Keller Foxter
-Buenos días -dice Kirah.
-Buenos días señorita Meller.
Ella se detiene un momento, cuando estoy justo por preguntarle si algo le pasa, ella continúa su camino.
Ella y otro chico pelirrojo se han sentado juntos las últimas dos semanas y no sé si me agrada la idea de que tenga amigos, por una parte me encanta verla interactuar con otros, por otra no me gusta que él se le acerque tanto.
La clase empieza, como siempre todos me prestan atención, pero escucho unas risas, volteo mi mirada hasta donde Meller y correcto ella y su «amigo» están disfrutando de algún buen chiste.
Impulsado por la molestia que me causa la interrupción digo:
-Si algo les causa gracia, seguro querrán compartirlo con la clase ¿No?
Ella deja de reír mientras el chico intenta aguantarse. Me molesta que él no sienta remordimiento y también que la sonrisa de ella se allá borrado.
-Em... Em... No es nada interesante -responde ella, lanzándole una mirada a su amigo, por un momento me da pena lo que le hecho pasar desde el comentario que hice hace dos semanas.
No soy bueno disculpándome pero por ella podría cambiar eso.
-Si, señor Foxter nada importante -pero su compañero no logra aguantar la risa.
-Yo no se ustedes, pero yo si tengo curiosidad -le menciono a la clase.
Camino con rapidez al auditorio, al llegar a su frente tomo las notas, con un ligero roce de dedos que logra mover algo en mi interior.
Lo tomo y leo para mí.
Notas cómo te mira mientras da la clase.
R.
Se que se trata de mi, con solo leer esto.
Estás loco, no me mira diferente.
Kih.
Es cierto, miro a todos igual, creo.
Sus ojos verdes te penetran fuerte.
R.
Okey, mejor no leo más.
Su cara se tiñe de carmesí ¿Sería raro pensar que me gusta su forma de sonrojarse?
Sí lo sería, es tu alumna.
-Señorita Meller, hablaremos al terminar la clase y no vuelvan a mandarse notas en mi clase, no estamos en secundaria.
Bajo el auditorio.
Cuando la clase ya está por acabar le recuerdo la charla pendiente.
Yo recojo algunas cosas del escritorio mientras ella decide si acercarse o no. Al final decido dar el primer paso.
-Kirah ¿Puedo llamarte por tu nombre? -pregunto con cautela.
-Si, profesor.
-Llamame Keller, ese es mi nombre, para eso está y tutearme no te preocupes.
Ella se sorprende pero habla:
-Keller... Em, sí ¿Que quiere hablar conmigo?
-Queria pedirte disculpas, se que han pasado dos semanas, soy muy malo para disculparme pero creo que mereces una. Mi comentario te incómodo y dio cabida a rumores. Lo siento, enserio.
Abre los ojos, mucho.
-No me mires así, no me ha crecido otra cabeza -menciono algo sonriente.
-Esta perdonado... Tranquilo.
-Gracias.
-Gracias a usted, sus clases son muy buenas.
-Tu eres muy inteligente no te quietes mérito. -nos observamos- recuerda si necesitas ayuda con algo, me dices.
Ninguno menciona las notas.
Luego sale del salón.
. . .
Al siguiente día, estamos en clases y una estudiante se acerca.
-Profesor, Keller ¿Puedo llamarle Keller? -dice alargando las vocales.
-Prefiero que se dirija a mí por mi apellido, señorita.
-Señorita Grace -me corrige, lo que consigue que alce una ceja.
-Señorita Grace ¿Que necesita?
-No entiendo un tema, ¿Podría mostrarme? -Se alza hacia delante dejando un panorama de sus pechos. Volteo la mirada hacia su cuaderno para no ver de más.
Le explico el tema.
Es la segunda vez que lo hago porque al parecer «No entiende», hasta que una melena castaña se acerca a nosotros.
-Profesor, tiene un momento -habla esa dulce voz.
Antes de poder responder la rubia habla:
-¿No ves que me está explicado un tema? Que mala educación tienes ¿Tus padres no te inculcaron no interrumpir a los mayores?
Cuando estoy por defenderla, Kirah enuncia palabra:
-Disculpa si llevas media hora con el profesor y no puedes concentrarte por estar más pendiente de mostrar tus tetas, pero otros si nos concentramos en aprender.
La rubia indignada, se intenta dirigir hacia Meller, pero yo lo impido parándome de mi escritorio y acercándome a la chica de la cual ya no recuerdo su nombre y agarrándola de su brazo.
-Señorita, si necesita ayuda puede contratar un tutor, conozco algunos que podrían funcionarle, ya que yo no ofrezco esos servicios.
-Ya escuchaste Meller, puedes largarte.
-Disculpe señorita ¿Graham? Era para usted.
La clase al ver el espectáculo, se empieza a reír, mientras Gra... Que se yo, se pone roja de furia.
. . .
Al final de la clase la única que queda en el salón es Kirah que me mira y al notar la mía, continúa guardando sus cosas, su «amigo» no ha venido ¿Debería molestarme que eso me alegré?
Cuando está apunto de salir menciono:
-Gracias por salvarme.
Ella voltea y sorprendida como siempre que tenemos una interacción responde:
-No pasa nada. Alguien debía ponerla en su lugar.
-Cierto.
Da media vuelta pero al parecer se acuerda de algo.
-¿Podría darme los contactos sobre las tutorías?
Me doy cuenta de que no me tutea a pesar de mi petición la vez pasada.
-¿Por qué? ¿Necesitas ayuda?
Ella suspira.
-El último tema no fue de mi total comprensión, me gustaría un refuerzo. So, solo serían dos o tres clases.
-Yo podría ayudarte -respondo rápido.
-Pero usted dijo que...
-Sí, que no ofrezco esos servicios, pero hay excepciones.
Y tú eres la excepción.
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Y tú eres la excepción AAAAAHHHHH MUERO.
Un hombre así por favor!!!
¿Que les pareció el capítulo? Sepan que amo sus comentarios y interactuar con ustedes, así que no tengan miedo de decirme si opinión, todas son recibidas, claro sin ofender y con respeto.
Los quiero mucho mis fueguitos. 🔥
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Hoy tengo clases
RomantikCuando a Kirah su pareja, con la cual lleva cuatro años, la termina, ella decide que quiere amoldarse al sofá de su casa y comer helado hasta estallar, pero por casualidad de la vida conoce a Keller un joven rubio que con su corta edad a conseguido...