UNIDOS POR LA VENGANZA

(85) PREOCUPACIÓN

Los gritos de emoción se escuchaban por toda la casa, y fuera de si, el reencuentro de ambos había provocado un escandalo desde el segundo en el que Jimin entró a su habitación, luego de que Yeo le había especificado de que ahí estaba Taehyung descansando. Ver a su amigo en lo más profundo de su sueño, le incitó a querer aún más lanzarse encima de él, despertándolo de repente y asustado mira a todos lados de la habitación mientras colocaba su mano sobre su pecho.

En el momento que Taehyung se da de cuenta quién es la irritante persona que le ha despertado con el corazón en la mano, lo maldice y seguido se le lanza para abrazarlo y decirle lo mucho que lo ha extrañado. Le agradece por haber cumplido con esa promesa y sacarlo de ese infierno de vida, lo abraza con fuerza y de la emoción le es imposible aguantarse las ganas de llorar, pero como está con Jimin, se siente en la total liberta para dejar salir sus sentimientos.

—Ya todo está bien...— Jimin lo consoló, lo dejó que llorara todo lo que tenía que llorar y luego lo llevó a bajo para presentarlo a Yoongi y para que pudiera ver a Minki.

El niño no dudó en correr hacia los brazos de su tío Taehyung, a penas él cruza el umbral de la puerta. Estaba feliz porque ya pronto sería sus cumpleaños y ahora su tío podría estar en su día, y es que era magnifico. Sería el primer cumpleaños que lo pasaría con toda su familia, ¿Qué tan emocionante llegaría a ser ese día?

—Tío Tae, estoy feliz de verte.

—Yo también mi pequeño royito de canela..— Usó ese antiguo apodo recordad la obsesión que el niño tuvo por ellos. —¿No los volviste a comer verdad?

—Solo unos cuantos.

—¿Quién te dió royos...— Jimin pretendía preguntar por quién habría sido la persona, pero con solo mirar a Yoongi que se ve desentendido por la pregunta que le están haciendo a Minki, ya puede entender. —Okay, Yoongi. En el futuro evita darle tantos royos de canela.

—No entiendo...— El necesitaba saber a que venía todo esto.

—Te explico después, por ahora te presento a Taehyung...— Él italiano bajó al niño y saludó con un estrechón de manos.

—Un gusto poder conocerte por fin, Yoongi.

—¿Al fin?

—Mi amigo me habló mucho de ti.

—Okay...— Yoongi deshizo el apretón de manos y miró a Jimin. —Yo tengo cosas que hacer, los dejo para que puedan hablar. Vamos Minki.

El niño se despidió con la mano y corrió al lado de su padre, ambos quedan solos. Jimin saca unas cervezas del refrigerador y las deja sobre la isla de la cocina, se sientan en los taburetes y él primero en abrir su lata es Taehyung. Da un largo sorbo disfrutando del amargo sabor de la cerveza y su fría temperatura que la hace disfrutar aún más.

Comienzan a hablar y antes de ir al punto importante, Jimin le pregunta a su amigo como ha sido su vida desde que dejaron de verse, a lo que Tae le comenta que no hubo ni un solo cambio, no había nada distinto en su rutina que fuera estar en ese burdel o estar en casa de Jin-Young o uno que otro cliente magnate que tuviera la confianza de David. Así se basaba su vida, solo ir de cama en cama todos los días y no es que no se disfrutara, pero cuando se volvía rutinario y no tenías más opción que hacerlo, se vuelve aburrido, ya no es tan divertido como en un principio.

Con lo poco que tenía para contar, prefiere saber que ha sido de la vida de Jimin, porque estaba seguro de que había demasiado por oír, por Dios, era Park Jimin, siempre hay una historia que escuchar y lejos de la realidad no estaba. Jimin procede a contarle todo lo que le ha sucedido en todo este tiempo, mientras hablan cada vez hay más latas de cervezas vacías, la charla se va haciendo más larga con los detalles que va dando. Incluso le cuenta sobre la profesora y Taehyung hecha una broma de como era posible de que aún viviera; obviamente en un tono de que solo él y Jimin escuchara; no podía dejar al descubierto a su amigo que estaba luchando por ganarse la confianza de Yoongi mediado fingía que aceptaba a la profesora.