La Chica y su Dragón

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Era una tarde soleada en el Nido del Alaeterna, una isla que parecía un paraíso para los dragones que la habitaban: hermosas playas, un clima tropical pero no caluroso, y cielos tan claros que eran perfectos para volar.

Un pequeño dragón de escamas tan negras como la noche y ojos verde tóxicos se encontraba en un pequeño estanque tomando agua de lo más tranquilo cuando sus orejas se movieron de forma involuntaria al captar un pequeño ruido.

Permaneció inerte e hizo como si siguiera tranquilo, pero sus ojos seguían escaneando el lugar notando el sutil movimiento de los arbustos. Tensó más su cuerpo y cuando escuchó los pasos acercarse más a dónde se encontraba, rápidamente se hizo a un lado dejando que lo que sea que lo estaba cazando pase volando por su derecha.

-¡AH!

O más bien, alguien.

El dragón se lanzó a las risas al ver a la chica de siete años resurgir del estanque con todo su cabello pegado a su rostro y escupiendo agua.

-¡Eres una maldita lagartija gigante!- le regañó.- ¡No es justo, Chimuelo!

Chimuelo comenzó a llorar de tan grandes carcajadas que estaba soltando. Veía divertido a su amiga nadando hasta la orilla claramente molesta.

-Ya te he dicho que es imposible que pases desapercibida en mi presencia, renacuajo. Tendrás que intentarlo mejor para la próxima.- dijo una vez pudo calmar su risa, soltando una pequeña carcajada ante el puchero en la cara de su amiga.

-Mejor ayúdame a salir.- le reclamó Hicca extendiendo su mano.

-Nah, no voy a caer en ese truco.- respondió Chimuelo con una sonrisa ladina.- Cómo te acabo de decir, tendrás que intentarlo mejor.

-¡Ush!- se volvió a quejar Hicca saliendo del estanque para tomar todo su cabello y secarlo.- Maldita lagartija gigante con alas, ojalá te toque una anguila en el almuerzo y te-¡Auch! ¡Oye!

Chimuelo la había golpeado con su cola "accidentalmente", causando que ella volviera a caer en el agua, y Chimuelo suelte grandes carcajadas. Ya para éste punto gritaba de la risa.

-¡Chimuelo!

-Jajaja... D-Debiste ver tu-pfft tu cara... ¡Jajajaja!

-¡Ya verás!- Hicca le amenazó y comenzó a tirarle agua a Chimuelo.

-Oh, ¿con qué quieres jugar? Bien... ¡Bola de cañón!- Chimuelo se aventó al agua usando su peso a su favor para mojar a Hicca por completo y empujarla contra la corriente.

Ambos se sumergieron en una pelea de agua en la que las risas y los gritos divertidos envolvían el ambiente, disfrutando de la compañía del otro, y creando diferentes trucos cuando comenzaron una competencia de clavados.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, ambos decidieron finalmente salir del estanque y Chimuelo creó una pequeña fogata para que ambos pudieran secarse, cambiando a su forma humana como excusa para acercarse más a Hicca y que la secada sea más rápida.

Pero a pesar de aquello, ninguno de los dos se quedó callado, pues siempre lograban sacar un tema de conversación, o ideas de travesuras por parte de Hicca, para pasar el tiempo juntos. Chimuelo se movió ligeramente y se sorprendió cuando sintió un peso sobre su hombro, volteó la cabeza ligeramente y se encontró a Hicca dormida y se dejó caer sobre él.

Sonriendo de forma suave, se movió con cuidado para poder cargar a Hicca en su espalda rodeando sus brazos por sobre sus hombros y tomando sus piernas alrededor de su cintura. Se acercó a la ahora pequeña fogata y pateó tierra para poder apagarla completamente.

Una vez completada su tarea regresó caminando hacia su cueva cargando a la chica en su espalda disfrutando de su calidez; y aliviado de que estaba dormida, porque estaba seguro que su cara estaba completamente roja y su corazón palpitaba como loco.

Ya una vez que estén de regreso en casa ya la dejaría dormir en su cama por un rato más antes de despertarla para ir a cenar.

Después de todo, era un día común en la vida de la chica y su dragón.

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