Capitulo 11

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Una vez legando a la casa de Hotu Matua, tanto Javiera como Lautaro, notaron que estaban solos. La chica empezó a ponerse un poco nerviosa, los dos contrarios, lo notaron, Lautaro se le acerco diciendo:

-no te pongas nerviosa cariño.

-sí, no haremos nada que tú no quieras. –dijo Hotu Matua acariciando los hombros de la chica.

Javiera se sonrojo mucho, en ello, Lautaro le dio un beso en la mejilla, Javiera le miro, aun estando sonrojada, mientras que Hotu Matua comenzaba a besar el cuello de la chica, mientras disfrutaba del aroma del perfume que había en su cuello, era un aroma dulce y sutil, muy agradable para el pascuense, Lautaro comenzó a acariciar la cadera de la chica.

Haciendo que ella jadee un poco. Lo cual encanto a ambos contrarios, el menor de los tres, le plantó un beso apasionado, en los labios de Javiera, ella correspondió al beso.

-vamos a la pieza. –dijo el pascuense.

Javiera de repente se tensó, no era que no quisiera estar con ellos, era que estaba algo asustada, sería su primer trío, y a la vez su primera vez. El nerviosismo la carcomía por dentro.

El primero en notarlo fue Lautaro, quizás sea menor, pero no era tonto, sabía que ella estaba nerviosa y asustada.

-podemos dejarlo para cuando estés lista. –dijo Lautaro

-insisto en que no te obligaremos a nada que tú no quieras hacer. –dijo Hotu Matua

-el problema es... que yo sí quiero hacerlo... -dijo Javiera sonriendo leve

-entonces quédate tranquila, vamos a ser gentiles. –le hablo Hotu Matua al oído.

Sonrojando aún más a la joven, pero sonrió de manera coqueta, entonces fueron a la habitación. Al llegar, los tres se sentaron en la cama, Javiera estaba en medio, Lautaro a la derecha y Hotu Matua a la izquierda.

Lautaro comenzó a besarla, y Hotu Matua comenzó a acariciarle el torso, todo esto con máximo cariño y calma, para transmitirle tranquilidad y para que Javiera se dejase llevar por aquellas sensaciones que de a poco le eran placenteras.

Comenzó a jadear, y con ello, los besos de Lautaro se hicieron un poco más demandantes, y las caricias de Hotu Matua más intensas.

El mayor tomó la iniciativa desviando su mano, del torso de la chica hacia sus muslos, Javiera se estaba relajando, pues se dejaba llevar por el momento. El calor comenzó a subir, y se empezaron a despojar de sus ropas.

Y una vez estando desnudos, Javiera estaba muy sonrojada, tenía la mirada aún lado, se sintió un más nerviosa, cuando vio al pascuense y al mapuche sin ropa, en cambio, ellos, la miraban fijamente, embelesados con lo que veían.

El pascuense, le dio un beso en los labios a la chilena, el mapuche por su lado se dedicó a devorar el cuello de la joven.

Lautaro se dejó llevar un poco, al hacerle un chupón en el cuello de Javiera, haciéndola jadear con una mezcla de dolor y placer.

El menor, contempló la marca que le hizo en la comisura del cuello. El pascuense por su parte le molesto ver aquella marca en el cuello de Javiera. La dejo de besar para mirar con enojo a Lautaro.

-por qué la marcaste? –dijo el mayor algo enojado

-me deje llevar... -dijo Lautaro.

Hotu Matua miro a Javiera y dijo:

-te dolió?

-un poco. Pero no importa. –dijo Javiera sonriéndole

Hotu Matua miraba enojado a Lautaro, Javiera por su parte, quiso calmarlo, lo cual logró, al hacer que el quede recostado en la cama y ella se colocó sobre él.

Y la acción comenzó.

Ella comenzó a acariciar el torso del mayor, mientras rosaba su intimidad en el miembro del pascuense, haciendo que a este se le formara una erección.

-únete a nosotros, Lautaro... -dijo Javiera con voz seductora.

Él recién nombrado, se acercó, colocándose detrás de ella, empezando a acariciar el torso y pechos de Javiera.

Mientras ella se rozaba contra el miembro de Hotu Matua empezó a besar a Lautaro. Luego de un rato, el momento de la verdadera acción empezó.

Primero, fue Hotu Matua, quien la comenzó a penetrar, ella sintió algo de dolor, pero solo lo soportó. Lautaro le dijo:

-te duele?

-si, pero ya pasará... creo... -dijo Javiera.

-puedo...? –dijo Lautaro

-si. –dijo ella.

Lautaro comenzó a penetrarla y a acariciarle las caderas, no solo para acelerar el proceso de costumbre de la chica, sino también para relajarla.

Cerca de los ocho minutos, Javiera empezó a mover sus caderas, dando a entender que se acostumbró, a ambas intromisiones.

Comenzaron, a darle embestidas de manera lenta. Los gemidos por parte de ella y los gruñidos de parte de ambos chicos, no se hicieron esperar.

De a poco la intensidad de las embestidas, aumentaron. Y el calor aumentaba para ellos, volviéndose algo sofocante.

Luego de minutos de embestidas, gemidos y gruñidos, ambos chicos, salieron del interior de la chica, chorreando con sus fluidos, el torso y parte de la espalda de ella.

Con cansancio la chica se dejó caer sobre la cama exhausta y con la respiración entrecortada, Hotu Matua le dio un beso apasionado, mientras Lautaro comenzaba a besar el torso de la chica. Desde abajo hacia arriba, hasta llegar a su cuello.

-eres genial. –le susurró al oído el mapuche a la chilena.

Ambos le acariciaron el torso, ella solo sonrió.

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Continuará.

Nuestro PoliamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora