Cuando creces en un mundo de vikingos tiendes a ver las cosas de cierto modo. Eso lo aprendió Hicca cuando tuvo la oportunidad de crecer tanto con los dragones y en Berk, teniendo dos perspectivas distintas y encontrando el modo de convivir en ambas.
Sin embargo, Torden no corrió con la misma suerte.
Desde que tiene el uso de la razón, el pequeño Abadejo y heredero de la tribu de los Gamberros Peludos había crecido con las historias de sus padres y sus tíos, escuchando desde las anécdotas más bizarras hasta las más increíbles que sin duda les garantiza un lugar seguro en el Valhalla.
Y vaya que las historias de su tío abuelo Bocón ocupaban el primer lugar cuando se trataba de lo bizarro.
Torden comúnmente se quedaba al cuidado de su tío abuelo Bocón, pues debido a la naturaleza del trabajo de su madre, era normal que no pueda convivir con ella en las mañanas o tardes, sino hasta las noches a la hora de la cena o algunos pocos días en los que Hicca se tomaba descansos para poder pasar el día con su hijo.
En el caso de hoy, Torden se tuvo que quedar al cuidado del viejo herrero, pues su madre tuvo que salir a realizar sus deberes de jefa y el jóven muchacho se encontraba en la herrería.
Él estaba sentado en un pequeño rincón como ya era costumbre. Tenía un pequeño escritorio para él mismo y su cuaderno listo para ser llenado nuevamente por sus garabatos o notas.
Pero parecía ser que los dioses no estaban de su lado, pues no importaba cuanto se quebraba la cabeza para pensar en algo, la inspiración y las ideas parecían haberse ido de vacaciones para dejarlo a su suerte.
Gruñó en voz baja después de haber quemado su cabeza por media hora visualizando algo en su mente. Comenzó a garabatear en una hoja en blanco tratando de dibujar algo en base a las líneas, pero terminó arrancando la hoja en un arranque de enojo.
-Vaya, y uno dice que los vikingos tienen un mal temperamento.
Torden alzó la mirada al escuchar la voz de su tío abuelo, quien pareció dejar de martillar un palo de metal que estaba al rojo vivo y ahora veía con diversión a su sobrino.
-Yo le supliqué a los dioses que no sacaras el temperamento de tu madre. Y mira como nos maldijo Loki, tuviste que sacar el de tu padre también.
-Ja ja, muy gracioso, Bocón.- Torden resopló mientras rompía el resto del papel.- Creo que se te olvidó una gallina a la hora de hacer la plegaria. Éste es tu castigo divino. Yo.
-Ah, el sarcasmo de los Abadejo, veo que eso es un requisito para cada miembro de la familia.Y de algún modo aumenta el nivel con cada generación.- Bocón rió ante su propia broma. Torden incluso soltó una pequeña carcajada.- Pero ya en serio, muchacho. ¿Qué te tiene tan enfadado que te desquitas con un pedazo de papel?
-El papel es justo el problema. He intentado dibujar algo desde que llegué aquí, ¡pero parece que las ideas entran por un oído y salen por el otro!- se quejó Torden señalando su cuaderno.
-Y eso también se los tuviste que sacar...- susurró Bocón, pero el chico pudo captarlo gracias a su oído.- Igualito a tu madre.
-¿Ella también pasaba por el bloqueo artístico?- preguntó Torden con genuina curiosidad.
-Más veces de lo que puedo contar.- comentó Bocón alzando su prótesis de martillo.- Pero siempre hubo algo que la ayudaba a dejar fluir su inspiración.
Eso llamó la atención del jóven heredero.
-¡¿Cómo?!- exclamó a la vez que golpeaba sus manos contra la mesa.
-Muy fácil. ¡Bocón!- se señaló a sí mismo con la misma prótesis.
La sonrisa de Torden se borró en menos de un segundo.
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Cuentos de Berk
FanfictionLibro de historias cortas, o largas, de diferentes situaciones con nuestros personajes favoritos viviendo sus vidas después de los eventos de las películas y series. Podrán dejarme sus ideas de capítulos en los comentarios y yo con mucho gusto los v...