Cap. 29 «Una buena causa»

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RENESME P.O.V.

-Se puede saber porque no me has dejado ir con él en busca de Jane, papá- me quejé.

-Porque es su hermana y tú te has comportado y dirigido a él como si Jane fuera una desconocida para él.

-¿No crees que te has pasado un poco esta vez?- me preguntó mi madre-. Sé que estás dolida, pero no por ello tienes el derecho de infundir dolor en el resto de personas.

-No es en el resto de personas, es en él.

-Exacto, estás tan centrada en hacerle daño que no te das cuenta de nada más, cariño- me debatió mi padre.

-Eso no es cierto.

-Sí que lo es, porque sino no te hubieras puesto a montar esta escena y, en su lugar, te hubieses preguntado por qué Alec ha dicho lo que ha dicho a cerca del resto de Vulturis. Diría yo que él es el más enterado en este momento de lo que le está pasando a Jane y ella lo necesita a él.

En el fondo, lo que más me jodía era saber que tenían razón a cerca de esto. Me había pasado desmesuradamente y sin ningún tipo de excusa. Pues, lo cierto es que desde que habíamos vuelto, Alec se había comportado relativamente bien con nosotros, menos las miles y millones de veces que lo he pillado en mi habitación con mis bebés. No parecía ser nuestro enemigo en este combate, pero tampoco estaba dispuesta a bajar la guardia como la última vez para que luego me apuñalen por la espalda.

-Quizás deberías aflojar un poco con él- me recomendó mi padre.

Yo me encogí de hombros y me senté en la cama de matrimonio de la habitación de mis padres en el lado opuesto del que estaban ellos sentados. Pero entonces me acordé de un detalle.

-Oye, ¿Qué hacía Alec aquí antes de que yo llegara?

-Vino a hacerme unas preguntas- le escuché decir a mi padre después de dudar si responderme o no.

-¿Qué tipo de preguntas?- me preocupé, no fuera a ser nada a cerca de mis bebés.

-No te preocupes, eran tan solo dudas existenciales de la vida vampírica- tras escuchar eso, ya me relaje y pude pensar en otra cosa.

Aproveché para tratar de organizar mi mente para los ensayos de las canciones, pues solo quedaban cinco día y al de esta mañana, Jane no se había presentado. La necesito allí para que todo esto no sea un desastre y se vaya al garete. Me levanté de golpe y me dispuse a salir de allí.

-¿A dónde vas?- me preguntó mi padre.

-Fuera de aquí- respondí saliendo cerrando la puerta detrás de mí.

Decidí que iría a ver el estado de mis bebes para desconectar la mente pero, cuando estaba llegando, me encontré a Alec sentado en una silla delante de la puerta de Jane.

-¿Qué haces ahí?

-Vigilar la habitación de mi hermana, ¿algún problema?

-¿La encontraste?- pregunté mientras intentaba acceder a la habitación, pero en menos de un segundo, el corpulento pecho de Alec se interpuso en mi camino.

-Sí, pero puedes entrar. Necesita descansar, ahora no es el mejor momento.

-Alec, déjala entrar, anda- escuchamos como decía Jane desde el otro lado de la puerta. Yo le sonreí con superioridad y le levanté mi ceja derecha mientras él me ponía mala cara-. Pero, Ren, no enciendas la luz por favor.

-Vale- le respondí mientras accedía a la habitación apartando a Alec de en medio.

Entré y accedí casi a ciegas a la habitación hasta llegar a la cama de Jane.

Amor por defecto -RENESLEC-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora