Capítulo 23

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—Shhh —dice este tumbándose en la cama. Luego de varias horas en dicha reunión nos encontrábamos ya en casa, eran cerca de las 2 de la mañana. Y debo de mencionar que ambos bebimos algo de más.

—No hay nadie, lo aseguro—suelto una carcajada y me desbrocho el complicado vestido que ahora, más que parecer un lujo parecía una tortura a mi circulación.

—Yo estoy aquí, puedo oírte —dice este y se sienta en la cama viéndome.

—No me importa —digo ya en ropa interior dejando a un lado de la cama aquella incómoda prenda y de igual manera, tumbándome en la cama—Estamos ebrios...

—Tú, porque yo he estado cuidando mis copas esta noche —se pone de pie desabrochando torpemente en su pantalón.

—Se nota —suelto una carcajada mientras niego para luego acobijarme—No sé, pero hoy dormiré aquí. Quieras o no.

—No me importa, aunque podemos hacer algo más que dormir. —sonríe pícaramente mientras se acuesta ya en ropa interior al igual que yo.

—Ya quisieras. —Su mano se posiciona en mi cintura para que yo la regresase a su antiguo lugar.

—Mantén tú distancia o no podrás seguir ocupando cierta parte de tu cuerpo.

Antes de que pudiese decir algo, todo se nublo, resultado de las copas que recorren mi sistema.

*****

—Juraba que estarías dormida —dice la madre de Damon al verme al otro lado de la puerta, con Lily en brazos. Era cierto, me desperté algo temprano. Eran las 10 de la mañana, y lo considero temprano porque Damon aún duerme.

—Pasa por favor, ¿Deseas algo de tomar?

—No querida, muchas gracias, de verdad sólo vengo a dejar a esta preciosura. Tengo unos pendientes que resolver con mi marido —asiento un poco para cargar a mi hija. No tardo mucho como ella menciono, siendo honesta no me molestaría si ella se quedase un rato más, me agrada.

La mañana transcurre tranquila, y rápidamente. Es sábado, y mis ganas para ir a la oficina son nulas. Por lo que, me quedo en casa, Lily revisa el espacio en el sillón mientras que yo reviso mi computadora; encontrándome con un correo electrónico en mi bandeja de entrada:

"Tu marido es un completo desconocido para tus ojos, puede engañar a tu corazón, pero tu cerebro sabe casi nada de él.

No temas querida. Lo que menos queremos es hacerte daño, pero Damon merece estar solo, y por el bien de tu hija deberás de alejarte de él.

Es bajo tu responsabilidad quedarte a su lado."

Sin poder siquiera evitarlo, busco a Lily con la mirada, pongo la computadora a un lado y la cargo en mis piernas. Nadie le hará daño a la niña. Daré hasta mi vida para que ella este bien.

Damon se encuentra en el despacho con un abogado resolviendo un tema respecto a la empresa, algo que ahora no me concierne.

Subo a mi habitación, sintiendo el palpitar de mi corazón y sudando en frío, cualquier persona coherente tomaría el correo como una amenaza. 

Tu firma en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora