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Cuando Jacob volvió con ellas ambas estaban mirando el interior de la pequeña mochila que Renesmee llevaba a la espalda

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Cuando Jacob volvió con ellas ambas estaban mirando el interior de la pequeña mochila que Renesmee llevaba a la espalda.

Tres pasaportes, varios fajos de billetes junto con dos tarjetas de crédito bajo nombres nuevos. Jacob y Lilith Wolfe y su hija Vanessa. Una afortunada familia joven que poseían unos billetes de primera clase a Punta Cana.

-Tendré que pasarme la mayor parte del tiempo a cubierto. –comentó Rosalie pero su voz estaba carente de emoción. No le importaba. No le importaba nada mientras Renesmee estuviera segura.

-Vamos, tenemos que buscar refugio antes de que llegue la noche. –la voz del chico sonaba firme a pesar del rastro de lágrimas que aún tenía en el rostro.

Jacob se había acostumbrado con rapidez a ser el alfa. Era algo innato en él. Pero Rosalie no soportaba órdenes de nadie. A pesar de ello, tuvo que admitir que tenía razón así que cerró la mochila mientras Jacob cogía a Renesmee en brazos e iniciaron la marcha.

Cuando llevaban media hora caminando a buen paso entre la nieve las primeras casas aparecieron. Viviendas aisladas. Rosalie aprovechó para robar algo de ropa para el lobo. Era el único que no iba vestido de forma adecuada para el invierno canadiense y llamaría demasiado la atención cuando llegaran a la civilización. Nadie en su sano juicio iba sin camiseta a bajo cero.

Ahí se inició la primera discusión.

-Es demasiado estrecha. –protestó Jacob colocándose la chaqueta. Sus musculosos brazos apenas cabían en ella.

-Pues discúlpame por no elegir entre la ilimitada oferta de ropa del tendedero de una persona. –masculló Rosalie poniendo los ojos en blanco. –Abróchatela para que no vean que vas sin camiseta.

Había sido imposible encontrar una camiseta que le cupiera.

-Si me la abrocho no podré respirar sin romperla.

-Pues no respires.

-Alguno de nosotros necesitamos respirar para vivir, Barbie. Si no respiro, moriré.

-Bien, vas pillando mi idea.

Se lanzaron dagas con la mirada hasta que una suave vocecita los interrumpió.

-Basta. –ambos vieron cómo sus manos eran cogidas por otra mucho más pequeña. El rostro de Nessie estaba arrugado por el enfado. –No más peleas. Ahora somos los que quedan. Mamá se equivocó, todos están muertos.

Esa última frase borró las ganas de pelear de ambos adultos. La culpabilidad ocupó todo el espacio del enfado.

-No estamos peleando, Ness. –se apresuró a decir Jacob, apretando su mano con dulzura. Hacer que su impronta estuviera bien era algo instintivo, algo básico. Además, adoraba a la niña. Era su ahijada, siempre sería su protector.

-Es que tío Jacob y yo hablamos así. –Rose apoyó las palabras del lobo y le dedicó una pequeña sonrisa a la niña. Fue un gesto que se sintió tenso, la pena que la invadía parecía haber congelado su rostro hasta convertirlo en piedra.

Los grandes ojos color chocolate de la niña –tan iguales a los de Bella que a ambos les dolía verlos- viajaron de uno a otro. Pareció creerlo porque asintió y su pequeño rostro se relajó de nuevo.

Rosalie la cogió en brazos e iniciaron de nuevo la marcha hasta acabar en un motel de carretera. Apenas había huéspedes así que era tranquilo y discreto. La recepcionista, una adolescente más pendiente de su teléfono que de atender con educación, apenas les dedicó un par de miradas. Cogieron una habitación con un par de camas por una noche. Al día siguiente irían al aeropuerto.

-Tenemos que alquilar un coche y conseguir algo de ropa para Renesmee y para ti antes de irnos. Y tendré que cazar. –comentó Rosalie en voz baja.

Jacob y ella estaban sentados alrededor de la pequeña mesa que había en la habitación. La vieja silla crujió ante el peso del hombre pero no se rompió. Renesmee dormía profundamente en una de las camas. Quizás era el shock, la pena o que verdaderamente estaba cansada pero apenas le había costado coger el sueño.

-Iré yo a comprar lo necesario, cuando vuelva tú vas a cazar.

La rubia frunció el ceño y tamborileó los dedos sobre la superficie de madera.

-Esto no va a funcionar así, Jacob. Yo no soy un miembro de tu manada. Aquí no eres el alfa. Ambos decidiremos lo que es mejor.

Jacob la miró cruzándose de brazos. Por suerte para la prenda, la chaqueta estaba tirada en un rincón de la habitación.

-Llamas demasiado la atención, rubia. Es más fácil que vaya yo.

Rosalie resopló pero tuvo que darle la razón. Su rostro era demasiado llamativo, demasiado reconocible. Jacob se colocó la chaqueta para irse con dinero efectivo metido en el bolsillo.

-Ten cuidado.

-Sí, mamá.

-Estamos en peligro, Jacob, en peligro de muerte.

El lobo alzó la mirada hacia ella y una sonrisa que se asemejaba más a una mueca se instaló en su rostro.

-¿No lo entiendes? Ya estamos muertos, Barbie, sólo nos negamos a admitirlo.

Y sin esperar respuesta se marchó, cerrando sin hacer ruido la puerta tras él. Sólo quedó la profunda respiración de Renesmee y la más superficial de la rubia.

Rosalie se cubrió el rostro con las manos, queriendo ocultarse de todo, huir de ese agujero que tenía donde debía estar el corazón. Respiró hondo en el refugio oscuro que formaban las palmas de sus manos para después cuadrar los hombros. Tenía cosas que hacer. No podía venirse abajo.

Ya habría tiempo de llorar después.






Me ha costado muchísimo tiempo hacer un banner y ni siquiera sé si está de mi gusto o no totalmente😭. Qué os parece? Y el capítulo? Espero vuestros comentarios y me gusta!🥰

Inesperado. | Rosalie x JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora