Capitulo 23. Laberinto

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Capitulo 23

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Capitulo 23. Laberinto
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     Habían pasado minutos, quizás casi una hora desde que nos detuvimos en algún punto del camino en el que Dominic me llevaba. Todo era extremadamente extraño y algo me decía que el lugar al que íbamos era recóndito.

—Tengo hambre. ¿Tacos?—pregunté al aire puesto que no sabía si aún Dominic estaba a mi lado.

—Es Rusia, no Latinoamérica. ¿Qué tal un Pelmeni?—me propone a lo que volteo –aun sin poder ver su cara– y riendo.

—Cuando hablas nunca te entiendo. ¿Se te olvida que soy neoyorquina? No he probado tal plato y en casa de Lukyan solo me dan comida norteamericana. Supongo para sentirme mejor pero no funciona mucho que digamos.

—Así que "casa de Lukyan"—enfatizó—. Interesante.

     ¿Interesante?, ¿interesante que? Este hombre necesitaba una máquina con altavoces para saber que planea en esa cabeza. Nada bueno he de suponer.

     De repente sentí como me toma de la mano y me baja de la camioneta. Sentía pasos detrás y pasos delante, siendo así como lo pienso serán los guarda espaldas. Todo es un lío y espero no empeoren las cosas. ¿Por que Lukyan me dejo ir?, ¿Por que no lucha por mi? Si tanto odia a Dominic...

     Escuché como paraban todos al unísono y ruidos como de mantel y cosas moviéndose de un lado a otro empezaron a sonar. Mi ruso era bueno pero no nativo, por lo que no entendía casi nada. "Mover", "unir", "estrategia", es lo que logre descifrar. Además, Dominic hablaba exageradamente rápido. Algo así como Eminem.

Pase usted, señorita—me susurra al oído Dominic mientras me quita la venda de los ojos. Lo que vi me dejo como ¡Que onda con este tipo!

     Mi sorpresa era poca. Absolutamente toda mi ropa estaba rota y cortada entre sí haciendo que se unieran unas prendas con las otras y todo esto junto formaba un enorme mantel. Las bolsas que Lukyan tenía en mi habitación servían como "platos". Los zapatos tenían dentro copas, y, por si fuese poco, mis tangas y corpiños formaban un corazón alrededor del "mantel". ¿Este era el dichoso pícnic? Que romántico.

—Que creatividad—confesé. No estaba molesta, y si ese era su propósito fallo de manera extrema. Duelen las cosas que uno compra, sin embargo, nada de eso fue de mi bolsillo. ¿Que más da?

—¿Quieres saber por qué lo hice, B?

—Ya sabes que no me importan tus historias.

—Fue porque todo, pero TODO te lo quiero dar yo. Te reemplazaré todo si me tatúas y finalizas el ritual de la pareja del bajo mundo, a lo que llamamos "Flame"

—¿Por que? ¿Para qué haces todo esto? Es absurdo.

—Quiero que seas mi mujer. Mi dueña. Y yo tú dueño.

Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora