Amor por defecto -RENESLEC-

Cap.18 «Nuevas compañías»

RENESME P.O.V.

-¿Renesme?- pregunta María apartando a su hermano hacia un lado para poder acercarse más a mí.

Yo asentí con lágrimas en mis ojos, ¿en serio estaba llorando otra vez? Con esto del embarazo no paro de llorar.

-Si María, soy yo- digo limpiando las lágrimas que se deslizaban por mis cachetes, mientras me hundía en un corto pero profundo abrazo con ella.

-Renesme- me dice Jaime acercándose a mí una vez que María se separó.

Lo cierto es que había pegado un estirón muy fuerte, estaba mucho más alto que la última vez que nos vimos que medianos lo mismo. Ahora este ser me sacaba tres jodidas cabezas. Menos mal que María si se quedó más de mi altura.

-Jaime- digo con una sonrisa mientras me lanzanba a sus brazos y le daba un sonoro beso en la mejilla, tanto que parecía que había retrocedido en el tiempo y volvió a ser aquella niñita de antaño.

Cuando me bajé me reuní nuevamente con Jane, quién me di cuenta de que la había abandonado por completo. Por lo que me puse a su lado y la agarré de la mano.

-Chicos, ella es Jane. Mi mejor amiga- la presento y ella me mira con una sonrisa tímida que luego también les entrega a ellos-. Jane, ellos son los hermanos que nunca tuve- digo haciendo un gesto con la mano en dirección de los hermanos.

Ellos se presentaron mutuamente con tranquilidad y luego María nos invitó a entrar en la casa.

La casa seguía intacta, realmente parecía no haber pasado el tiempo en calle humilde casa. Todavía no entiendo cómo es que con el dinero que tienen no compran cosas nuevas para adornar.

Nos sentamos en los sillones de la sala y María nos ofreció un poco de té recién hecho, el cual aceptamos, aunque Jane con un poco más desconfianza.

-¿Y qué hacen aquí?- pregunta María sentándose en el sillón de enfrente con su taza de té en mano-. Osea, no piensen mal, pero me sorprendió esta visita sin previo aviso, omitiendo el hecho de que lo primero que dijiste era que necesitabais ayuda.

-Como bien dije, necesitamos ayuda. Necesitamos refugio y la ayuda de otros híbrido como yo; y ahí es donde entran ustedes ya que son con los que más confianza tengo y con los que sabía exactamente dónde se encontrarían.

-Bueno, espacio aquí hay de sobra para dos más por muy pequeña que parezca, y con lo que sea que necesiten les ayudaremos encantados- ofrece Jaime.

Yo gesticule un pequeño gracias y el me sonríe en respuesta.

-Les acompaño a la habitación dice María levantándose y yéndose hacia las escaleras. Jane y yo la seguimos dejando las tazas en la mesa.

Nos condujo hasta una acogedora habitación con litera -en la que María y Jaime dormían antes, cuando eran más pequeños-.

-Aquí es, elijan cada una la cama que quieren y coloquen sus cosas a vuestro gusto. En una hora y media estará la cena. Tómense la organización con tranquilidad que no hay prisa, y si hace falta algo mañana vamos a comprarlo por la mañana- nos dice María.

-Vale- le digo sonriendo levemente-. Muchas gracias en serio María. Ella nos mira y asiente en respuesta.

-Hasta ahora- dice y desaparece por la puerta dejándonos a Jane y a mí en la habitación.

Comenzamos a sacar lo poco que habíamos traído de las maletas, y  colocándolo poco a poco en el armario y los cajones de la habitación.

Nos pasamos unos minutos en un silencio, en el cuál, solo se escuchaban nuestros pasos y los cajones al abrirse y cerrarse.