(92) LA CARTA

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Habían regresado a la villa hace una hora, todos los subordinados que habían participado en este ataque alardeaban lo que habían robado, dinero, joyas, armas entre otras cosas. Estaban entusiasmados por la carga de adrenalina en el momento que irrumpieron en la paz de esa villa.

Ahora Jimin había obtenido su venganza, se veía feliz con su cometido, cada que recordaba la expresión de dolor y pérdida en Jin-Young, su satisfacción no tenía límite y cómo olvidar cuando obligó a Soyeon a verse en el espejo. Dios, la expresión de terror de lo que había hecho con ella no tenía precio. Cataloga esta venganza como la mejor hasta ahora, ahora solo faltaba Irene. Ya podía saborear su temor ¿Qué le haría a ella? Bueno, estaba claro que el dolor que sentiría tenía que saciar su sed por verla caer. Esa mujer iba a implorar, no, rogaría por su vida prometiendo que jamás volverá a acercarse a quién no debe, pero por más promesas que haga y aunque está segura de que sí las cumpliría, sería mentira decir que la dejaría vivir.

—Jimin...— Tae había salido al balcón donde él se hallaba sentado. —¿Cómo estás?

—Me siento de maravillas...— Se estiró dejando caer su espalda en el respaldo.

—Puedo notarlo...— Taehyung se sienta frente a él. —Sabes, estaba pensando en qué haría ahora.

—¿De qué hablas?

—Pues necesito un trabajo, necesito hacer mi vida. Por fin soy libre y quiero disfrutar mi vida al máximo nivel.

—Entiendo, pero ¿Por qué mejor no esperas a que mate a Jin-Young? Por el momento estás seguro aquí.

Jimin se inclina tomando las manos de su amigo, él parece pensarlo y termina cediendo. No era mala idea, aunque dudaba que Jin-Young lo buscara, pero era mejor prevenir que lamentar, y eso es lo que hacía su amigo.

El silencio entre ellos es cómodo, Tae lo abraza agradeciendo todo lo que ha hecho siempre por él, el abrazo es largo, se alejan de apoco y nuevamente vuelve esa tensión. Ambos sonríen cómplices.

Las manos de Taehyung se deslizan por el torso de Jimin, una de ellas se detiene en su pezon, mientras la otra llega un poco más abajo. Jimin cruza sus brazos alrededor del cuello de Taehyung, lo acerca y el beso es salvaje.

De los labios de Jimin se ha escapado un gemido cuando siente los dedos de Tae sobre la tela de su bóxer.

—Jimin...— La voz de Yoongi los saca de esa sofocante pasión y se alejan. —¿Estás ahí?

Jimin arregla su ropa cuando se levanta. —Maldición...— Camina hasta la puerta y abre molesto. —¿Qué quieres?

—¿Estás ocupado? Quisiera hablar de algo contigo.

—¿Es urgente?

—Para mi si.

Jimin siente cierta curiosidad, se voltea para mirar a Tae que aún está en el balcón, de seguro esperándolo para poder continuar en lo que estaban.

Suspira estresado y le pide un momento a Yoongi, va con su amigo y le dice que Yoongi necesita hablar de algo importante con él y necesita que los deje solos. Tae entiende y se retira, Yoongi entra y toman asiento.

Yoongi mira hacia abajo y nota a su hijo que sale corriendo de la casa, va huyendo de Yeo que juega con él. Sacude la cabeza ante la distracción, él había venido por algo aquí y no podía quedarse en silencio, además de que notó que interrumpió algo recientemente.

—¿Y bien?

—Jimin...— Él lo mira fijamente a los ojos, Jimin se ve relajado. Cómo se notaba que matar a las hijas de Jin-Young había mermado la tensión de hace unos días. —Quiero saber la verdad.

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