Capítulo 5. De su propiedad.
Blue.
Durante el recorrido hacia donde sea que el extraño aquí a mi lado que pago una suma exagerada de dinero por tenerme me esté llevando, no cruzamos conversación alguna. Era bastante claro que lo qué pasó hace un rato simplemente fue un impulso por no hacer de su compra –Por mi, claro.– algo incómodo.En el trayecto solo se dedicó a conducir a una velocidad considerable y a atender llamadas en ruso discutiendo todo el tiempo, colgaba y luego lo llamaba alguien más a cabrearlo más, y poco a poco su nivel de enojo incrementaba. ¿Curioso no?; a mi a duras penas me soportaba mi madre cuando me ponía pesada, no quiero imaginarme con este desconocido con humor pesado.
Me aburría tanto sin hacer absolutamente nada que recosté mi cabeza en el ventanal y admiré las pocas goteras que cada vez se incrementaban más, y cubrían el ventanal haciendo que me entrara sueño. Si, suena estupido, pero es verdad. Siempre que llueve me entra inmediatamente un sueño increíble, aunque claro esta, que no es extraño en mi dormir solo por que si, un descanso al año no hace daño, y más si se trata de dormir, un gran placer de la vida. Pero claro que si.
Cerré mis ojos y me deje dominar por el cansancio y caí en los brazos de Morfeo con la mera esperanza de que la angustia sea efímera, y la esperanza de tener un buen postor sea eficiente.
—Oye, Duch, levántate.—Siento como me sacuden el brazo y me remuevo bruscamente. Odio que hagan eso, me llena de rabia.
—Ya mamá, solo déjame...—Respondo a susurros somnolientos.
—¿Acaso no entiendes?—Pregunta el hombre desconocido y ahora me doy cuenta de que soy una imbecil.—¿Que esperas?—Pregunta de nuevo con menos paciencia.—¡Bájate!.—Sin rechistar, me quito el cinturón y bajo como puedo con esos tacones de aguja. Genial, ¿y ahora que?.
—Idiota.—Murmuró pero sé que logro entenderme.
—¿Disculpa?— Pregunta ese chico malhumorado.
—No te preocupes.—Sonrió hipócritamente.—Te perdono.
El frunce el ceño claramente enojado y con fuerza toma mi brazo y me encamina hacia dentro de la mansión. Simplemente no forcejeo, y mucho menos trato de soltarme, esta es la realidad.
Mientras él me lleva a no sé qué parte de este paraíso, yo me concentro en detallarlo un poco a medida que avanzamos.
Tiene un jardín delantero perfectamente podado y claramente se nota la elegancia y lo refinado que es dicha mansión; todo es tan perfecto que es algo extraño, no estoy acostumbrada a este tipo de vida y a dichos lujos y menos ahora que lo haré, no estoy dispuesta, solo me preocupa ¿que será de mi ahora?
—Entra.—No noté que habíamos llegado. Estábamos frente a una puerta gigantesca tal cual como la de la entrada de aquella casa de subastas, igual de alta pero más refinada. De solo imaginarme poner un dedo encima de esta me daba temor de liarla, mi suerte no es muy buena que digamos.
Niego tímidamente y él suspira con enojo.
Debería buscarse una novia para que le arregle ese humor.
—¿Que ha dicho?—Se cruza de brazos y me encara. ¡Cierra esa boca Blue, ya te metiste en problemas!
—Que ya voy a entrar.—Sonrió inocentemente y, con temor aún, toco como si fuese una melodía a la puerta.
¡Tin, tin, tin, tin, tin...tin, tin!
Ridiculo, lo sé.
El individuo malhumorado situado a mi lado hace un esfuerzo por no reír, lo sé. Lo que no sé, es por qué no lo hace, si anda por estos espacios con tanta familiaridad, me fue a comprar, y me trata como si él tuviese algún derecho sobre mi, ¡Pues que haga lo que se le venga en gana!; a menos que sea un idiota que se cree el dueño del mundo, cuando el que lo es es su jefe.
Sonreí ante dicha hipótesis.
El click de la puerta al abrirse no tarta en escucharse y, cuando iba a entrar un tanto segura –a quien engaño, estaba muy nerviosa–, se me adelanta el chico mal humor.
—Dante.— Joder. Lo único que hice al escuchar su voz fue quedarme paralizada, sentí mi piel poniéndose de gallina, los pelos de mi cuello erizarse, y como mis piernas flaqueaban y me dediqué luego a observarlo.
Santa mierda. Supongo yo, que si las miradas desnudaran, el ya lo estaría. Sin disimulo alguno analizo cada parte de su cara, sus facciones tan marcadas y varoniles, su casi que inexistente barba, como hace unas horas va igualmente peinado pero con su atuendo desaliñado; su corbata en su escritorio, dos de sus botones de su camisa manga larga de vestir abiertos por lo que se notaba su reluciente y fuerte pecho, sus mangas arremangadas y su cigarro haciendo que se vea guapo, informal, sexy y sobretodo poderoso e intimidante.
De todo mi gusto. Al salir de mis pensamientos abro los ojos de par en par. ¡Es el hombre que encontré en la casa de subastas afuera de esta antes de entrar!
—Я привел ее сюда, сэр.(la traje aquí, señor)—Le dice de forma educada y neutra –lo cual me sorprende como se evaporó su humor–, algo que no logro entender y la majestuosidad de hombre sentado frente a mi en su escritorio asiente en forma de respuesta, y Dante se retira sin antes darme una mirada de diversión. ¡Pero que bipolaridad!
—¿Q-que rayos hago aquí?— Con una inocultable timidez le pregunto, aún parada frente a la entrada de la puerta.
—Siéntate.—Su voz, Dios, es tan autoritaria que, como si fuese sumisa, lo hago. El sonríe ladino. —Así que Blue...¿eh?— Me pregunta esta vez con burla.—¿Esperabas resultar aquí?.
No, no es gracioso.
Niego. —Eso me pregunto yo.—Susurro lo suficientemente audible como para que el hombre aquí frente a mi, escuchase.
—Te lo dije.— Frunzo el ceño, no logro entender. —Te dije...—Se acerca a mi a pasos vacilantes y tranquilos.—Que ibas...—Se encuentra apoyado contra el escritorio pero a centímetros de mi cara.—A ser mía...—Con su pulgar acaricia mis labios.—Reina.— me guiña un ojo; por mi parte, sigo quieta, como una varilla.
—¿D-disculpa?
El ríe. Y qué risa. —Desnúdate.— me dice con una sonrisa y yo abro mi boca ligeramente.
¿Me está jodiendo?
—¿Que?— Preguntó aturdida, debe estar bromeando.
—Que te desnudes.—Vuelve a sentarse en la silla de su escritorio.
—¿E-e-estás bromeando, no?— De inmediato su cara se pone seria. No, no está bromeando, esto es en serio.
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Propiedad de Lukyan ( PDL libro 1. Deseo enfermizo)
RomanceBlue Duch, una chica nerd, alocada y solitaria. Lukyan Ivanović, multimillonario ruso, frió y calculador. La vida le da una mala jugada a Blue. Pasa de divertirse en una fiesta a ser comprada en una subasta. ¿Podrá brotar el amor entre dichos polos...