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Rosalie llegó con la respiración entrecortada hasta donde se encontraba el enorme lobo marrón

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Rosalie llegó con la respiración entrecortada hasta donde se encontraba el enorme lobo marrón.

-Has hecho trampas. Has cogido un atajo. –se quejó la rubia. El lobo puso los ojos en blanco.

Habían decidido salir a cazar juntos, tener un poco de tiempo para ellos dos mientras Seth y Leah cuidaban de los niños. Llevaban casi una semana allí y no habían vuelto a ver a Jasper o a María. Empezaban a estar inquietos así que mantenerse en movimiento calmaba sus nervios.

Después de acabar con la caza habían echado una carrera hacia una pequeña charca, alimentada por una pequeña cascada oculta entre la vegetación. Rosalie aún no corría a la misma velocidad que los vampiros –aunque más que un humano normal- pero tampoco brillaba tanto bajo el sol, así que para ella estaba equilibrado.

Rosalie le sacó la lengua en un gesto infantil antes de acercarse al agua. Se descalzó para meter un pie en el agua, estaba fresca y contrastaba con el caluroso día. Escuchó un chasquido de huesos inconfundibles a su espalda.

-Probablemente haya caimanes ahí dentro. –le advirtió Jacob.

-Aquí no caben ni medio caimán. –replicó Rosalie divertida y se deshizo de toda su ropa con movimientos ágiles sin girarse. Después se metió en el agua, la charca era lo suficientemente profunda para cubrirla hasta casi el cuello. Observó a Jacob, el cual no se había molestado en vestirse tras su transformación, que la miraba con una sonrisa torcida desde tierra. -¿Vas a entrar o al lobito le da miedo el agua?

Por toda respuesta Jacob se lanzó hacia el agua, provocando pequeñas olas que impactaron contra Rosalie y le hicieron protestar cuando el agua la cegó momentáneamente. Cuando consiguió apartarse el agua de los ojos Jake ya estaba rodeando su cintura con un brazo, pegándola a su propio cuerpo.

-¿A quién llamas tú cobarde, uhm? –murmuró el lobo en su oído mientras Rosalie rodeaba su cuello con los brazos. Los labios de Jake bajaron por su cuello, provocando que un suspiro se escapara de sus labios. –Retíralo, rubia.

Rosalie estiró el cuello hacia él, dándole mejor acceso a sus labios mientras se mordía el labio inferior.

-Gánatelo, lobo.

La risa de Jacob fue ronca y mandó un escalofrío por la espina dorsal de Rosalie antes de que le hiciera rodear su cintura con las piernas. Su calidez mezclada con la piel más templada de la vampira era una combinación perfecta.

-Desafío aceptado.

La vampira sólo vio un atisbo de su sonrisa desafiante antes de que su boca fuera cubierta con ímpetu por la de Jacob.

Su partida de caza duró un poco más de lo esperado pero también fue mucho más placentero.

El buen humor de la pareja se esfumó cuando divisaron a María a pocos metros de su cabaña, claramente esperándolos.

Inesperado. | Rosalie x JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora