[Corrigiendo]
Atención.
Este es un comunicado para todos los ciudadanos residentes de este país.
Recientemente Seúl se ha visto implicado en una serie de acontecimientos desalentadores. El equipo de salubridad del gobierno y la guardia nacional de...
A mis futuros hijos, estudiantes, o curiosos que tienen este diario en sus manos, dejé esta hoja en blanco al inicio de este diario para cuando sea mi último día de vida.
No sé qué ocurrió, la situación se volvió insostenible y ahora no puedo controlar mis palabras ni emociones más que por un mísero momento. Mis intentos por terminar con la rebeldía de los más jóvenes se me ha salido de las manos. Mi experimento minuciosamente estudiado ha desarrollado un defecto que lo hace peligroso y sé que tengo la culpa de ello.
Mi piel arde, me siento aturdido y una furia inexplicable me quema la garganta. Mis sujetos de prueba han sobrepasado la cuarta fase y ahora están buscándome para lavarme el cerebro y unirme a ellos.
Las personas amables y atentas que eran hace unas semanas atrás, ahora se han vuelto unos malditos animales crueles y violentos. El ejercicio de sus cerebros es fascinante y el muro de sus oídos se volvió descomunal. No tengo manera de probarlo, pero todos ellos han perdido el control de sus pensamientos, la frustración que los ahoga, los motivó a desprenderse de sus propias pieles, con tal de drenar la furia que los atormenta.
El laboratorio se volvió una zona de guerra. Muchos lograron escapar, pero otros –entre ellos, yo–, no tuvimos tanta suerte.Los Tipo C, son mucho más aterradores y amenazantes que los de las cuatro primeras fases. Es indispensable mantener un escudo sonoro que proteja los oídos y la mente protegida. Debido a la sorpresa del incidente, he fallado y no he conseguido construir la vacuna contra mi propia creación. Sin embargo, he dejado el instructivo de la cura oculto en la mesa del escritorio.
No quería que esto pasará. Pero sucedió. Los Tipo C yano son seres pensantes y ahora sólo quieren alimentarse de la amargura de los otros.
Sé que ya han olido mi arrepentimiento, puedo escuchar sus voces susurrándome y sus pasos amenazantes acercándose hasta aquí. Voy a morir, no hay de otra, tengo que aceptarlo.
A mi gran amor, Margaret y a mis preciosos hijos, quiero que sepan que yo los (rastros de sangre).
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