¿Que pasaría si dos enemigos de siempre se enamoran?¿Y si al hacerlo causan un caos entre sus dos familias? ¿Y si solo ellos pudieran unirlas? ¿Sería eso lo correcto o solo sería un error?¿Les dejarían ser felices juntos después de rebelar su amor...
Estaba en mi habitación, ya era de día y, por fin, me había despertado.
Había tenido un sueño rarísimo. Había soñado de que me desperté y estaba sola en casa, por lo que salí a cazar y cuando esta volviendo me encontré con Alec Vulturi, que uso su don contra mí, y me dejó inconsciente; pero menos mal que ya desperté.
Me levanté de la cama y me fui a la ducha para bañarme. Al salir, se me ocurrió la irónica idea de teñir mi pelo. Sabía que mis padres se iban a enterar si salía, así que como tenía un bote de tinte lila en mi mochila entre mi ropa, lo cogí a escondidas y seguí las instrucciones. Había jurado que dejaría de ser la misma y es lo que iba a hacer ahora mismo.
Cuando termine, me planche el pelo, me pinte las uñas y los labios del mismo lila del tinte. Me hice la línea de los ojos, a parte de ponerme un poco de sombra. Y todo en conjunto se quedo así.
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Para terminar, me puse unos pantalones cortos negros con medias de rejillas debajo, un top del mismo color, una chaqueta de cuero y las botas que me llevé a la discoteca la última vez.
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Cuando termine de arreglarme, fui directa a la puerta, pero no se abría, así que llegó la hora de usar mi otro don. El del deseo. Deseé con todas mis fuerzas poder salir y, cuando me rendí, alguien abrió mi puerta. Pensé que sería mi tía Rose, pero en su lugar había un chico y, al mirarlo bien, me di cuenta de que era el chico de mi sueño. Y en ese momento caí en la cuenta, ¿y si no fue un sueño? Me miró sorprendido, supuse que por el nuevo color de pelo.
-Aro quiere que vallas a la sala de tronos- definitivamente no había sido un sueño.
-¿Quién es Aro?- preguntó desconcertada, mientras empezamos a caminar por los anchos pasillos.
-El líder del Clan Vulturi- contestó como si acabase de preguntar una locura.
-¿Dónde estamos, a dónde me trajiste?- le preguntó.
- Te traje a Volterra, en Italia.
-Seguro que mi familia esta mi preocupada y no deja de buscarme.- le dije mientras nos dirigimos hacia la sala del trono.
-No lo hacen, ni lo harán- contesta sin siquiera mirarme.
-¿Cómo lo sabes?- le pregunté.
-Porque dejamos una nota que ponía que te ibas, que necesitabas tiempo para ti, y que no ibas a volver.
Eso me destrozo, me enfade con ellos, pero ahora no los volveré a ver, ahora mismo estarán destrozados.
-Entonces, ¿nunca me dejarán ir?- cuestioné apenada mientras siguía caminando.
-Eso pregúntaselo a Aro ahora, ya hemos llegado -me dice abriendo dos enormes puertas marrón oscuro.
ALEC P.O.V.
Acababa de llegar a la sala del trono con la híbrida de los Cullen y, nada más entrar, me colocó en mi sitio, junto a mi hermana Jane. Todos se quedaron mirando a la Cullen, con la misma cara con la que le mire yo esta mañana al verla con el cabello lila.
-Veo que ya despertaste querida Renesme.- dijo Aro con una leve sonrisa.
-Sí- contestó la Cullen.- ¿Qué quieres de mi Aro?- preguntó de manera cortante.
-Quiero que te unas a mi guardia.
Todos le miramos sorprendidos.
-¿Como?- dijo sorprendida.
-Lo que has oído, y vas a tener un mentor y guarda espaldas,- eso me llamó mucho la atención, ¿Quién sería el pobre al que le tocase ser su guarda espaldas? - lo he estado pensando mucho, y finalmente he decidido que tiene que ser alguien en quien confío plenamente, y ese eres tu Alec- dijo señalando hacia mí.
No me podía creer que a mí, el vampiro más poderoso de la guardia, lo hayan puesto de niñera de una muy sexy -pensé devorándola con la mirada de arriba a bajo nuevamente-, pero que digo, de una asquerosa híbrida.
Esta salió de la sala y Aro me hizo una seña para que la siguiera, y así lo hice; pero cuando se dio cuenta de que la seguía, Cullen comenzó a correr a velocidad vampírica. Yo la imité y la atrapé justo delante de su puerta. La tenía entre la puerta y mi cuerpo de manera completamente inmóvil.
-Suéltame, suelta- me gritó.
Yo la solté, ya que no quiero que Aro me arrancase la cabeza, pero me acerqué a ella ligeramente para acorralarla con mi cuerpo.
-Esto no se va a quedar así, no siempre te podrás escapar- le dije de manera provocadora al oído. Después de eso, abrió la puerta, entró y la cerró en mis narices -. Definitivamente, esto no se va a quedar así -pensé mordiendo mi labio inferior.
