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Rosalie observó a Jacob, profundamente dormido y se mordió el labio, inquieta

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Rosalie observó a Jacob, profundamente dormido y se mordió el labio, inquieta. No se arrepentía de lo que había pasado entre ambos. Tenía que admitir que lo había disfrutado, mucho. Pero nunca se había planteado que el sexo sería una variable entre ambos. Eso podía complicar la frágil paz familiar que estaban creando. Sintió que había empezado a caminar sobre un suelo de cristal.

Sin hacer ruido se levantó para escabullirse al baño. El agua caliente de la ducha eliminó parte de esa inquietud.

Cuando salió, ya vestida y con el pelo húmedo cayendo por sus hombros, Jacob seguía dormido. Suspiró aliviada, no le apetecía iniciar la charla que tendrían que tener cuando apenas había amanecido.

Rosalie nunca había sido una cobarde. En toda su vida. Pero se encontró a sí misma convenciéndose de que estaba bien ir a recoger a Renesmee en ese mismo instante, antes de que el sol la obligara a mantenerse oculta. Y antes de que Jake se despertara.

Silenciosa como un fantasma salió de la casa y se marchó a recoger a Nessie. Lo bueno de los niños es que, a menudo, en casas ajenas, se despertaban realmente temprano. Así que a nadie le extrañó que fuera a recogerla tan temprano e incluso ya habían desayunado tortitas.

Tuvo una breve charla trivial con los padres de Charlotte, que aún tenían una taza de café humeante en la mano y rechazó educadamente una taza para sí misma.

La vuelta a casa fue mucho más rápida de lo que hubiera deseado. Quizás Jacob ya se había marchado a trabajar. Era probable.

Sus esperanzas murieron cuando lo escuchó trastear en la cocina mucho antes de entrar. Se mantuvo ligeramente aparte mientras el chico atrapaba a Nessie entre los brazos, alzándola con una carcajada coreada por la niña.

-¿Te lo has pasado bien? -preguntó mientras la niña curioseaba los huevos revueltos que se hacían en la sartén.

-Muy bien. Charlotte va a tener un hermano. -anunció y su mirada pasó de Jacob a Rosalie con la curiosidad brillando en ellos- ¿Cómo se hace un bebé?

Los adultos intercambiaron una mirada en el silencio incómodo que siguió a la pregunta de Nessie. No era la mejor pregunta y mucho menos después de lo que había ocurrido entre ellos.

-Te lo explicaré después de desayunar, ¿qué te parece? -sugirió Jacob con un tono demasiado alegre pero Renesmee asintió, tenía un hambre bastante superior a otros niños. Tenían la teoría de que era por su condición de híbrida.

Ambos adultos intentaron sacar temas en la mesa del desayuno, varios de ellos los favoritos de Nessie para distraerla pero la niña era testaruda como lo había sido su madre así que cuando su plato estuvo vacío fijó la mirada en ambos de manera alternativa y repitió la pregunta.

-¿Cómo se hacen los bebés?

Rosalie notó un toque en su pie, Jacob le estaba indicando que empezara ella. Se contuvo para no poner los ojos en blanco al verlo escurrir el bulto.

-Verás, cuando dos personas se quieren mucho...-buscó de manera frenética una forma de responder adecuadamente pero sin que fuera demasiado irreal. La historia de las abejitas siempre le había parecido ridícula.- Cuando dos personas se quieren mucho se dan un abrazo...especial.

La niña parpadeó confusa.

-¿Especial? ¿Qué tiene de especial?

-La falta de ropa.

La respuesta de Jacob le valió una patada por debajo de la mesa que le provocó una mueca de dolor.

Renesmee parecía tan fascinada con el nuevo descubrimiento que no pareció notar cómo la mesa temblaba ante el golpe ni cómo la vampira fulminaba con la mirada al lobo.

-Así que para hacer bebés hay que abrazarse sin ropa. -reflexionó con su pequeño rostro totalmente serio- ¿Y ya está?

-Hay que ser mayor, como los padres de Charlotte. -aseguró con rapidez Jacob.

-¿Cómo vosotros?

El aliento de Rosalie se quedó atrapado en su garganta y Jacob se atragantó con el sorbo de café ya frío que estaba tomando.

-Nosotros no nos abrazamos así. -Rosalie odiaba mentirle a la niña pero, desde luego, no eran como los padres de Charlotte. Fingió mirar de forma exagerada el reloj colgado de la pared, como si no se hubiera dado cuenta de la hora. -Jake se tiene que ir a trabajar y nosotras tenemos que empezar las clases. Así que se acabaron las preguntas por ahora.

Su tono firme no dejó opción a réplica a la niña que acabó asintiendo, aparentemente satisfecha con las respuestas obtenidas. Jacob suspiro sonoramente, aliviado de poder escapar de esa conversación y Rosalie lo hizo mentalmente, feliz de poder escapar de otra conversación, la que aún no se había producido.





Esa noche fue a cazar en cuanto Jacob se ocupó de leerle un cuento para dormir a Nessie. No es que le hiciera especial falta pero seguía evitando a Jacob. No le duró mucho. Cuando llegó, el chico la esperaba en los escalones del porche. La punta de su cigarrillo brillaba de manera incandescente entre la oscuridad que los rodeaba.

-¿Buena caza? -preguntó mientras la rubia se quedaba de pie frente a él, ligeramente sorprendida de verlo aún despierto. Una sonrisa torcida se formó en su rostro- Nunca te vi como una cobarde, rubia.

Rosalie resopló y se cruzó de brazos, fulminándolo con la mirada.

-No me das miedo, perro.

-Yo no, pero parece que follar conmigo lo hace.

La rubia hizo una mueca de disgusto.

-No seas ordinario.

Jacob dio una calada y dejó que el humo escapara de sus labios antes de contestar.

-¿Prefieres decir abrazo especial? -cuestionó con un tono burlesco. Su sonrisa se difuminó un poco al clavar la vista en ella- ¿Te arrepientes?

Rosalie lo pensó durante un instante para después negar con la cabeza.

-No pero no quiero que afecte a Renesmee. Su estabilidad es lo más importante.

Jake asintió con firmeza.

-Lo sé. Seremos discretos.

Una ceja rubia se alzó.

-¿Quién te ha dicho que volverá a pasar?

Jacob apagó con parsimonia el cigarrillo en el escalón de madera y se levantó para acercarse a ella en apenas un par de pasos. Rosalie no pudo evitar observarlo. Su diferencia de altura, de casi una cabeza, hizo que le tapara la luz de la luna que quedaba tras él. No pudo evitar pensar en su calidez, en sus manos por su piel, en sus labios trazando caminos hacia sus lugares más ocultos.

La presencia de Jacob era algo físico, tangible, algo que hacía que sus nervios se tensaran de una manera nada desagradable.

Jacob se inclinó hacia ella, sus labios rozando su oído.

-Puedo olerte. -murmuró con voz ronca, tomada por el mismo deseo que había ocupado el cuerpo de la vampira.

Sus miradas se chocaron como un accidente de tren o como dos náufragos que encontraban puerto por fin. Y sus labios impactaron con la misma intensidad.

Acababan de sellar un pacto que ni ellos mismo sabían lo mucho que les cambiaría la vida.




Dos capítulos en dos días porque estoy inspirada con estos dos🙈🙈

¿Qué os ha parecido? Recordar darle amor. Nos leemos!🥰❤️

Inesperado. | Rosalie x JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora