Hijo, tu padre es una lagartija gigante

165 13 14
                                    

Dedicado a: MariaEditora2022. Muchas gracias por tu apoyo <3

Hicca sabía que el tema no iba a ser tan fácil de tocar o de explicar sin que suene como una loca.

Ella estaba completamente consciente de que no podría llegar casual y decirle a su hijo: "Hey Torden, ¿recuerdas a Chimuelo? ¿El dragón del que tanto te hablé y decías que ibas a matar o que amabas después de la obra de Snoggletog? ¡Pues adivina qué, resulta que es tu padre! ¿Qué quieres para cenar hoy?"

Sí, ella no era la mejor en cuestiones de palabras.

Pero también era consciente de que no podría ocultarle la verdad por mucho tiempo, pues probó que era igual de inteligente e ingenioso que ella, por lo que iba a ver a través de la mentira o unir los cabos de todas las historias que le había contado hasta ahora.

Valka fue la que la había convencido de hacerlo, explicándole que sería mejor que Torden se entere de la verdad a través de sus palabras antes de que lo escuche de alguien más o con ello crear malentendidos.

Es por eso que ya no le quedó más de otra que sentarse en la sala de su casa esperando pacientemente a su hijo; aunque su pierna estaba moviéndose inconscientemente delatando su verdadero nerviosismo mientras repasaba el discurso que había estado practicando por horas en su cabeza.

La puerta de su hogar se abrió revelando a su hijo Torden entrando de forma sigilosa sin contar que su madre estaba en la sala y ambos conectaron miradas, pero Hicca supo inmediatamente que él trataba de ocultar algo si intentaba pasar de forma sigilosa.

Claro que no funcionó gracias al gran oído de su madre.

-¿Qué hiciste ésta vez?- Hicca preguntó con seriedad en su voz al ver a su hijo cubierto de hojas y ramas. Estaba bastante segura de que su pelo se había convertido en nido de pájaros de tan desarreglado que estaba.

-Ah... ¿Nada?- respondió claramente nervioso, pero los dioses le probaron que la mala suerte estaba de su lado cuando su pequeña daga cayó a sus pies.

-Torden.- le regañó su madre.

-¡No estaba haciendo nada malo!- intentó justificarse.- La abuela me estaba enseñando a camuflarme.- fue juzgado por la mirada de su madre.- ¡Estoy diciendo la verdad!

-Ok, ok. Te creo.- Hicca levantó sus manos a modo de rendición antes de volver a dirigirle una mirada seria a su hijo.- Pero te juro que si me llega otra queja por parte de la señora Larson, estarás en serios problemas, señorito.

Torden tragó saliva de forma nerviosa y asintió con la cabeza a toda velocidad.

Cuando el jóven creyó que estaba seguro, comenzó a subir los escalones dispuesto a ir a su habitación, pero la voz de su madre lo detuvo nuevamente.

-Hey, Torden.- habló Hicca en su lengua natal, por lo que el mencionado sabía que era algo serio.- Acércate, cariño.- le hizo un gesto para que se sentara a su lado.- Ven, necesito hablar contigo sobre algo. No te preocupes no es nada malo... Creo.

Torden tragó nuevamente saliva y caminó a pasos de plomo hacia el asiento a lado de su madre. Aunque ella le aseguró que no era nada malo, en el fondo sabía que era una mentira que tu madre siempre te dice para que bajes la guardia.

Se sentó sintiendo la mano de su madre acariciar su cabello con ternura sacando algunas ramas y hojas que estaban atoradas.

-De acuerdo...- Hicca suspiró repasando por última vez su guión.- Hay algo que tienes que saber. No es nada malo de hecho, es solo que, ya sabes, no hemos tenido mucho tiempo últimamente para hablar. Y sé que ya eres un niño grande, pero tienes que saber que éste tema es algo muy, muy delicado. Lo que quiero decir es que–

-Mamá.- le interrumpió Torden.- Respira.

Hicca se dió cuenta en ese momento que comenzó a balbucear cosas sin sentido y de un jalón. De no ser por su hijo probablemente se hubiera quedado sin oxígeno o continuado con su palabrería sin sentido.

Ahora se lamentaba no tener a Astrid o a su mamá presente en aquella conversación para ayudarla, pero al mismo tiempo sabía que ésto era algo que ella debía hablar con su hijo y era su deber como su madre contarle la verdad.

-Ok...- Hicca respiró profundo e hizo contacto visual nuevamente con su hijo.- Torden, te he hablado muchas veces sobre Chimuelo. El dragón más gentil y amable con el que he crecido gran parte de mi vida, y quién al parecer se ganó también tu corazón.- tocó su pecho para hacer énfasis.- Pero hay algo más que debes saber. Torden...- tragó saliva nerviosamente sin despegar su mirada de la de su hijo.- Chimuelo es tu verdadero y único padre.

Lo hizo. Lo dijo.

Y ahora sentía ganas de saltar por la ventana para ocultar su rostro en el agujero del árbol más cercano, porque la mirada y silencio de su hijo sobre ella no le ayudó mucho.

-¿Chimuelo es mi papá?

-Si...

-¿En serio?

-En serio.

-¿Me lo juras?

-Lo juro.

-¿De verdad?

-Torden.

-Perdón... Entonces, ¿me estás diciendo que mi papá es Chimuelo? ¿No me estás mintiendo?- preguntó Torden con un gran brillo en los ojos.

-No, estoy diciendo la verdad.- se rascó la nuca nerviosa.- ¿No... Estás enojado?- preguntó Hicca nerviosa por lo que su hijo podría decir.

-¿Es en serio? ¡Es increíble!- exclamó Torden saltando de su asiento.

-¿Eh?

-¡Esto es lo más asombroso de mi vida! Bueno, la broma al tío Patán también fue uno de los mejores momentos, ¡pero ésto le gana por mucho!- comenzó a saltar por toda la sala claramente emocionado.- ¿Eso significa que soy mitad humano y mitad dragón? ¿Puedo volar? ¿Puedo escupir fuego a mis enemigos? ¿Es por eso que puedo hablar éste idioma? Creo que eso puede explicar ciertas cosas, ¡pero es asombroso! ¿Se lo puedo contar a todos? ¿Alguien más sabe? ¿Entonces puedo llamar a Chimuelo como papá? ¿Acaso tú-

-Ok, de acuerdo. Torden, respira.- Hicca se levantó de su asiento para tomar los hombros de su hijo y al igual que ella comenzó a inhalar aire.- Mira, me alegra que te estés tomando la noticia de una buena manera, en serio. Pero quiero que quede en claro una cosa, ésto es algo que debe permanecer entre tú y yo. ¿Entiendes? No le puedes decir de ésto a nadie.

-¿La abuela lo sabe?

-Solo muy pocas personas saben.- le confesó.- Pero no puedes decirle a nadie más.

-¿Ni a Kamikaze?

-Nadie.- acarició nuevamente su cabello con ternura.- ¿Me lo prometes?- levantó su dedo meñique.

-Lo prometo.- enlazó su dedo con el de su madre sellando la promesa.- ... ¿Eso significa que puedo volar?

-Creo que no tenemos la necesidad de comprobar eso por ahora. Pero, ¿qué te parece ir a pescar unas deliciosas truchas para cenar? Pero antes que nada, ve a quitarte todas esas ramas y hojas, señorito. Ve, yo te espero.

Vió con una sonrisa como Torden corrió a toda velocidad a su habitación para cambiarse y no pudo evitar soltar una pequeña risa al creer que iba a ser el fin del mundo después de darle la plática.

-Mamá tenía razón.- se cruzó de brazos y negó con la cabeza.- Se ve que es el hijo de un dragón.

Pero es gracias a él que los días en Nueva Berk eran cálidos y llenos de alegría.

Humano, dragón o ambos... Ella jamás lo cambiaría por nada en el mundo.

Cuentos de BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora