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El silencio tenía tanto peso en el interior del coche que podría haber sido un pasajero más entre la familia Wolfe. Jacob conducía con la mirada clavada en el automóvil de delante, Jasper los estaba guiando hacia donde quisiera que estuviera su escondite.
Llevaban una hora y aún no divisaban nada ni remotamente parecido a un asentamiento.
-¿Queda mucho? –preguntó Nessie, situada en el asiento trasero entre las dos sillitas donde estaban sus hermanos. Sam dormía mientras que Alice se entretenía con un pequeño sonajero.
-No lo sé, cielo. –respondió la rubia observando por la ventana cómo se iban adentrando cada vez más en la vegetación mientras el cielo se oscurecía cada vez más. Agradeció haber reparado ella misma el automóvil porque dudaba que hubiera podido resistir un camino tan lleno de baches.
Jacob se mantuvo en silencio.
Les costó otra media hora más ver algo que no fueran frondosa vegetación. Era una valla de madera baja que se perdía entre los arbustos. La puerta estaba abierta y el coche de delante pasó por ella con seguridad.
-¿Dónde estamos? –murmuró por fin Jacob cuando el camino de tierra dio lugar a una explanada. En ella había varias cabañas de madera dispersas. Rosalie contó hasta doce.
-Parece...un camping abandonado o algo así. –respondió la rubia observando que la mayoría de las cabañas parecían viejas y algunas mesas de madera con bancos en el exterior estaban realmente desgastadas.
Los dos automóviles pararon frente a una cabaña más grande, parecía el edificio principal, en la puerta aún se podía leer "recepción". Cogieron cada uno a un bebé.
-No te separes. –le pidió un cauteloso Jacob a Nessie, que observaba todo con curiosidad entre los dos adultos.
No veían a nadie alrededor pero incluso el olfato menos desarrollado de Rosalie podía captar el olor a vampiro. Y a algo más.
Rose y Jake intercambiaron una mirada confundida. Olía a...
La puerta del edificio principal se abrió de golpe dejando salir a dos personas que corrían hacia ellos.
-¡JAKE! –gritó el chico.
Lobo. Olía a lobo.
Seth y Leah corrían hacia ellos. Rosalie estiró el brazo para coger a Alice con una sonrisa, aún impactada.
-Ve. –musitó.
Jacob tardó un poco en reaccionar, aún invadido por la sorpresa, pero en menos de dos segundos dos pares de brazos lo rodearon con fuerza.
-¿Cómo? ¿Cómo estáis vivos? –preguntó el chico cuando por fin se soltaron. Había lágrimas en sus mejillas.
-Es una larga historia. –contestó Leah apartándose una lágrima y fingiendo que no lo estaba haciendo. Dirigió la mirada hacia Rose mientras Seth abrazaba a Renesmee y casi la lanzaba al aire. –Esos son...¿bebés?
