Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)

Capitulo 6. Mucama

Capítulo 6. Mucama.
Blue.
     Me levanto abruptamente en la madrugada gracias a mis pesadillas; y es que no era nada extraño o desconocido para mi, desde que murió mamá, me dejo tres cosas; una herencia, los recuerdos con ella y numerosas pesadillas donde la vi morir y deteriorarse en el hospital.

     Me levanto de la cama y me encamino al baño a lavarme la cara con abundante agua fría. Aveces me pregunto como podré olvidar o luchar contra esas pesadillas, son aun peor de las que estoy viviendo desde el día de ayer; entonces, un recuerdo viene a mi mente.

     Desnúdate. Dios, fue imposible no sentir vergüenza por mi misma al quedar en bragas y sostén mientras él pasaba en círculos a mi alrededor y me penetraba con la mirada, analizaba mi cuerpo, lo admiraba con sus increíbles ojos y a su vez, me desnudaba con su mirar. No puedo negar que fue una de las situaciones más vergonzosas de mi vida, nuca me sentí tan admirada pero intimidada a la vez, había fuego en su mirada, lo noté.

     Luego de ese suceso en la noche de ayer simplemente el se fue y me dejó sola, en medio de su despacho con mil preguntas sin respuestas, que molesto.

     Suspiro. No sé cómo haré de ahora en adelante o que me espera con este hombre, con mi comprador, pero bueno, ¿que se puede esperar de alguien sin saber cómo es? Necesito conocerlo, no quiero que me haga daño.

     Nuevamente, suspiro; me encamino a la cama y logro conciliar el sueño luego de un sonoro bostezo.

     Me despierto por un líquido frió y abundante por toda mi cara, ¡era agua helada!

—Pero que...—.Me levantó enfadada y me topo con Dante. Genial.

—¿Que crees que estás haciendo?—.Me pregunta este burlón.

—Estaba durmiendo, ¿aparte de tonto, ciego?—.El, como desde que lo vi enfadarse, frunce el ceño y aprieta la mandíbula.

—Es mejor que te calles—.Advierte señalándome.—Y ya levántate, tienes trabajo que hacer, sirvienta.

     Y riendo y dejándome a la vez confundida, se va, no sin antes como postre, tirarme un uniforme de empleada que más bien y a simple vista, parecía un disfraz como para una zorra, pero, aún así, ninguno le ganara a los vestidos de la subasta.

¿Sirvienta?, quien lo diría Blue.

—Nora, estoy cansada—.Protestó sedienta mientras dejo la trapera a un lado y me apoyo en el palo de esta.

—Ya niña, deja deja, si quieres me encargo yo—.Se ofrece. En estos momentos estaba trapeando aquella mansión que parecía que no tuviese fin, me dolían los brazos y para colmo, ya tenía ampollas. Por el otro lado, Nora es la ama de llaves y también, la cocinera personal de mi comprador, y también, sorprendentemente, su tía.

—Pero claro que no, yo podré, no te preocupes—.Le sonreí mientras miraba mis manos. Yo puedo.

     Seguí aseando, de arriba a abajo, de un lado a otro, en toda la mansión y sin parar; como consecuencia, termine con la palma en carne viva, ardían, pero no lo suficiente como para arrepentirme de que me haya esforzado.

     Estaba en el baño pasando mis palmas por el agua, y llorando en silencio a la vez; no por ser sirvienta, no por ser comprada, más bien por qué quisiera que mamá estuviese conmigo, aconsejándome, a mi lado; lloro por que me siento sola.

     Seco con delicadeza mis palmas y voy a la cocina.

—¿Duró ,no?—.Me pregunta con suavidad Nora y asiento un poco desganada.—Ya te acostumbrarás.

     Entonces, miro el reloj y me doy cuenta de que ya esta tarde ¡ni he comido por asearle la casa a mi comprador!

     Me siento mareada y le sonrió a medias a Nora, fue entonces, cuando suena el timbre de la casa. Nora, hace un amague de ir a abrir pero yo la paro con mi mano y le digo que voy yo, pero antes, esta toma la mano suavemente y me mira con preocupación.

—No pasa nada—.La tranquilizó y me encamino a la puerta, pero antes de abrirla, el se me adelanta.

—¿Pero que mierda haces vestida así?—.Me pregunta con enojo y baja su vista a mis manos.—¡¿Que es eso Blue?!—. Me grita.

     Y sin previo aviso, siento que caigo a un abismo y de repente, lo único que veo es negro y unos gritos que pareciesen que se oyeran a largas distancias.