Capítulo 43

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Cuando Enid entra a la casa le reciben gritos y alaridos, pero no precisamente los que uno espera después de no verse tanto tiempo con tu familia, de pronto su mente la transporto a cuando hace menos de diez años el matrimonio de sus padres, justo como ahora, parecía desmoronarse y los gritos y las peleas no cesaban, recuerda también sacrificar sus recuerdos para que los de su hermana estuvieran intactos, le colocaba a Isa los audífonos que le había regalado su tía Martha por navidades, por esa razón para Isabel sus padres siempre han sido perfectos, pero Enid tenía claro que no era así.

Yoko justo detrás de la rubia presenciaba la escena, recordando no haber pensado que una escena así fuera la que recibiera a su mejor amiga después de un año afuera del país, cuando los gritos cesan un poco, y su padre sin ánimos de abrazarla o si quiera prestarle algo de atención se sienta sobre el sofá mientras mira una pantalla de la televisión apagada, la madre de la rubia se acerca hasta ella, la mira de arriba a abajo y luego da un quejido de desagrado y se marcha hasta la cocina, la rubia regresa a mirar a su amiga y levanta los hombros para luego empezar a caminar hasta su habitación.

Cuando cruzan por aquel pasillo Enid se detiene en la puerta entre abierta de la habitación de su hermana, Yoko trata de detenerla pero ya le es imposible cuando la rubia abre por completo el cuarto, para encontrarse con la habitación completamente vacía, gira los ojos y vuelve a dejar la puerta en el ángulo en el que estaba.

— Al parecer Isa no está en casa.—dice la rubia tirando sus cosas sobre la cama, camina hasta el ventanal y se recuesta un momento a observar la calle frente a ella, Yoko mira a su amiga desde la puerta, no sabe que decir, por una parte se alegra de que Isa no este en casa, pero por otra parte sabe que en algún momento va a aparecer, y ella no va a estar para detener a Enid de volverse una homicida— No debí irme nunca.—se lamenta la rubia agachando la mirada.

— Pero te fuiste, pasó el tiempo y ya es un año después, no puedes hacer nada para cambiar eso.—dice Yoko desde la puerta caminando hasta la rubia— No estabas bien aquí, era lo mejor para ti en ese momento, y creo que lo sabes.

— Entonces no debí regresar, ya viste como ésta mi madre conmigo y mi papá ni siquiera quiso mirarme.—se detiene un momento para pasarse las manos por la cara y con los ojos llorosos agrega— Y mi hermana esta saliendo con Mer.—se golpea la cara mientras Yoko la mira atónita, la pelinegra atina a cogerle las manos para que deje de hacerlo y luego la envuelve en sus brazos, necesitaba esto y ella lo sabía, el abrazo que no le dieron sus padres al llegar, el abrazo que no le dará su hermana, y mucho menos Merlina.

Mientras tanto aun en la casa de Tyler, la morena alista el desayuno de ambos después de ducharse mientras espera que el chico salga de hacer lo suyo en el baño, calienta unas tostadas y hace un poco de café para servirlo en la mesa bien colocada, el padre de Tyler siempre se marcha mucho antes de que el sol aparezca, así que supone que no ésta, se sienta a esperar a su amigo mientras revisa su celular, tiene varios mensajes de Isabel que no piensa abrir, revisa su historial de llamadas, nada nuevo, Enid no ha vuelto a aparecer.

— ¿Qué es eso tan rico que huele?—pregunta una voz detrás de ella y la morena quiere morir en ese instante, el padre de Tyler en pijama pero con aspecto de recién duchado se acerca hasta ella y pone una mano en su hombro en forma de saludo, la morena trata de disimuladamente mover el plato que estaba frente a ella hacia el lugar del señor, cosa que da resultado muy fácilmente ya que el hombre era un ser muy distraído de la vida— Es una sabrosura despertar así.

— Son solo tostadas calientes y café.—señala la morena mientras mira hacia otro lado esperando que su amigo aparezca de una vez.

— Si bueno, pero me alegra que las calentaras, saben mucho mejor.—dice el señor con una sonrisa en el rostro que solo pone mas incomoda a la morena— Tyler ni siquiera se esfuerza en eso, bueno ni siquiera se toma la molestia en ponerlas en un plato sobre el desayuno.—se jacta mientras da un sorbo al café.

Normies - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora