Capitulo 24. Oasis

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Capítulo 24

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Capítulo 24. Oasis.
Blue
     Habían pasado milésimas de segundos, minutos, e incluso me atrevería a asumir que un par de horas. La puesta de sol yacía en las montañas y yo no tomaba aún una decisión.

—¿Cómo coño ha pasado todo esto en tan poco tiempo?—. Me susurre a mi misma en un tono bajo y débil—Es que no entiendo nada.

     Y así era. Es como si fuese ayer que estaba en New York estudiando mariposas con mi padre antes de que se fuera por un cigarro y me dejase. ¡Pero vamos! Es que hombre no es gente. Pensé.

     Asimismo, es como si hace un tiempo no muy lejano estaba yo al borde de una cama de hospital visitando a mi madre, esperando a que, poco a poco, sus ojos se cierren permanentemente. Por lo que me pregunto cómo carajos llegué a un punto de mi vida en donde estoy jugando al laberinto con un mafioso con problemas mentales.

—¡A tomar por culo!—. Grité con la esperanza de que el dron que se apareció hace unas horas me escuchase—¡Que te den, pendejo! Me niego a hacer eso—afirmé con un tono totalmente decidido.

     Bueno, ¿qué más da? La vida es una mierda y todo es asfixiante y desgastante. Creo que veinte años viviendo son más que suficiente. Está matrix no es para mi.

     De repente escucho unas alarmas resonando alrededor de donde yo estaba. No sabía exactamente de dónde provenía el sonido.

Este no es un buen momento para que se acabe el mundo o haya un Apocalipsis. Pensé.

     Veo como los arbustos del laberinto se menean cual bailarín de salsa. Los árboles y demás se meneaban de derecha a izquierda y viceversa. Casi al instante, mis ojos captan un helicóptero con la intención –bastante estúpida– de aterrizar en una zona no apta para ello. Poco a poco se acercaba más al suelo y logró visualizar que Dominic asoma su cabeza y parte de su cuerpo.

—Por favor, cáete—. Susurre con una sonrisa malévola. Para variar, ¿dónde estaba mi amiga gallina?

     El helicóptero aterrizó un poco apartado de mi, supongo que Dominic no quería decapitarme –aún–.

     Del helicóptero bajaron tres guarda espaldas y Dominic. El piloto no bajó.

—¿Cómo estás, mi pequeña y dulce, B?—. Grita entre los arbustos, Dominic.

—¿Qué te importa? Deberías ir a ver si ya puso la marrana—grite de vuelta entre risas, aunque en realidad, me estaba cagando del susto.

    Pasaron unos minutos hasta que Dominic se adentró al lugar donde estaba y logró llegar donde me encontraba yo.

—No te cumplí, que vas a ha...—no tuve la oportunidad de terminar la oración cuando siento un sonido que aturdió mis oídos. Seguido a eso, un dolor en el costado de mi abdomen se hizo presente, y para variar, sentía mi ropa húmeda. Sin embargo, mi atención se fue en la mirada de Dominic: estaba completamente desorientado.

     Yo no entendía que estaba pasando. Me encontraba en un trance en el que no lograba despertar ni mucho menos razonar. Consecuentemente, sentía en la lejanía gritos y más sonidos ensordecedores. Aún así algo aún no cambiaba, y para ser más exacta, Dominic me seguía mirando.

     Bajé la mirada examinando a Dominic y sin querer queriendo encontré la razón de nuestro shock: el tenía un disparo y se estaba desangrando. Por su parte, el empezó a hacer lo mismo conmigo y sentí su mirada –medio ida– mirando mi cuerpo por lo que también me examine y tenía una herida y mucha sangre corriendo por mi cuerpo. Había pasado lo impensable, nos habían disparado.

¿Quién pudo ser? ¿Moriré? No debí decir que quería morir. Pensé, antes de que todo se volviera negro.







     Me levanté confundida, mareada, veía borroso, escuchaba un "bip", "bip", "bip" de alguna parte pero no lograba enfocar el que o el donde. Mi cuerpo se sentía enfermo e incluso entumido. Intenté hablar pero ni a balbuceo llegó ese intento. ¿Qué pasó?

     Escuché como tocaban la puerta. El espacio era irreconocible. Era un cuarto completamente rojo –e incluso la puerta– parecía que estaba en los sótanos del infierno.

—¿Lucifer?—intenté hablar.

     Era impactante lo que vi. Era el. ¿Cómo es eso posible?

—¿Tú?—solloce.—¿Tú me disparaste?

—Si—. Respondió bajo.

Y sin entender cómo o porque, empecé a llorar.

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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora