Capítulo XXIII: Alba y Ocaso

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Skylar

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Armarse de valor para salir de su habitación y encaminarse por el pasillo sin dudas fue la parte fácil. Por suerte, no se habían topado con Traian y eso le implicó a Skylar un considerable alivio. Sabía que era inevitable, pero eso no quería decir que no estuviera dispuesta a alargar la llegada de ese momento todo lo que le fuera posible.

Una parte de sí comenzó a sentirse utilizada, mientras sus pensamientos sobrevolaban cada beso y momento en los que llegó a pensar que Trai podría estar sintiendo lo mismo que ella por él... Las conclusiones se superponían una sobre otra en su cabeza, aplastándola y haciendo que el simple hecho de respirar resultase en un doloroso esfuerzo. La posibilidad de que todo lo que experimentó por medio de su vínculo, todas las señales que creyó vislumbrar, no fueran más que reacciones físicas, la atormentaba. "Un chico reaccionando a una chica".

"Irónico", pensó, teniendo en cuenta lo mucho que deseó ese tipo de normalidad la noche anterior. Claro que también había otra gama de posibilidades, pero ninguna que pudiera servirle de consuelo. Tal vez no cumplió con sus expectativas, tal vez solo estuvo experimentando con su humanidad... o peor aún, se arrepintió de comenzar a sentir algo más por ella por todos los riesgos que eso conllevaría, después de todo, ¿no había echado ya toda su infancia y parte de su juventud a la basura por protegerla?

Quienes osaban quererla terminaban efectuando sacrificios sin retorno o perdidos en la oscuridad.

Sus padres, su abuela, Traian, Christian, Addy... Todos a quienes ella amaba, habían tenido que sufrir cosas horribles.

Si Trai decidió dar un paso atrás, Skylar no podía culparle.

Deseaba creerse a sí misma tan valiente como para dejar a un lado sus sentimientos, separarlos de su relación como dragón y jinete, superarlos y formar una relación con Trai similar a la que compartían Freya y Charles, de manera que todo lo demás se perdiera en el tiempo... pero las cosas estaban todavía demasiado recientes. Aún podía sentir la calidez de sus brazos, su mirada recorriendo su cuerpo durante la danza de fuego...

"Nos espera un largo tiempo juntos".

Esas fueron sus palabras en la torre oeste, las mismas que se clavaban en su corazón con cada recuerdo de la noche anterior, una y otra vez.

Dios... No podía ser tan difícil...

Pero lo era. Lo peor de todo era el querer estar cerca de él y al mismo tiempo sentirse incapaz de hacerlo. La conexión entre dragón y jinete los llamaba y creaba una irremediable necesidad de cercanía con tu compañero. Podía sentir el esfuerzo que le implicaba a Traian no estar cerca de ella en este momento, pero eso no quería decir nada.

"No es más que el instinto del lazo" —se dijo así misma con pesar.

La quería, pero no del mismo modo en que ella lo hacía.

"No debí dejar que esto llegara a tanto".

Traian descuidó un instante las puertas de su mente y Skylar advirtió su incomodidad ante lo que imaginaba que sería el gentío al que ella misma tendría que hacer frente muy pronto. Podía escuchar el rumor de sus voces, así como el arrullo de la música instrumental a través de él, mucho antes de que estos llegasen a sus oídos.

Trató de enfocarse en él, simplemente no pudo evitarlo. De los libros que estuvo estudiando durante sus días de reposo había aprendido que, si se concentraba lo suficiente, podía llegar a ahondar en su mente siempre y cuando este mantuviera las puertas abiertas para ella, lo que era bastante útil en el campo de batalla para prever los movimientos de tu compañero, pero al encontrarse entreabiertas la cosa se complicaba. Quizás pudiera rescatar algo antes de que este se diera cuenta... algo que pudiera decirle cómo se sentía él con todo esto...

El legado de Orión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora