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El bebé de Helen y John nació sólo una semana después de terminar de amueblar la habitación de los bebés

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El bebé de Helen y John nació sólo una semana después de terminar de amueblar la habitación de los bebés. Era una pequeña cosita de piel oscura y grandes ojos negros que miraba a Rosalie fijamente cuando lo cogió en brazos.

-Es precioso. –le dijo mientras el niño agarraba uno de sus dedos con sus manitas regordetas. Jacob lo observaba justo a su lado, embobado.

-Claro que lo es, se parece a su madre. –comentó John con orgullo, dando un beso en la frente de su esposa.

Helen sonrió a su marido con sus ojos brillando de amor y después fijó la mirada en el vientre de Rose, su mirada se volvió más analítica, más profesional.

-¿Cómo lo llevas, Lilith? Estar de siete meses en un embarazo múltiple nunca es fácil.

Rose le pasó el bebé a Jacob, que estaba deseando tenerlo entre sus brazos antes de contestar. Podían escuchar a las niñas jugando en la habitación de Charlotte. Después de conocer al bebé, Renesmee se había quedado mirándolo con su pequeño rostro muy pensativo antes de que su amiga la arrastrara hacia su habitación, deseando jugar con ella.

-Me siento una ballena andante. –la mirada de su amiga estaba llena de comprensión- Y hace tiempo que no veo mis pies.

-Siguen ahí, por si te sirve de algo. –bromeó Jake aunque con su atención puesta en el bebé que arrullaba.

La rubia puso los ojos en blanco ante las risas divertidas de los Jones.

-Mi marido es una gran ayuda, como podréis ver. –Jacob resopló mientras ella sonreía divertida y pasó las manos por su vientre, una patada desde su interior le devolvió el gesto. –Pero estoy bien, soportaré bien este par de meses.

-Además ya lo tenemos todo listo para el parto en casa. –comentó Jake entregándole el bebé a su padre. Su mano agarró la de Rosalie en un gesto automático de cariño. –Estamos preparados para todo.

Intercambiaron una mirada cómplice. En realidad no estaban preparados para nada pero habían tenido tantas sorpresas en esos meses que, si se pensaba desde el lado positivo, estaban listos para cualquier cosa.


Renesmee se mantuvo en un extraño silencio todo el camino a casa tras la visita a los Jones. Los adultos intentaron sacarle temas de conversación en la cena pero la pequeña parecía sumergida en sus propios pensamientos.

No fue hasta la hora del cuento cuando por fin entendieron por qué.

-Los bebés son frágiles, ¿verdad? –preguntó con una vocecita débil y con sus ojos clavados en el vientre de Rosalie, que se había tumbado a su lado.

Apartó el cuento a un lado antes de responder.

-Sí, son demasiado pequeños para cuidarse solos así que nosotros tenemos que cuidarlos.

Inesperado. | Rosalie x JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora