Era un día tranquilo, aunque no era tan tranquilo para Javiera, ya que por temas familiares debía viajar a Iquique a ver a una de sus tías, por tanto tenía una lista de pendientes previo al viaje, y uno de sus pendientes era despedirse temporalmente de Hotu Matua y Lautaro, al menos les daría un tiempo a solas, ya que desde que habían empezado con esa relación poliamorosa, el pascuense ni el mapuche, habían tenido tiempo para estar a solas.
Ella no era tonta, sabía que también había atracción entre ellos, aunque aún no sabía, porque ellos no eran capaces de demostrarse cariño estando ella presente. Así que ese viaje sería el momento ideal para ellos.
Esa tarde, Hotu Matua y Lautaro, fueron a ver a Javiera, al llegar, ella les recibió diciendo:
-hola cabros!
-así que te vas de viaje... -dijo Hotu Matua
-pensabas irte sin despedirte? –dijo Lautaro.
-sí, y no. Voy a Iquique a ver a mi tía que está enferma, y jamás me iría sin despedirme. –dijo ella
-los pololos de la Javi vinieron a verla! –escucharon a Bernardo gritar desde su pieza.
Tanto Javiera como los recién llegados se pusieron nerviosos, de pronto se escuchó al padre de Javiera decir:
-cómo es eso Bernardo?
De repente se escucharon las risas de ambos gemelos, los cuales no paraban de decir:
-lo pololos de la Javi llegaron.
Javiera por su parte no hallaba en donde esconderse, claro, sus hermanitos estaban gritando la verdad en forma de broma a los cuatro vientos.
-pendejos desubicados... -susurró ella mientras se cubría el rostro de la vergüenza.
Los gemelos seguían riéndose, pero una sola orden de su madre los hizo callar.
-Violeta! Bernardo!
Lautaro y Hotu Matua reían levemente estando en un estado de nerviosismo puro, en cambio Javiera susurraba a sus novios:
-serán chicos, pero no tienen ni una pisca de weones.
-y tus padres ya se dieron cuenta? –le susurro Lautaro a la chica
-no, aún no... -dijo Javiera
Haciendo suspirar con calma a ambos muchachos.
-eso creo. –continuó ella
-eso crees? –dijo esta vez Hotu Matua susurrándole a Javiera
-si lo saben, no lo han demostrado. Por eso tengo algunas dudas. –dijo Javiera.
Mientras los tres hablaban, ambos padres de Javiera miraban desde la puerta de su cuarto, como ellos se susurraban.
-les decimos? –le dijo Arturo a su esposa.
-deja que tomen valor y nos lo digan ellos mismos. –dijo Blanca a su esposo.
-tienes razón, deben tener más confianza para contarnos. –Dijo el padre- aunque no esté muy de acuerdo con la decisión de mi hija por quedarse con ambos y no solo uno.
-ya mejor entremos a la pieza, mira que pueden darse cuenta. –dijo Blanca volviendo al cuarto.
Arturo se encogió de hombros e imito la acción de su esposa.
Mientras tanto Hotu Matua, Javiera y Lautaro, fueron a la pieza de la chica y allí se encerraron, para poder estar más tranquilos.
Mientras tanto Arturo y Blanca se miraron el uno al otro, el hombre le dijo a su esposa:
-espero no hagan cochinadas.
-han pasado más de dos meses desde que nos dimos cuenta de ese poliamor, ¿en serio crees que no han hecho nada en todo ese tiempo? –dijo Blanca mirando a su esposo
-quieres decir que mi hija no es virgen? –dijo Arturo algo enojado.
-no te aseguro nada, cariño, pero tengo las sospechas de que ya hicieron algo. Además, son jóvenes, y tienen periodos hormonales. Es lo mismo que ocurría entre tú y yo cuando éramos más jóvenes. –dijo Blanca
Arturo se sorprendio ante eso, suspiro con cansancio y dijo:
-te lo tomas con bastante calma...
-Javiera es libre de querer a quien desee, con tal que no se descuide, a su edad, todo bien. –dijo la mujer sonriendo.
-tienes razón –dijo Arturo sonriendo levemente- así que tenemos a dos yernos...
-eso parece. –dijo Blanca sonriendo leve.
Y continuaron haciendo las maletas.
Mientras tanto, nuestros protagonistas estando encerrados en la habitación de Javiera, se encontraban dando cariño como despedida temporal.
Lautaro besaba el cuello de Javiera y Hotu Matua le acariciaba el torso y los muslos.
Mientras ella jadeaba silenciosamente, para no despertar sospechas a su familia.
-cuando vuelvas.... –hablo Hotu Matua con voz ronca
-te vamos a dejar sin caminar. –dijo Lautaro con su voz igual de ronca.
Javiera se mordió levemente el labio inferior, le encantaba que ambos le hablasen en ese tono. Se le hacía muy sensual.
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Continuará.
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Nuestro Poliamor
RomanceDe una amistad desde la infancia, hasta convertirse en un amor tan grande y mutuo, como el que lo sentían Hotu Matua, Lautaro y Javiera. abran problemas que deberán enfrentar y demostrar que lo suyo es más que una faceta experimental adolescente. l...