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Los enormes ojos miraban con orgullo su gran creación. Minho sonrió en grande cuando la última parte estuvo soldada. Y el crujido masivo de sus huesos escandalizó la paz una vez se levantó de la silla. Miró a su alrededor, localizando el reloj digital en su escritorio.

7:00 am.

Dio un largo bostezo y salió del almacén dispuesto a despabilarse un poco. Sus pies se arrastraban en el pavimento. La pesadez de los mismos era terrible y comenzaba a lamentarse por no querer levantarse ni cinco minutos de su lugar.

Se le volvió agua la boca cuando el exquisito olor a café se impregnó dentro de sus fosas nasales. Se dejó guiar hasta la cocina improvisada, notándose hipnotizado por aquel aroma envolvente. Escuchó el ligero sonido de algunos trastos y avanzó con cautela para no llamar la atención. Vio enfrente suyo al segundo menor. Este andaba de un lado al otro, cantando en voz bajita alguna canción de IU, mientras parecía preparar ramen y kimchi. El menor se notaba ansioso, lucía como si quiera concentrarse en lo que estaba haciendo y no distraerse con algo más. Minho se aclaró la garganta, llamando la atención del menor, este le miró y se apresuró a servir café en una taza, para luego ofrecerlo al mayor.

—¿Ya terminó, hyung?

—Sí, Seungminnie —suspiró, dando un pequeño sorbo a la bebida—. Esto es delicioso, lo necesitaba con urgencia —murmuró, gustoso—. Por cierto, ¿Qué haces despierto a estas horas? —se interesó.

Seungmin dejó un vistazo a lo que se cocinaba en la estufita y se giró hacia su mayor, sentándose en la silla de enfrente. Su mirada lucía cansada, sus cabellos desastrosos solamente confirmaban que no estaba en muy buenas condiciones. No obstante, se las ingenió para demostrar una sonrisa.

—Se me fue el sueño y pensé en prepararles del desayuno —respondió con simpleza—. Usted debería tomar un descanso, estuvo trabajando toda la tarde y toda la noche.

—No es necesario, con este café me será más que suficiente —tranquilizó—. Aunque, tu respuesta no me deja confiado, ¿seguro estás bien?

—Lo prometo, hyung —aseguró, levantándose de la silla para seguir con sus asuntos.

Un rato después, la gente comenzó a despertar. El resto del grupo se reunió en el comedor y probaron del desayuno que Seungmin hizo para ellos. El buen humor de todos alentó a una reunión armoniosa, mientras se llenan las barrigas antes de sus pruebas. No obstante, una mirada gatuna no dejaba en paz al de aspecto de cachorro.

Éste sonreía a los comentarios de los demás, pero luego aquella mueca perdía toda vida cuando la atención se apartaba de él. Además de que sus comentarios eran flojos y no había molestado a los mayores en todo el rato.

El de cabellos salmón aprovechó la lejanía de Bang con el resto de los chicos para acercarse a este y hablar sin preocupar a los demás.

—Chan-hyung.

El aludido le miró, retirando su vista de la tableta electrónica. Se recorrió unos metros de su asiento y permitió al otro sentarse a su lado. Minho acató el gesto y se sentó, mirando a los menores frente a ellos.

—¿Sabes qué está pasando con Kim Seungmin?

El pelinaranja llevó la mirada curiosa hacia el mencionado. Kim estaba hablando con Felix y Jeongin de manera calmada. Los tres parecían tener una conversación profunda porque en ningún momento se mostraron sonrientes o divertidos.

Bang Chan sintió una punzada, producto de su ataque de pánico. Cerró su tableta y la colocó al lado, dejando su completa atención en los miembros y no en el aparto que esperaba por la conclusión de la nueva página de su diario.

NOEASY || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora