Capitulo 22. Lo sometido es deuda

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Capitulo 22

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Capitulo 22. Lo sometido es deuda.
Blue.
Suspiré. Habían pasado cinco días desde el dichoso y tormentoso momento con Dominic y Lukyan. Me encontraba en la sala de cine de esta gran mansión cuestionándome reiteradamente que dichosa deuda cobraría Dominic, y, siendo más específica, me preguntaba que quería hacerme en todo un día. Claro esta, lo primero que se me ocurre es sexo por doquier. Sin embargo, el hecho de que ya no sea virgen -Gracias a Lukyan- no quiere decir que ande abriendo las piernas a cualquier hombre con pito y dos bolas arrugadas y pegajosas.

—¿Que tanto piensas, azul?—interrogó Lukyan al tiempo en que pausaba la película que estábamos viendo, «The whale». Un poco triste y fuerte a decir verdad.

—¿Que es marcar a alguien en tu mundo, Lukyan?—decidi preguntarle directamente y sin rodeos. No podía más con ello.

     El se para de su sillón siguiente al mío y se va. ¿Pero que coño? Pensé.

     Todo era extraño y no quedaría con la duda. Sin embargo, no había mucho que hacer. Gia se fue como Lukyan demandó en esa pelea, cosa que, por supuesto, yo agradezco en el alma. Por el otro lado, Dante se quedó pero me ignora. ¡Quien diría que me ha besado! Así son todos, ni para que me sorprendo. Bandidos.

     Emprendí camino por el mismo umbral en el que pasó mi querido y misterioso secuestrador. Así es. Lukyan es un hombre fantásticamente talentoso en la cama, tiene un aura sexy más sin embargo no se me olvida que soy un juguete que lleva y trae aunque trate de simularlo como un cuento de hadas.

—Señorita Blue—saluda Nora, ama de llaves y tía de Lukyan. Aun no entiendo por qué tendría a su tía en la servidumbre—. Como se encuentra, pase por favor por los extremos del pasillo puesto que estoy limpiando, si no le molesta—me pide Nora, sin embargo, suena más como una orden.

—Claro—respondí e hice caso omiso. Por los bordes, por los bordes, por los bordes.

     Mientras iba tarareando una y otra vez esa frase me choque contra algo duro y alto. No podría ser una pared puesto que olía bastante bien. La gente no le pone perfume a la pared, ¿verdad? Solo mocos. O eso yo hacía a mis cinco años como colección, y luego, mi madre los quitaba con una espátula.

—Chiquilla—Oh no, esa voz la reconocía.

—Dominic—vocifere casi que temblando—. ¿Que rayos haces aqui?

—Que raro comportamiento, chiqui—me rodea dando vueltas y mirándome de arriba a abajo. Estaba apuesto, pero Lukyan más—. Pensé que me extrañabas.

—Pues tienes pensamientos muy idiotas, fijate—le respondo mientras le apartaba con una mano y seguía por delante. Pero me paró.

—T-t-t-t—expresa con sus dientes mientras se posa frente mio. Este hombre media dos cabezas más que yo—. Respétame. Ya sabes como soy.

Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora