Capitulo 8

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Ya en la tarde, Hotu Matua se encontraba llegando de su agotador día de universitario. Venía con unos libros en la mano, debía estudiar, sin embargo, iba a ir a juntarse con Javiera y Lautaro, fue a su casa a dejar los libros para luego dirigirse a la plaza.

Al llegar vio a Javiera, hablando con Lautaro, el de origen mapuche, de vez en cuando besaba la mejilla de la chilena, haciendo que ella se sonrojase, lo que incomodó un poco a Hotu Matua. Ya que sintió ganas de también ser el quien le diese besos.

¿Qué le ocurría? Se suponía que solo gustaba de Lautaro. Pero se sentía algo celoso al ver como alguien más esté de cariñoso con ella. Independientemente si es Lautaro quien se tratase.

Al llegar con ellos dijo:

-amigo, controla tus hormonas. Jaja.

Lautaro y Javiera le miraron, Hotu Matua, sintió la rara –para él- necesidad de darle un beso en la boca a Javiera. Se sintió extraño.

Ella por su parte, a pesar de sentirse un poco incomoda dijo:

-bueno... para que nos citaste aquí?

-ahora también eres mi pareja, así que tengo el derecho de verte. –dijo el pascuense.

-en eso, Hotu tiene razón. –Dijo Lautaro- si vamos a tener un poliamor, debemos vernos más seguido.

-entiendo. –dijo ella.

-pero ella es mía! –dijo Lautaro abrazando a Javiera, con el objetivo de molestar en el buen sentido al pascuense.

-esto es un poliamor, así que acostúmbrate a compartir, ''niño'' –dijo Hotu Matua sonriendo con cierta burla

Fingiendo estar ofendido, Lautaro dijo:

-sigue soñando.

Javiera les miro extrañada, pero luego sonrió y comenzó a reír, risa la cual, fue algo encantador para ambos chicos.

De repente Hotu Matua, sostuvo el rostro de Javiera y le robo un beso. Cosa que sorprendió a Javiera, en cambio Lautaro, le miró algo molesto.

Eso era evidente. Le iba a costar tener que compartir a Javiera. Pero ya se iba a acostumbrar.

El pascuense y la chilena, cortaron el beso.

Un cariño tan grande como el amor que tenía por Lautaro, creció en el pecho de Hotu Matua, algo sorprendente, como aquel beso, despertó algo más que una simple amistad hacia Javiera. Un sentimiento que le encantó sentir.

Quería volver a besarla, nunca imagino que los labios de Javiera fuesen tan suaves, agradables y adictivos.

Se quedaron conversando un buen rato cuando de pronto, empezó a oscurecer, a lo que Javiera dijo:

-bueno wachines, debo irme a mi casa porque si no me van a retar.

-es verdad... entonces nos vemos el fin de semana en mi casa. –dijo Hotu Matua

-está bien. –dijeron Javiera y Lautaro al mismo tiempo.

Luego de despedirse, cada uno se fue a su casa.

Así pasarían los días...

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Continuará

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