UNIDOS POR LA VENGANZA

(87) ADN

La noche llega y Taeyong observa la hora en su reloj, son las 21:26, a las diez el dueño abandonaría el establecimiento y el podría entrar. Para matar el tiempo echa el asiento hacia atrás y pone un poco de música, tararea mientras mueve la cabeza al ritmo de la música, cierra los ojos pensando en todo el problema que ha habido en casa recientemente. Las hijas de Jin-Young estaban en cuidados intensivos, Park estaba iracundo y no se le podía decir ni una sola palabra, por lo que había que dejarle relajarse para poder hallar una solución a este problema. Y es que encontrar a los compañeros de Jimin no estaba siendo tarea fácil, los tipos no habían dejado rastro alguno y Jin-Young confiaba que con ellos podía conseguir a Jimin con la guardia baja. Taeyong no confiaba mucho en ese plan, pero como su jefe estaba poco racional estos días, no le decía nada.

Mira de nuevo la hora y aún son las nueve, pero a diferencia de otros días Taeyong ve como el hombre sale antes de hora, se le ve hablar furioso por teléfono, cierra el local y deja como de costumbre la llave bajo el tapete de entrada al gimnasio. Taeyong espera unos segundo y baja del auto con su mochila, se cubre con su capucha y toma la llave, abre la puerta y vuelve a cerrar para que nadie más pueda entrar, fue a los vestidores y se cambió de ropa.

Conecta su celular a los parlantes del gimnasio y da play a su mix de música en Spotify, estando listo sube a la caminadora e inicia su rutina, calentará un poco y de ahí pasaría a hacer abdominales.

Concentrado en lo que hace canta, hasta que la música es cortada. Taeyong mira su celular sobre la máquina de al lado y se ve pausada, detiene la máquina y baja para tomar su celular. Vuelve a dar play y esta vez solo suena el celular, ya no el parlante. La situación se le hace extraña, porque es la primera vez que sucede esto desde que él empezó a ir.

—¡Taeyong, tanto tiempo sin vernos!, ¿No crees?...— Jimin aparece logrando asustarlo por su repentina aparición.

—Digo lo mismo Jimin, demasiado tiempo.

—......— Jimin sonríe y se acerca un poco más a él con sus manos atrás, que sostenían el celular, pero que a vista de Taeyong, parecía traer un arma tras de él.

—¿Vienes a matarme?

—No, en mis planes no está matarte.

—¿Entonces?...— Taeyong mantiene su mirada en las manos ocultas de Jimin. —No me digas que vienes a negociar conmigo...— Volvió a hablar con ironía.

—Oh no, nada de negocios. Yo solo quiero ver el mundo arder.

—¿Cómo?

—¿Aún tienes curiosidad sobre el paradero de tu padre verdadero?

—Vete a la mierda...— Taeyong tomó sus cosas y caminó en dirección contraria para irse de ahí. ¿Qué era lo que ese doncel podría saber sobre el bastardo que lo abandonó a él y su madre? Además ¿Qué ganaría él diciendo algo sobre ese hombre?

—Es una pena que no quieras saber cuando ya lo conoces.

Esa simple oración detiene a Taeyong, su cuerpo se ha congelado y no sabe que hacer, una parte de él grita que no debe confiar en lo que él diga y que siga su camino, pero su curiosidad lo estaba tentando, ¿Qué hacía? Todo podía ser mentira, pero de ser mentira ¿En que beneficiaría a Jimin en esto? Nada, absolutamente nada obtendría él con esto, entonces... ¿Era real?

Confuso se giró y lo miró en silencio, no tuvo que decir ni una sola palabra porque él se acercó hasta donde estaba y por fin enseñó lo que tenía detrás de sus manos. Sacó un celular y a penas lo desbloquea le enseña la foto de un examen de ADN.