculo se fortaleció, el verla crecer es de las pocas cosas que realmente disfruto, me llenan de paz que todo pasa a segundo plano cuando estamos juntos. Comprendí que sería lo que ella me pida, haría lo que me pidiera con tal de verla sonreír y bajaría al mismísimo infierno a quien le hiciera daño.

Hoy no quise estar en la casa de mis padres, preferí pasar el día con mi hija en mi departamento, jugamos en el cuarto que tiene aquí y todo marchaba bien, incluso se quedó dormida en el sofá y la observé dormir plácidamente. Una llamada fue lo que me hizo darle la espalda cerca de minuto y medio, fue el sonio de un golpe seco lo que me hizo darme vuelta y arroje el móvil al verla en el suelo. Me acercó a ella y trato de hacerla reaccionar, pero no lo consigo, al contrario, me doy cuenta que comienza a salir sangre de su nariz y prefiero no perder más tiempo y salir de allí con ella en brazos para el hospital. La aseguro en su silla y cerca de 5 minutos después llegó, ingresándola por urgencias.

Las enfermeras me piden que espere en la sala de espera y me dispongo a hacer las llamadas correspondientes, a mi madre, a la madre de Ness e insisto con Ness porque no me responde a la primera. La única información que me dan es que la llevarán a hacer estudios y que la menor ya había despertado, algo que confirmo al escucharla llorar. Y lo único que puedo hacer es esperar a nuevas noticias, claro, y a que Ness responda a alguna de mis llamadas.


Ness

El camino se me hace eterno, siento como cada segundo realmente es una hora y eso me tiene loca, Massimo se ofreció a llevarme y en el camino logré hablar con mi madre, ella me dijo que Damon le había pedido que no fuera, pero evidentemente se encuentra preocupada.

Cuando finalmente llego al hospital no me espero a que el coche se termine de estacionar cuando me encuentro caminando hacia la entrada de urgencias, en donde veo a Damon. Me acerco a él, sintiendo como la rabia en mi ser aumenta.

—¿Qué pasó con mi hija? ¿Qué le hiciste? —Cuestiono y cuando él estaba por hablar un doctor sale preguntando por los familiares de Lily, a lo que nos acercamos.

—Soy su padre.

—Y yo su madre. Díganos, ¿Qué tiene mi hija? —Siento una mano en mi espalda, lo que me hace girarme y veo a Massimo, quien me sonríe un poco.

—Logramos calmar a la menor, le sacamos una tomografía y hemos detectado un pequeño sangrado, me gustaría tener a la menor en observación al menos 24 horas para calmar mis preocupaciones, me preocupa que no reaccionó hasta que ingreso a urgencias. —Dice el médico y Damon asiente, algo que no entiendo. Me giro a ver a Damon.

—Estoy esperando. —Le digo y él suspira largamente pasando una mano por su rostro.

—Estábamos en mi casa, jugamos e hicimos las cosas habituales. Ella se quedó dormida en el sofá y apenas le di la espalda para responder una llamada del trabajo unos minutos cuando ella... —Dice negando un poco y pasa de nueva cuenta una de sus manos en su rostro. —Ella cayó del sofá y no reaccionó, incluso sangraba su nariz.

Sentí aún más rabia, algo que me sobrepasaba, me nubla el pensamiento y me hace abofetearlo con todas mis fuerzas.

—Tenías a la niña y por tu culpa estamos aquí. —Digo y Massimo me sostiene de la cintura, jalándome un poco hacia atrás, estaba dispuesta a volver a abofetearlo. —¡Suéltame! Aún no acabo.

—Calma, por favor. —La voz de Massimo detrás de mí me resuena en la cabeza. Bajo mi diestra y él libera el agarre. Me vuelvo a acercar a él aún con mucha más rabia.

—Vete. No quiero verte. —Digo y aprieto mis manos en un puño y al ver que no se inmuta golpeo su torso. —¡Que te vayas! No quiero verte.

—No puedo irme, es mi hija. —Dice él y de nueva cuenta vuelvo a abofetearlo, en la mejilla contraria a la anterior.

—¡No! Ella está aquí por tu culpa, así que no la verás. ¡Lárgate! ¡Lárgate o no responderé por mis acciones! —De nuevo Massimo me sostiene y él suspira dando media vuelta para caminar hacia la salida, me giro a ver al italiano y finalmente me suelto a llorar, sintiendo la preocupación, el miedo y la angustia invadirme.

—Señora. —Me giro a ver y una enfermera me sonríe un poco. —Vengo a llevarla a que vea a su hija, acompáñenme por favor. —Asiento y tomo la mano de Massimo para que me acompañe, no me quiero enfrentar a esto sola.

Caminamos por los pasillos hasta que ingresamos a la sala de pediatría, en donde en uno de esos cuartos finalmente veo la cuna donde está adentro Lily, usando solamente un mameluco rosa, me imagino que es propiedad del hospital. Me acerco a ella y la levanto en brazos, parece que todo está en orden, pero al pegarla a mi pecho y llenar mis fosas nasales de su aroma me calma.

—Mi princesa... —Susurro y ella ríe un poco.

—Imo. —Dice ella y río un poco, el hombre se acerca y toma una de sus manitas.

—Princesa. Mira que grande estás. —Dice y me giro quedando frente a Massimo y él me sonríe. —Ella estará bien. —Me susurra y asiento un poco. Esperando lo mejor de toda la situación, sintiendo como si volviese en el tiempo un año atrás.  





¡Lo prometido es deuda!

Me aplique este fin de semana que fue puente en mi país para subirles la segunda parte. Supero mis propios récords, ¿No creen?

En fin, esta parte me costó mucho trabajo, sentí una presión en el pecho y me dolió mucho, pero era necesario un poquito más de drama. 

No prometo nada, pero tal vez nos veamos en estos días. 

Tu firma en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora