Capítulo 9. Pasando de mí.

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Maratón 3/4

Keller Foxter

-Señorita Meller a la pizarra -eran unas de mis frases favoritas, porque significaba que podría verla desde más cerca y admirar parte de su perfil y frente.

Justo al pasarle el marcador nuestros dedos rozaron, el marcador cayó al suelo, ambos nos agachamos a tomarlo, causando que nuestras frentes chocarán. La agarre de los antebrazos y me disculpé, topando la parte donde se había dado, que ahora padecía una pequeña roges, la clase permaneció en silencio, ella se apartó primero como todas las veces que hacíamos contacto físico. Tomo el marcador esta vez sin tocarnos y resolvió los ejercicios de la pizarra. Era obvio que lo lograría era muy inteligente.

Justo hoy teníamos nuestra primera tutoría, era para reforzar el tema de la teoría de mosaicos, no había comprendido algunos cálculos y yo como buen maestro le propuse ayudarle. Comprendí porque no los había entendido a la primera ya que a mí me había tardado dominar el tema.

La clase había llegado a su final, cuando solo quedaba ella en el salón decidí arrastrar una silla a mi lado, ella tomo asiento a mi lado un tiempo después.

Me pasó sus apuntes.

-Me gustan -dije mirándole, hasta que recapacite mis palabras- los, los apuntes digo, están bien organizados sin más ni menos de lo que se necesita.

De paso le sonreí.

Dijo un seco «Gracias».

Empezamos con las teorías y luego fuimos a los cálculos que a la primera comprendió, me sorprendió, era muy buena estudiante, eso lo admiraba.

-Hemos acabado, ¿Has quedado con dudas? -pregunte, esperando que dijera que si para pasar más tiempo en ese salón, con ella.

-No, muchas gracias.

-Siempre.

Ella se paró de la silla, cuando había dado la vuelta por detrás, me fije que dejaba su lápiz, le sostuve la muñeca, ella se tambaleó y acabo sentada en mi regazo, ambos nos paralizamos por la situación y al voltear la cara nuestros labios quedaron a centímetros. Observo sus ojos cafés, que me miraban fijo, bajo sus ojos a mis labios, pero ahí reacciono. Se levantó deprisa.

-Se te olvidaba el lápiz.

Nuestros dedos rozaron, eso me gustó más de lo que debería.

Es tu alumna.

Es tu alumna.

Es tu alumna.

Me recordó la voz de mi cabeza.

Ella termino saliendo del salón, con su lápiz en mano y yo quedé vuelto un ocho con las cosas que sentía pero no debía sentir.

. . .

Cada vez la situación era peor, Melissa no dejaba de insistir en volver, la Gra... Que se yo no dejaba de insinuarse y ahora Kirah me ignoraba, había pasado una semana completa así desde el incidente en el que ella quedó en mi regazo. Había pensado que quizás la había incomodado pero no estaba cien porciento seguro de ello, joder, claro que fue eso, la había incomodado y ahora no me quería ni cerca, quizás pensó que fue intencional.

Su falta de comunicación conmigo me estaba volviendo loco, extrañaba nuestros roces de dedos, causarle una risa o ligera sonrisa, cuando me defendía de la rubia y claro cualquier conversación trivial que me ofreciera.

Pero ¿De que hablaba? Era mi alumna y no podía extrañar esas cosas de ella. Debía repetirme eso hasta olvidarme de ella ¿Que digo? no había nada que olvidar, porque nada había pasado.

-Necesito un descanso, disculpen.

Salí de aquel salón de clases y me dirigí al baño de caballeros más cercano. Me sostuve del lavadero, abriendo el grifo para echarme agua en la cara. Alguien entro al baño, gire para ver de quién se trataba, era la rubia.

-¿Se encuentra bien profesor? -pregunto, parecía algo preocupada.

-Señorita, es el baño de hombres, no debería encontrarse aquí.

-Vine a ayudarle con el cansancio.

Sin darme cuenta ya se había acercado y tenía sus labios sobre los míos. La aparte con algo de fuerza, si odiaba algo era las acciones sin consentimiento.

En ese pequeño contacto me di cuenta que los labios que hubiera querido besar no me corresponderían.

-No debió hacer eso, su carrera está en juego ahora, porque yo iré a la oficina del director.

-No, no lo hará -dijo la cínica al ver que iba a salir del baño.

-¿Por qué no lo haría? Usted acaba de robarme un beso sin consentimiento.

-Por que eso no es nada contra la foto que yo tengo de usted.

Giro su teléfono mostrado como Kirah estaba sentada en mi regazo. Su cara no se veía, pero cualquiera podría reconocerla.

-Acuse que yo también lo haré, diré que usted tiene una relación con Meller y podrá decirle adiós a su carrera como maestro y ella a estudiar en esta universidad. Usted decida.

Con eso salió del baño.





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Levanten la mano quienes quieren des pelucar a la rubia mal teñida.

¿Keller ya se dará cuenta de sus sentimientos?

¿Que pasara entre ellos?

Déjenme su opinión, los leo, recuerden que este es un maratón, pueden continuar para leer el siguiente y último cap del maratón. No están listos para lo que leerán.

Besitos de fuego. 🔥💋

Hoy tengo clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora