Capitulo 3. Serás mi reina

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Capítulo 3

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Capítulo 3. Serás mi reina.

Blue.
Aún me encontraba en la misma habitación. Hace unos minutos me levante y la realidad me golpeó fuertemente, aún no creo que me haya pasado esto.

Es irónico, lo que me dijo aquel chico Max me lo repetían mis padres, –si, ambos–, y nunca le presté atención, hasta ahora. Ya veo por qué siempre dicen que las personas no aprenden hasta que les pasa.

Me levanto adolorida del suelo y me siento en el sillón dispuesta a pensar como escapar de aquí. ¿Escapar?, no hay ni una maldita ventana para mi tamaño, la qué hay que cabe resaltar que es la única, se encuentra en lo alto de la pared y a duras penas entra una tenue luz por ahí, y es del tamaño de mi cabeza.

—¿Que mierda piensas de la vida, Blue?.— me regañó a mi misma mientras apoyo mis codos en mis rodillas y meto mi cara entre mis manos.

Escucho la cerradura de la puerta y esta, se abre.

Mierda que me saquen.

Estaba alterada mentalmente, de verdad. Es decir, no llevo ni tres días en Moscú y ni un solo día en la universidad, ¡solo un día en mi apartamento!, y aún así me piensan secuestrar, ¡esto es magnífico!, nótese mi sarcasmo.

Entra aquella chica la cual se atrevió a engañarme.

Y qué ganas tengo de patearle el trasero, pero terminaría peor.

Entra junto a Max, que mala suerte, de verdad quería golpearle. Ruedo los ojos y los dos me miran furiosos.

—¿Con que salió ruda la mercancía?.—Pregunta Valentina acercándose a mi. Yo sonrío de lado y simplemente, le escupo en la cara.

Me encojo de hombros mientras ella me mira con más rabia aún y Max, se dispone a tapar su boca con la mano para no reírse.

Que no te noten el miedo Blue, no lo merecen.

Sigo con mi posición fresca y relajada mientras ella se limpia la baba de la cara.

—Maldita perra.— Gruñe y levanta su mano para golpearme pero Max la detiene.—¡¿Que haces imbecil?!— Grita histérica.

—No se toca la mercancía.—Le responde de forma seria y cortante.

Esto es divertido y a la vez, aterrador. Ver cómo este par de idiotas se retan con la mirada, y pasan de mirarse a mirarme a mi para que no escape, es sumamente...cómico.

Carraspeo y ellos voltean a verme.

—¿Ya terminaron con el jueguito?.— pregunto aburrida, y no mentía, en verdad estaba aburrida, parecían un par de críos principiantes, y aunque debería estar hecha nervios, ellos no me generaban eso, era imposible, solo daban pena ajena.

Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora