Cap. 31 «Contratiempos»

24 3 0
                                    

P.O.V. RENESME

Hoy es el gran día -o la gran noche- en la que se decidirá si nos podemos quedar aquí o no. La noche de la apuesta. La noche en la que no podemos fallar si queremos que el plan de Alec y yo funcione.

Tras una larga mañana de ensayo, ahora mismo nos encontrábamos preparándonos para la ocasión. Acababa de salir de un largo baño para eliminar los nervios y la tensión de mi cuerpo. Me puse un albornoz blanco y una toalla en el pelo para ir a sustituir a Jane -dado a que ella se estaba encargando de echar un ojo a Sofía y Enzo- para que ella también se pudiera bañar.

Estaba más nerviosa de lo normal y, para ser sincera, no sabía a qué se debía esto pero tenía un mal presentimiento. Me pasé unos minutos distraída con mis bebes hasta que Ella abrió la puerta de mi habitación.

-Ella, ¿Qué haces aquí?- pregunté al ver su mala cara  y mis temores previos me regresaron de golpe.

-Tenemos un problema- respondió mientras se me acercaba para sentarse a mi lado en el borde de la cama que estaba pegada a la cuna de Sofía y Enzo.

-¿Que ocurre?

-Es Rosemett, se acaba de comenzar a sentir tremendamente mal. No sabemos que le ha sucedido pero no tiene pinta de que vaya a mejorar para dentro de una hora y media.

-Mierda. Pues avisa a María, dile que finalmente sí le va a tocar actuar- Ella asintió y se fue rápidamente.

-Lo siento María, pero no nos queda otra opción- me disculpé mentalmente aunque ella no se fuera a enterar nunca de lo que he dicho.

María había dicho que no quería participar hace cuatro días -es por eso que ayer no le cogimos vestido a ella- pero si que la habíamos dejado como sustituta por casos como el que teníamos ahora. Sinceramente, miedo me daba cómo pudiese reaccionar María; pero ahora no había tiempo para ello.

-¿Cómo que tengo que cantar yo por Rosemett?- y ahí estaba.

-Rosemett no se encuentra bien, María, y tú eres nuestra última esperanza para poder cantar a estas alturas. Tú te sabes las canciones bien y, a una hora y media de cantar, no podemos cambiarlo todo. Además, el traje de Rose te tiene que servir a la perfección porque a ella le quedaba ligeramente grande- la intenté hacer entrar en razón.

-Esta bien, pero  solo porque sino nos echan a patadas de este lugar- y tras eso se fue; sin embargo, yo me quedé dándole vueltas a esa frase.

¿Y si Rosemett no se había empezado a encontrar mal de la nada, sino por culpa de alguno de estos estúpidos?

Ya seguiría después pensando en eso, porque ahora debía preparar, pero como fueran ciertas sus sospechas se iban a arrepentir estos vampiros de pacotilla.

Me escarmené el pelo y comencé el peinado que había decidido ayer en la tienda. Me puse el vestido negro y unas botas militares negras junto a unos pendientes de plumas plateadas. Utilicé un maquillaje bastante simple porque quería aparentar lo más natural posible, por lo que  solo emplee un pintalabios marrón oscuro 24 horas -para que no se me fuera con facilidad la pintura de los labios-, un poco de polvos iluminadores -para el efecto con las luces que tendríamos esta noche-, un eyeliner negro y rímer para las pestañas.

Tras terminar de arreglarme, todavía me quedaba una hora entera para tener que salir, por lo que me dediqué a jugar con Enzo y Sofía por un rato. No sabía con quién podría dejar a mis bebes aquella noche, pero quizás le podría decir a Rosemett que se viniera a mi habitación -así descansaba y se aseguraba de que nada le pasaba a los niños-. No tardé mucho en llevar a cabo mi idea e ir a buscarla.

Amor por defecto -RENESLEC-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora