Capítulo 34.

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30 de marzo.

Los Angeles.

Madeline's POV:

Apoyé los auriculares encima de la mesa de vidrio, me apoyé en ella suspirando profundamente, estaba algo cansada y me sentía un poco mal pero no quería irme del estudio, últimamente era dónde mejor me sentía. Mi estómago rugió con fuerza haciéndome acordar que no comía nada desde ayer, tan sólo había tomado un frappuccino de Starbucks, estar obsesionada con esa bebida es poco, si por mi viviría a base de eso pero supongo que no es muy saludable. Rodeé la mesa y me senté en la silla giratoria de mi productor Damián, él no estaba, se había marchado hace rato pero yo me quedé, abrí mi libreta y con mi mano temblorosa comencé a escribir lo que quería gritar, lo que quería llorar, lo que quería decir pero no me animaba a hacerlo por miedo a no ser entendida. No quería que juzguen mis sentimientos como lo han hecho toda la vida.

Las lágrimas no tardaron en derramarse encima de la hoja blanca, sorbí mi nariz y suspiré. Estaba cansada de sentirme mal, de sentirme insuficiente.

Y había una explicación de porque me sentía de esa manera.

-

Me estiré en la cama y me quedé mirando un punto fijo, sabía que tenía muchas cosas que hacer, la verdad es que no tenía que estar perdiendo tiempo pero estaba tan cómoda que no quería levantarme. Junté fuerzas y salte de la cama para meterme directo hacia el baño para ducharme, no hay nada mejor que arrancar el día con una ducha fresca.

Me sequé el cuerpo rápidamente, me puse ropa interior limpia y caminé hacia mi armario para elegir la ropa, debía agarrar varios atuendos, por suerte Riley me había ayudado a escogerlos el día anterior. Metí todo en mi bolso y me vestí con un short de jean negro, una blusa suelta en color verde agua y mis sandalias bajas, pasaba de usar tacones altos, los dejaré para más adelante. Dejé que mi cabello se seque al natural, seguramente en la producción de fotos iban a maquillarme y peinarme así que deje mi rostro libre de maquillaje. Sólo me perfume, me cepille los dientes y metí lo que me faltaba en el bolso antes de salir de la habitación.

Bajé y la sala estaba vacía pero los ruidos desde la cocina llamaron mi atención, me metí encontrándome con Riley, Za y Mark preparando el desayuno.

- Buenos días -dije.
- Hasta que al fin te veo -Mark alzó sus cejas.
- Buenos días -Za me sonrió levemente.

Riley beso mi mejilla, me preguntó con su mirada si todo estaba bien, solo asentí con mi cabeza.

- A qué hora nos vamos? -pregunté mirando a Mark.
- Desayuna y nos vamos, la camioneta nos está esperando afuera.
- No hay problema, puedo desayunar más tarde -agite mi mano.
- No Made, desayuna -me miró un poco serio.

No dije nada, simplemente me senté y tomé un vaso con yogurt, cereales y una tostada con queso y mermelada. No tenía hambre pero sabía que mis mareos se debían a no comer bien, ni tampoco dormir lo suficiente. El desayuno fue normal, Za y Riley reían entre ellos pero a la vez me incluían en su conversación, Mark no despegaba la vista de su iPhone. Cuándo termine de desayunar me cepille los dientes, lavé mis mano y me despedí de mis amigos con un abrazo. Mark caminó adelante mío hablando por teléfono, salí de la cama y Marcos me saludo amablemente, besé su mejilla y me metí en la camioneta esperando a Mark ya que se había quedado afuera hablando, parecía estar molesto.

Mi iPhone vibró justo encima de mi pierna, lo tomé con curiosidad, un mensaje llamó mi atención.

Número desconocido:
Me dijeron que hay problemas en el paraíso. Te lo dije Made, no es ningún santo, ten cuidado.

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