Capítulo 37

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Damon

Ha pasado un mes desde que Ness volvió a la ciudad, he visto a mi hija en los días que me tocan. Lo único que no soporto es ver a la madre de mi hija acompañada por ese hombre que siempre estaba cerca de ambas.

—Hijo, ya cálmate.

La novedad que hay es que finalmente encontré un buen departamento con 3 habitaciones, una exclusiva para mi hija porque ocasionalmente se queda a dormir aquí, todo fue a elección de mi madre, quien se encargó también de los gastos. Hay una habitación acondicionada para visitas y el principal, que es el mío. Estamos en la sala tomando un café, mi madre me ha escuchado contarle toda la historia con Ness y su amigo que llegó poco después de que ella lo hizo.

—¿Cómo me puedo calmar si tengo que soportar a ese hombre que claramente se encuentra interesado en Ness?

—Hijo, perdona que diga lo evidente, pero ella no tiene ningún impedimento para considerar rehacer su vida con quien quiera. Siento incluso que, se lo merece después de todo lo ocurrido desde que aparecimos en su vida.

—Lo sé mamá, pero estoy locamente enamorado de ella y sabes que en todo este tiempo no me encontré bien ni un solo segundo del día hasta que supe que había vuelto a la ciudad.

—Bueno. ¿Y qué vas a hacer?

—No tengo idea mamá, sé que no es lo apropiado, pero tengo que ver la manera de deshacerme de ese hombre porque no estamos hablando que solamente se encuentra interesado en mi esposa, sino también en mi hija.

—Hagamos algo. Hoy tienes que ir por Lily, yo buscaré la forma de citarme con Ness y trataré de investigarte algo para que no estés tan nervioso, ¿Sí?

—Mamá, sabemos que la única forma de que tenga una oportunidad con ella es si ese italiano se vaya de la ciudad. Pero no tengo idea de cómo hacerlo.

—Damon. Si haces las cosas de ese modo que se te está ocurriendo, no harás más que ahuyentar a Ness de forma definitiva. Yo presencié la forma en la que te veía hace tiempo; esa mujer te quiso, lo que tienes que hacer es volver a ganarte ese sentimiento que despertaste en ella.

—De acuerdo, tu ganas. Haremos las cosas como propones tú, solo tienes que explicarme bien que no te presté atención con eso que dijiste hace un rato.

Así comenzó ella a contarme lo que se le había ocurrido y la forma en la que se llevaría a cabo. Un par de horas después, salimos en dirección a la casa de los padres de Ness; a comparación de la que tenían cuando la conocí, era mucho más grande, con un jardín amplio, una alberca y muchas más habitaciones, al menos eso se apreciaba desde el exterior.

Una vez ingresamos a aquella casa se escucha la voz de aquel italiano hablando en su idioma, algo que no me es indiferente, estudié idiomas en el colegio y tengo alguna noción de diversas lenguas incluyendo el italiano.

—Señora, la esperan en el recibidor.

Minutos después sale la madre de Ness, aquella señora era igual que su hija físicamente, aunque con muchas líneas de edad.

—Señor Jennings.

—Señora Wiegand. ¿Será que en algún momento me volverá a decir Damon?

—Le hablo de tú a mis amigos y conocidos; y usted no es más que el hombre que le causó mucho dolor y sufrimiento a mi hija.

—Y no tiene idea de lo que lamento que eso se haya ocurrido.

—Con eso no soluciona absolutamente nada.

—Mamá.

Ness aparece en escena con un conjunto bastante casual, pero sin quitarle lo elegante a su figura, junto a una coleta alta en su cabello.

—Eso ya quedó atrás, tenemos que llevarnos bien. Ya no por él o por mí, sino por mi hija, que es la que se vería afectada por toda esta situación. Así que, por favor, ambos, ya cálmense.

—Hola hija, estás preciosa. —Mi madre se acerca a saludar a Ness y luego a su madre, quien por cierto trata mejor a mi madre que a mí.

—Aquí está la nena. Se acabó todos los pedazos de fruta.

Mi hija venía de la mano de aquel italiano vistiendo un vestidito blanco con flores en la falda.

—Mira, que preciosa princesa viene allí.

Me pongo en cuclillas y ella corre hacia mí para abrazarme apenas me tiene enfrente. La rodeo con mi brazo tras sus rodillas para levantarla en el aire e inhalar su aroma.

—Ahora traigo su maleta.

—Gracias.

El hombre se retira y Ness se acerca a besar la cabeza de la niña.

—En la maleta se encuentra su ropa de mañana, el pijama y sus horarios de comida. Nos vemos mañana preciosa, mami te ama muchísimo.

Massimo regresa con la mochila donde Ness acostumbra a guardar todo y tengo que agarrarla únicamente porque es algo que necesito.

—¿Quieres pasar por ella mañana o la traigo?

—Prefiero que la traigas, mi mamá la va a recibir, tenemos cosas que hacer con Massimo.

Aprieto la mandíbula y trago en seco, recuerdo las palabras de mi madre y sé que si hago un espectáculo ahora ella se alejaría aún más de mí.

—De acuerdo.

—Ness, por cierto. Quisiera invitarte a tomar un café. ¿Será que se puede ahora que mi hijo se va a quedar con la nena?

—Me encantaría muchísimo señora Jennings, pero tenemos un vuelo que tomar con Massimo.

—¿Vuelo? ¿Es que pretendes irte de fiesta a otra ciudad con este hombre? ¿Y tu hija?

—A ver, Damon, no tengo porque darte explicaciones de lo que hago, pero lo haré porque no hay nada turbio detrás de todo esto. Massimo va a hacer unos negocios y ahora que trabajo con él tengo que acompañarlo y a mi hija la cuidas tú, de cualquier otro modo no iría o en su caso, mi madre la va a cuidar.

—¿Cuándo vuelves?

—Damon, basta. ¡No te importa lo que haga o deje de hacer!

—¡Eres la madre de mi hija!

Un grito de la menor en mis brazos me recuerda que estamos levantando la voz. Mi madre pone una de sus manos en mi hombro y suspiro largamente.

—Será mejor que nos vayamos. —Dice mi madre mientras me jala hacia la puerta, ya en el exterior, ella carga a la niña mientras yo avanzo hacia el automóvil. 



¡Hola!

Lamento mucho la ausencia, sé que ha pasado mucho tiempo desde que me pasé por acá, pero me sentí corta de inspiración, pero aquí tienen un capítulo más. Estoy ya escribiendo otro capítulo para subir pronto, para que no me extrañen mucho. 

¡Los adoro! 

P.D. Estoy siguiendo a quienes voten, comenten y agreguen a listas de lectura está o mi otra historia. 

Tu firma en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora