Capítulo 13:

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Capítulo 13:

Milo corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, tratando de mantener su preciosa carga a salvo, su ritmo cardíaco se aceleró aún más cuando la princesa empezó a convulsionar nuevamente entre sus brazos, incluso estando envuelta en la capa del guardia el cuerpo de la chica se sacudía violentamente, sus pupilas se movían rápidamente detrás de sus párpados cerrados, parecía que su cuerpo se encontraba en una batalla, luchando con fuerzas invisibles que buscaban desgarrarla desde adentro.

El sudor empapa su frente y su piel palidece aún más, resaltando las venas azules de su rostro, los temblores se propagan por todo su cuerpo, sacudiendo incluso los dedos de sus manos que se aferran débilmente a la tela en la que esta envuelta. Milo trataba de proteger su cabeza, apretando el cuerpo de la chica contra su pecho, más sangre salía de sus labios. ¿Cuánto habría perdido ya? Tras unos segundos el movimiento se detuvo, el cuerpo que cargaba con cuidado volvió a desvanecerse, sus manos cayeron flácidas a cada lado.

-Ya casi llegamos, aguanta un poco

Susurro. Cada vez que cerraba los ojos la imagen de la joven vomitando sangre y luego desmayándose lo atormentaba. Estaba finalizando su guardia cuando la vio saliendo de su recamara y colapsando, corrió inmediatamente hacia ella y la envolvió en su capa, tanto para calentar su cuerpo como para cubrirla, todo lo que estaba utilizando era una bata de seda y ropa interior medio destruida. Contrajo su rostro, desesperadamente trataba de mantener el equilibrio y avanzar con rapidez.

Milo irrumpió decidido en la habitación, empujando la pesada puerta con su espalda. Su voz resonó con urgencia mientras llamaba a los reyes

-¡Majestades!

Sabía perfectamente que solo podía estar en esta área en casos de emergencia y que de lo contrario su cabeza podría estar en juego.

-Mas te vale que alguien esté muerto.

Bufó la reina, Milo trató de controlar su voz antes de decir cualquier cosa. Estar solo en presencia de la pareja real estaba entre sus peores pesadillas, pero ¿a dónde más podría haber acudido? Luego de cerrar la puerta lo más delicadamente que su pierna le permitió se giró. El rey abrió los ojos hasta doblar su tamaño, la reina se llevó una mano a la boca, los dos pares de ojos no se separaban del cuerpo inmovil de su hija, gotas de sangre aun caían de su boca.

-Realmente espero que no, su alteza

En menos de un segundo estaban fuera de la cama. Aunque los reyes aún lucían sus pijamas de seda y arrastraban las marcas del sueño en sus rostros se despertaron rápidamente. Sin embargo, sus semblantes rígidos apenas dejaban entrever alguna emoción. Los ojos de Milo detectaron un atisbo de alarma en ellos, pero también percibió una extraña serenidad que parecía sugerir que podrían haber estado preparados para algo como esto.

-Damela

El rey ordenó con voz ronca, Milo depósito a la joven en los brazos de su padre tratando de esconder el recelo que le invadía el cuerpo ante la idea de dejarla a sola con ellos. Una punzada de temor se apoderó de Milo, quien se preguntaba si los reyes podrían tener alguna responsabilidad en el estado de la princesa. No podía comprender cómo un padre, incluso siendo rey, podría permanecer tan imperturbable al ver a su hija en tal condición.

-Como puedo ser de utilidad, mi reina?

La mujer se giró a verlo, detallando por primera vez al joven guardia

-Ni una sola palabra de esto a nadie. Regresa a tu posición.

Su voz era gélida, y su rostro estoico parecía inamovible. Lejos de parecer una madre preocupada su postura se asemejaba más a la de un forense examinando el cadáver sobre su mesa.


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